Herencia china en Escuintla: una historia de migración, identidad y arraigo en Chiapas
- NOÉ JUAN FARRERA
- 15 may
- 2 Min. de lectura
Tuxtla.- La historia contemporánea de Chiapas, no puede entenderse sin el legado de las diversas migraciones que han moldeado su identidad social y cultural. Uno de los capítulos más significativos de este proceso se encuentra en el Soconusco, particularmente en los municipios de Escuintla, Mazatán y Tapachula, donde la comunidad china —llegada en oleadas migratorias a principios del siglo XX— ha dejado una huella profunda que perdura hasta hoy.

En Escuintla, una localidad donde convergen distintas culturas migrantes, los descendientes de estas primeras familias chinas han integrado su herencia cultural al tejido social de la región. Más allá de las costumbres visibles, su presencia ha contribuido al desarrollo económico, agrícola y comercial del municipio.
Aunque durante décadas esta identidad permaneció en silencio o fue invisibilizada, en los últimos 15 años ha resurgido con fuerza, especialmente a través de manifestaciones simbólicas como la celebración del Año Nuevo Chino.

Esta festividad, basada en el calendario lunar, representa uno de los vínculos más vivos con la tradición ancestral. Se celebra durante 15 días y constituye una de las fechas más importantes para la cultura china. En Escuintla, sus descendientes han recuperado esta celebración no solo como una expresión cultural, sino como una afirmación de identidad y pertenencia.
El recorrido del dragón chino por las calles del pueblo, acompañado por fuegos pirotécnicos y actividades culturales, es hoy un símbolo de la diversidad que configura el presente de Chiapas.

El promotor principal de esta recuperación cultural es Ramiro Rojas Joo, descendiente de migrantes chinos, quien ha trabajado por revalorizar las raíces de su comunidad. Gracias a su iniciativa y al compromiso colectivo, el legado chino ha trascendido lo privado para convertirse en parte del imaginario público y festivo de Escuintla.
Los escuintlecos, conocidos localmente como “huehuechos” —vocablo popular que significa persona con la garganta inflamada—, conviven hoy con una identidad compuesta por múltiples capas culturales. La presencia china en Chiapas no solo es parte del pasado; es una realidad viva que sigue transformando la región, recordándonos que la migración, lejos de dividir, enriquece y teje nuevas formas de comunidad.
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