Geomática ayuda a monitorear contagios durante la pandemia

Tuxtla.- El año pasado estuvo lleno de datos y noticias atemorizantes por la pandemia, pero hubo quienes los aprovecharon para hacer análisis e identificar algunos datos que nos pudieran ayudar a enfrentarla.

Tal es el caso de Jorge Antonio Paz Tenorio, profesor e investigador de la Unicach, quien aplicó la ingenieria geomática a los datos publicados por las secretarías de salud estatal y federal, haciendo mapas, que son el instrumento y pan de cada de su especialidad, sobre la concentración y crecimiento de los casos de COVID de manera secuencial en diferentes municipios.

Es decir, a nivel ciudad se encargó de ubicar los datos de casos por manzana, cuidando la identidad y domicilio de cada paciente para garantizar su privacidad, en el periodo de marzo a agosto, que fue cuando publicaron los datos locales.

“La mayor parte de los casos COVID en la ciudad se distribuían en la periferia cuando la lógica nos llevaba a pensar que el centro de contagio efectivamente estaba en el centro, y se comprobó eso, que la gente se movilizaba al centro para hacer compras, tramites pero además para el traslado en su transporte público, pero al regresar a sus habitaciones o lugar de vivienda tradicional ellos se encontraban en su mayor parte en la periferia”, señaló.

En este monitoreo, llegaron a detectar hasta cuatro casos por manzana en estas zonas, patrón que mostraba el hábito de vivir lejos del centro, sin descartar que el punto de infección mayor estaba en este lugar, donde mucha gente concurre en un área limitada.

“Teníamos casos registrados por Secretaría de Salud en la Bienestar Social y en Centenario, eran datos que nos llamaron la atención que despuntaban de acuerdo al resto de la ciudad, no sabemos la causa”, confirmó el especialista.

Al continuar con este estudio, se encontraron con otro fenómeno particular: en noviembre del año pasado, al registrarse afectaciones por la tormenta Iota y el frente frío número 11 que dejó lluvias intensas, inundaciones y derrumbes, muchos lugares afectados también presentaban alto índice de casos COVID.

Fue entonces cuando inició la preocupación de los expertos por la necesidad de llevar a toda esa gente a albergues, eran dos fenómenos interactuando al mismo tiempo, y la geomática ayudó a registrarlo.

Eventualmente, se dejó de hacer el monitoreo porque las autoridades dejaron de publicar los casos por zona, este estudio es una clara muestra de que la geomática aprovecha los datos libres a los que todos tenemos acceso, aún cuando de septiembre para acá dejaron de hacerlo.

El estudio también arrojó un alza de casos en las ciudades satélites de Tuxtla (Suchiapa, El Jobo, Copoya, San Fernando, Berriozábal, Coita) por la movilidad que existe de las mismas hacia la capital, además de encontrar otro foco de infección en otras ciudades.

Estas fueron San Cristóbal de las Casas y por ende sus ciudades satélites (Zinacantán, Chamula, Tenejapa, Las Rosas e incluso Amatenango), así como Tapachula y sus satélites (Huixtla, Huehuetán, Mezapa). Estas tres ciudades principales siempre estuvieron compitiendo por el primer puesto en casos.

Por el otro lado, países vecinos que tienen un paso obligado por Chiapa atravesaron dificultades para este tipo de estudios debido a que no publicaban su número de casos, por ejemplo Belice y otros vecinos cercanos, que no reportaban casos hasta por días, no porque no estuvieran a la alza.

El especialista mencionó que en otros municipios que también analizaron, cuando se reportaban los casos por tasa subía mucho con uno o dos casos, es decir: la diferencia es que los casos totales son números cerrados, mientras que la tasa es por cada mil o 10 mil, por lo que comunidades como Nicolás Ruiz, un pueblo marginado y lejano, con pocos casos que tuviera la tasa subía mucho.

Este tipo de herramientas nos ayudan a comprender mejor el contexto de los fenómenos que nos rodean, y nos demuestran que el análisis de números puede ser muy útil para tomar medidas en cualquier tipo de situación.