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EL SÉPTIMO ARTE DEL SIE7E ; The running man de Edgar Wright

  • EDDIE RINCTOYA
  • 1h
  • 3 Min. de lectura

¿Cuál será el límite del entrenamiento cuando la muerte se convierta en una parte aburrida del espectáculo?

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Han pasado casi cuatro décadas desde que The Running Man apareció por primera vez en la gran pantalla. Hoy, Edgar Wright retoma esta distopía televisiva con una nueva adaptación que, para algunos, revitaliza la historia original de Stephen King; para otros, resulta innecesaria frente al clásico ochentero que hizo icónica la versión de 1987, con un Arnold Schwarzenegger en pleno apogeo de su carrera. Lo cierto es que esta nueva entrega nos recuerda, una vez más, que Hollywood debería pausar su obsesión por los remakes y reboots de franquicias ya conocidas, pues no todas son tan esperadas ni necesarias.


¿De qué trata?


En un futuro distópico, The Running Man es el programa más visto: un reality mortal donde los participantes deben sobrevivir 30 días mientras son perseguidos por asesinos profesionales. Ben Richards, un hombre común, acepta participar para salvar a su hija enferma, enfrentándose a una carrera contra el tiempo, la violencia y el espectáculo.

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Su director


Edgar Wright es un guionista, productor, actor y director británico. Su cine es tan diverso como sus personajes: sus películas transitan entre la acción, el terror y mundos distópicos, siempre cargados de una comedia que desde lo absurdo hasta el humor negreo, todo unido por un uso rítmico y expresivo de la música.


Entre su filmografía mas destacada se encuentran Shaun of the dead (2004), parodia y homenaje al cine de zombies; Scott Pilgrim vs the world (2010), adaptación del cómic homónimo con estética de videojuego y cultura pop; y Baby driver (2017), una fusión de persecuciones y música que redefine el cine de atracos. Su estilo se caracteriza por el montaje coreografiado, el ritmo visual y el uso de la música como narrativa, elementos que han convertido sus películas en referentes de la cultura pop contemporánea.

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En The running man


Wright lleva este mundo distópico a una versión más fiel a la obra literaria de Stephen King, con escenarios imponentes, ritmo acelerado, una paleta de colores intensa y personajes excéntricos que refuerzan la narrativa del juego. Sin embargo, a pesar de su sello, la cinta no alcanza el frenesí visual de sus trabajos anteriores. Tal vez por la sombra de la primera adaptación, que, pese al paso del tiempo, conserva una estética mas marcada, asesinos mejor diseñados y actuaciones más recordadas, aunque no sublimes y eso es mucho decir al incluir a Arnold Schwarzenegger.


Los personajes, por momentos, parecen construidos únicamente para representar extremos: villanos inundados de poder y héroes que buscan justicia. Esta polarización simplifica los conflictos, y cuando los personajes que han luchado toda su vida por un cambio finalmente lo obtienen, comenten errores que debilitan su arco narrativo, ofreciendo soluciones demasiado sencillas y predecibles.

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La película intenta una critica social sobre los medios de entrenamiento como herramienta de manipulación global. Habla de desigualdad y ética, pero lo hace desde lugares ya transitados. Como en la versión de los ochenta, el desenlace se resuelve de forma apresurada: el protagonista, convertido en superhombre, no sufre pérdidas reales, y la megacorporación antagonista parece volverse noble de repente con él, como si el espectáculo necesitara redención.


En recomendación


The running man es claro que no será recordada entre lo mejor del año, apuesta por entretener y por tener detrás a un director con propuestas valiosas. Esta vez, sin embargo, volvemos a recordar que no todas las historias del pasado que tuvieron éxito pueden – ni deben – tenerlo de nuevo.

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