Esta Barbie es ingeniera
- ALEJANDRA OROZCO
- 10 jul 2024
- 7 Min. de lectura
Tuxtla.- A este Universo Viole7a llegó una mujer ejemplar: ingeniera, ex presidenta del Colegio de Ingenieros Mecánicos y Electricistas (CIME), integrante del Pacto de Sororidad, y que ha roto los techos de cristal en la ingeniería, en este capítulo donde Pau está de vuelta, y junto a Ale están contentas de conversar con una mujer que ha destacado en un ambiente de hombres.
Es Bárbara Rodríguez Bucio, quien dijo estar muy contenta y feliz de estar aquí, lista para hablar del Día internacional de la mujer ingeniera, que fue el 23 de junio, y se conmemora desde hace una década apenas, cuando la ingeniería tiene siglos, ya que el 1 de julio se conmemora el día de todos los ingenieros e ingenieras, instaurado en los 70s como un reconocimiento a los ingenieros civiles, mientras que las ingenieras se fueron incrustando con el paso de los años.
“Estamos en pañales, ver el número de mujeres en cada colegio y que siguen siendo nombrados en masculino, como Colegio de Ingenieros, que no incluye a las ingenieras, es muy complicado, cuando una mujer en ingeniería se pone rebelde es revoltosa, y dicen que con ella no hay que meterse, las mujeres no quieren ni ser identificadas como feministas porque les dicen brujas, dicen la hagamos a un lado, si de un 100 por ciento el 30 son mujeres y de ellas un 20 por ciento son electricistas, estamos hablando de que somos 2 de cada 100 ingenieros”, señaló.
Cuando era chica, recuerda que su papá salía a trabajar, mientras su mamá se quedaba en casa, su papá no pedía permiso para salir, su mamá si, lo veía de niña y decía, por qué la diferencia: si eres mujer pide permiso, no te subas a la bici, al árbol, no corras, entonces decía que quería ser como su papá, que se dedicaba a los transformadores, se le metió en la cabeza y sabía que tenía que ser ingeniero para tener la misma libertad que los hombres.
“Me meto a la escuela, era muy rebelde, tenía un maestro que no llegaba a clase y nos ponía 70, entonces organicé al grupo para ir con la directora y que nos pusiera 100 y se molestó mucho, me corrió de la escuela, me dijo que iba a terminar haciendo tortillas para mi marido, que para qué tanto pleito, entonces me voy a Oaxaca, allá termino y me titulo, una vez hablando de un tablero eléctrico, todo mundo estaba opinando y me doy cuenta de que está mal conectado, la voz de todos era de que tú no sabes, llamo a un amigo y le digo que ya vi dónde está la falla, lo arregla y sí tenía razón, pero no lo habían visto”, relató.
Admitió que es difícil, hay pocas mujeres en el gremio, cuando estudió en Oaxaca eran tres, cuando estaba aquí era la única, siempre tratando de imitar a los hombres, en el país son muy pocas ingenieras, ya le tocó coordinar a nivel federación una coordinación de mujeres, y eran unas 15, 20 mujeres, no todas colegiadas, las pioneras decían que las estaban metiendo en problemas, echando abajo el trabajo que habían hecho para que hubiera igualdad, ellas decían que no debe haber ingeniera e ingeniero, pero quieren igualdad, han luchado por ella, si no serían iguales a los hombres, y no, quieren que estas diferencias se respeten, pero estas señoras en una reunión se levantaron a decir que estaba mal, una mujer que fue la primera verificadora en el país, a decirles que no podían hacer esto porque estaban dividiendo, generando problemas.
Pau y Ale recordaron que era una época de masculinizarse, incluso ellas lo hicieron en la política porque no quedó de otra, como es lo que veían, no tenían otros cánones, pero en el camino aprenden a deconstruirse, entender que pueden hacerlo de otra manera, vivir la opresión del patriarcado, mientras que a Bárbara por opinar la expulsaron, y significó moverse, pasa con quienes se atreven a levantar la voz y terminan ‘funadas’, hasta tener que moverse, requiere mucha fuerza de voluntad, muchas mujeres se quedaron en el camino, hace 15 años veían cómo se manejaba y por sobrevivir tenían que hacer acciones que hoy reprobarían, o están conscientes de que tienen que irse deconstruyendo, que eso que dijeron o hicieron es machista, pero es de a poco.
“Estaba un día trabajando en el taller, me habla un compañero colegiado, me dice, vamos a hacer una planilla y tú la puedes encabezar, primero dije que no, pero después de platicarlo con otro compañero dije, por qué no, entonces unos dos meses antes de que hubiera elecciones empecé a buscar gente, dije sí quiero, por qué no, es mi gremio, hay muchas cosas que veo que se pueden cambiar, empiezo a moverme, a y ocar puertas y me dicen no, ve con otro grupo, el mío me dice, ya tenemos a quien sea el presidente, que resultó ser mi ex esposo… trato de convencer a personas de diferentes grupos, pues si se trata de unidad y uno está peleado con otro hablarle a todos, fue un convencer hasta que logré tener una planilla”, recordó.
