El Séptimo arte en el Sie7e: Frankenstein de Guillermo del Toro
- EFE
- hace 1 hora
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¿Cuál es la diferencia entre un dios y un científico al crear? Las distancias entre ambos pueden parecer abismales. Tal vez conocimientos que aún no comprendemos del todo. Lo cierto es que todo depende de hacia dónde se guían tus ideales: por un lado, la divinidad del todo; por otro, la evolución de lo natural.

Aunque seguimos preguntándonos de dónde surge todo, hoy quiero hablarles de una película que cultiva esa incógnita: la creación y sus consecuencias. ¿Debemos tener ese poder? ¿Romper con el curso de la vida y la muerte? ¿O ya somos los suficiente evolucionados para cambiarlo todo?
Esta historia siempre me ha dejado con más preguntas que respuestas. Y hoy, llega a nosotros a través de Netflix la nueva adaptación de Frankenstein, dirigida por Guillermo del Toro.
¿De qué trata?
Victor Frankenstein, un científico obsesionado con vencer a la muerte, crea una criatura a partir de restos humanos. Pero lo que nace no es solo un cuerpo animado, sino una conciencia que busca amor, pertenencia y sentido.
Su director
Es inevitable que, al ver una película en televisión, alguien reconozca de inmediato que es obra de Guillermo del Toro. Su marca personal se ha vuelto mundialmente reconocida: ese cineasta que nos ha llevado a conocer cientos de personajes inhumanos, pero más cordiales que nuestra propia especie.

Su estilo gótico y reflexivo sobre la maldad se combina con una fantasía oscura, crítica social y una estética visual cargada de simbolismos. Del Toro nos guía en sus historias hacia la idea de que los monstruos son otra especie incomprendida, y que a veces lo más aceptado por la sociedad es donde habita la verdadera locura.
En sus mundos sobrenaturales nos presenta el miedo, el amor, la pérdida y una crítica social y política a los horrores reales de la humanidad.
Entre su filmografía destacan Cronos (1993), El laberinto del fauno (2006), La forma del agua (2017), Pinocho (2022) entre otras. Ha ganado más de 50 premios internacionales, incluyendo 3 Premios Oscar, 2 Globos de oro, 2 BAFTA y 6 premios Ariel.
En Frankenstein
Guillermo nos entrega la versión que soñó filmar durante más de 30 años. Desde su adolescencia, la historia de Mary Shelley fue una obsesión personal. Tanto que, según Oscar Isaac (quien interpreta a Victor Frankenstein), Del Toro le dijo: “Esto es como Jesús para mí”.
Una de las razones por la que tardó en realizarla fue esperar a tener la madurez artística y el control total sobre las decisiones creativas.
En esta versión, que se aparta de las múltiples adaptaciones anteriores. Del Toro se aleja del terror clásico y del monstruo torpe, violento o asesino. Aquí tenemos a una criatura sensible que busca entender por qué está viva, que desea sentir amor, empatía y comprender el lado bueno y malo de existir. Sin duda, uno de los puntos más fuertes de esta adaptación.
El vínculo padre-hijo
Del Toro también nos invade con otra temática: la paternidad. Desde comprender por qué Victor Frankenstein se obsesiona con la muerte, hasta observar su relación con la familia. Como creador, Victor vive una forma de paternidad que no logra entender: la de creador-creación, que, al alejarnos de la fantasía, se convierte en sinónimo de padre-hijo.
Este punto es cada vez más debatible en nuestros tiempos. Es curioso cómo, al pasar los siglos, lo que antes se consideraba brujería ahora se entiende como conocimiento. Pero ¿hacia dónde nos llevará la curiosidad científica? ¿Sabemos marcar los limites de lo que podemos crear? La película también reflexiona sobre la obsesión por lograr ciertas cosas, y las consecuencias que van más allá de nosotros.

La estética de Frankenstein es un deleite visual. Cada escenario nos consume con sus colores góticos, absorbentes y cargados de simbolismos. Una marca ya característica en el cine de Del Toro. El reparto, conformado por Oscar Isaac, Jacob Elodri, Mia Goth y Christopher Waltz, ofrece actuaciones sólidas y conmovedoras.
En recomendación
Frankenstein, desde su creación en 1818 por Mary Shelley, se ha convertido en una historia atípica. Cada vez que volvemos a ella, recordamos lo fácil que es perdernos entre un mundo caótico pero sensible.
Guillermo del Toro nos da una versión que no sabíamos que necesitábamos, pero que ahora agradecemos. Al final de estas palabras, me quedo pensando: ¿Y si el monstruo que tanto tememos es solo un ángel que no conoce la muerte?