Incluso su papá le dijo, si tienes un voto que es el tuyo ya estás del otro lado, los que la invitaron al final de cuentas no quedaron, tuvo que ir negociando con gente que pesaba, con ex presidentes, hacer política interna, que le ayudaran a convencer, y es que en algunos colegios hasta violentan a las mujeres de manera terrible por querer buscar esa titularidad, incluso el que era titular se siente con el derecho de elegir a quien poner, más si es mujer y tiene iniciativa, cosas que difícilmente le hacen a un hombre.
Si bien en su colegio no la han enfrentado de manera grosera, es el tema de esos techos de cristal, que de repente sonríen y de pronto no sabes si es con buena intención, te vas enterando de quién está a favor o en contra, ella es muy directa, prefiere ponerlo de frente y tratar de resolver, si no darle la vuelta, eso le ha ayudado mucho, como en el caso de un ingeniero que quería negociar un crédito y le dijo, quiero hablar con alguien que me pueda ayudar pero no contigo, alguien que me resuelva, un hombre que tenga palabra, a lo que reaccionó tranquila, eso le ha funcionado.
“Cuando estaba tratando de convencer para ganar, un ingeniero en un festejo me saca a bailar, yo le dije que no porque estaba resbaloso y traía zapatillas, voy al baño, me agarra de la cintura, y me dice, sí vas a bailar, tú no vas a ser presidenta, agarro, me voy al baño, regreso y no digo nada, en otro momento en una reunión vuelve a ser grosero, entonces sí agarro, le pego a la mesa y le digo, ya fue mucho, aquí me va a respetar, y la gente a la que había convencido salió diciendo que era un ogro”, contó.
Ale también relató cómo están construyendo una obra a lado de su casa, y de buena manera les ha pedido que avisen para que a nadie le caiga material, hasta que en un punto les valió, en su cabeza comenzó a resonar, si será que era porque asumen que es mujer, si harían lo mismo si el propietario fuera un hombre, hasta que le habló al responsable de manera fuerte, porque hasta una responsabilidad legal podría recaer sobre ella si a sus inquilinos les cae algo encima, aparte está ella, está su hijo, resaltando que las mujeres hasta se disculpan por hablar fuerte, y es que todo tiene un límite, tenemos cierta capacidad hasta que estás rebasado.
“Me tocó coordinar la obra electromecánica del proyecto Agua para todos, una obra grande, la mayor parte estaba en los sistemas de bombeo, transformadores, yo pasaba de noche, trabajábamos a horas forzadas, en una obra estaban los albañiles, paso y el chiflido, el acoso, llega un momento donde le digo al que iba manejando, párate, y me bajo, pregunto por el residente de obra, y le digo que si vuelvo a pasar a cualquiera de las obras y me chiflan, a él lo iba a despedir, porque me pongo en riesgo, ando sola, si no me respetan me puede pasar algo y a usted lo responsabilizo”, señaló.
Por otro lado, admitió que es muy bonito rodearse de mujeres en otros ámbitos, dentro de su carrera el mayor contacto es con hombres, sus amistades más grandes son hombres, pero se va aislando, como mujer ingeniera hay mucho conflicto porque es su amigo pero está casado y es diferente, cuando empieza a ver cómo van normalizando las mujeres ingenieras la violencia, pero voltea a ver a otras, como Pau y Ale, y ve que no puede ser normal, se sale del círculo a ver que otras mujeres trabajan para que esas cosas no sucedan.
“El estar peleando con ingenieros, no dejarse, juntarse, ver por qué no hay mujeres en los colegios, que dicen, porque ellas tienen que lavar, ver a los hijos… ¿y los maridos? hablas con mujeres que no están en la ingeniería y ves que no es normal, o defender a las que son golpeadas, a las abogadas, los refugios de mujeres, las migrantes, y de repente dices: no estamos bien, si mis compañeras no me escuchan, porque estamos en ese círculo de violencia normalizada, nos salimos para poder ayudar, de otra forma no podemos” reconoció.
Pau destacó que Bárbara ayudó enormemente a los refugios Casa Seigen, siendo sorora, aportando en especie, le hablaba para preguntarle cómo podía ayudar, siempre pendiente, muy empática con estos temas; ella trabaja con sus papás en una empresa estable por años, lo cual le da mucho tiempo libre para hacer otras cosas, la escuela de su hijo, cosas que le gustan, le interesan, su marido es un excelente papá, puede dejárselo y salirse sin problema, lo recoge, lo baña, le da de cenar, es muy afortunada, pero se trata de conciliar, negociar, hacer acuerdos, negociaciones, dar pero también querer, pues las mujeres solamente dan y cuando reciben, se sienten culpables.
“La ingeniería no es fácil, como toda carrera, pero tenemos la capacidad y fuerza para hacerlo, funcionamos igual, podemos hacerlo, pero lo más importante es no olvidar que hay más mujeres, estás tú y hay más adelante que te ayudan, hay más atrás que necesitan tu ayuda, puedes ser ingeniera y aplicar la ingeniería con tu don de mujer, no imitando a un hombre, como tú misma, siempre siendo sorora con las ingenieras, secretarias, con todas las que están a lado, desde la que vende hasta la que toma decisiones”, señaló.
Nuestras anfitrionas despidieron a la invitada diciendo que ha enfrentado techos de cristal y pisos pegajosos, siendo la primera y única presidenta del CIME, todavía va abriendo brecha y siendo parte de esto, para que cuando otras mujeres ingenieras lleguen, no pasen lo que ella pasó.













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