Juan Carlos, encontrando su identidad a través del arte
- ALEJANDRA OROZCO/
- 17 jun 2023
- 6 Min. de lectura
Tuxtla.- Juan Carlos Faviel tiene 34 años radicando en Chiapas pero su papá es oaxaqueño, esta unión de sangre para él es una unión de cultura y tradición, pues el oaxaqueño tiene ese sincretismo de unirse tantito conoce a alguien, su mamá es tuxtleca y si papá de San Juan Guelavía, que se ubica a 25 minutos de la capital oaxaqueña, del árbol del tule derechito y llegas… se recuerda como un niño muy quieto, tranquilo, que siempre estaba dibujando o haciendo manualidades, nunca dio lata, en la clase participaba en concursos de cuento y poesía porque le salía, desde ahí su papá lo supo guiar artísticamente hablando.
“Los sábados, teníamos un sillón y me cortaba las uñas de las manos y ponía Beethoven en una consola de mi abuela, tuvo esta forma de guiarme, llevarme, los cursos de verano, yo estaba en cualquier parque recreativo en cursos y en la tarde me iba a clases de pintura, y ese olor de bermellón, de la tinta me remite a mi infancia, pasaron dos años más y seguía en los cursos, me empezó a gustar mucho lo del arte y la creatividad, cuando íbamos a misa yo decía: qué guapa viene la novia, cómo la arreglaron, esa transformación siempre se me ha hecho una cosa espectacular, la forma que tienen las chicas para verse más guapas; sin menospreciar, pero quienes estudian artes y se enfocan a la estética, como fotografía, pintura, escultura, maquillaje, uñas, tendrán un plus siempre, la forma de la persona que estudia artes se me hace más completo para una profesión creativa”, dijo.

Esto le ha ayudado incluso a definir su identidad, Juan Carlos es gay, y recuerda esta forma de aquí bailar como parachico y en Oaxaca la Danza de la Pluma, le pesaba mucho, pues él veía a las chiapanecas y las tehuanas, era muy fuerte esa parte de identidad, que al final logró encontrar, una cosa compensa otra, dice que tiene un ritual en Oaxaca cuando va con su mamá, van al mercado 20 de Noviembre a desayunar, hacen su primera oración del día, luego van a Santo Domingo, les gusta mucho ir al pueblo de su papá, el olor a tortillas, chocolate, pan de yema, tasajo al mediodía en casa de mamá Juana, son cosas que alguien que lo vive con mucho amor no lo puede olvidar, como la frase que “la eternidad es el tiempo suspendido en un recuerdo”, dice que le recordó eso porque lo remite a lo que para él es eteno; por otro lado, en Chiapas están sus mejores amigos, su familia, la escuela donde se formó, la gente que lo ha llevado a ser quien es.
“Tienes que gustarle a la gente, si no por más que tengas padrino o madrina no pasa nada… yo salgo del bachiller y encuentro un tríptico tirado, yo quería diseño gráfico pero hace 16 años la carrera era muy cara, leo el tríptico de la licenciatura en artes visuales, me interesa, quedo en el propedéutico, me gustó mi escuela, mis compañeros porque no te impulsaban a mucho, no querían exponer, algunos ya tenían la vida resuelta, un grupo así te impulsa a que agarres fuerza y te vayas para adelante si estás convencido que eso es lo tuyo, fue un momento difícil hablando del grupo, pero bonito porque no se me dificultó nada en la escuela”, relató.

Para Juan Carlos, la foto es magia; en aquel tiempo hicieron fotografía análoga, y cuando descubre la imagen que aparece de una hoja en blanco y la meten en agua, para él es como sacar un conejo de un sombrero, se enamoró de la fotografía, cree que la cámara es una cajita oscura que funciona con luz y para él eso es magia también, así empezó con un amigo que estudiaba diseño gráfico, se llama Javier y todos los días hacían prácticas, con cualquier chavo que agarraban de modelo, así se fue formando en una línea masculina, sin saber en qué punto lo invitan a una colaboración en un periódico y eran puras chicas, no era su fuerte, pero creía que podía maquilarlas.

“Antes no creían en ti si no eras conocido, no te daban chance, se ha hecho muy cotidiano y prostituido porque no se cobra como se cobraba antes, tienes que bajarte un poquito pero no perder la calidad, estamos en una posición más competitiva, que muchas personas ven cosas muy fáciles, esa foto me gusta o no, le doy like o no, la vida va muy rápido y no se detiene a ver, para otras generaciones ha de ser una catástrofe, vas al parque y la gente está con su celular, he tratado de no convertirme en un robot, mi cuerpo está adaptado a trabajar bajo presión, a estar en sesiones de fotos, comenzar a maquillar a las 5:30 de la mañana y terminar a las 8:00, pasar hambres, la sufres, creo yo que es un periodo de siembra que después definitivamente da sus frutos, y las cosechas han sido muy buenas”, compartió.
Es así como entra al maquillaje, como un error, por falta de confianza de los colegas hacia él, pues nadie quería maquillar para sus sesiones pero le entró, llega a casa de su tía y le pide su número, dice que no tenía idea de la sociedad en Tuxtla, hasta que le manda un mensaje y le pide que la arregle para una cena, hace ya 16 años de eso, así empezó, ha sido un huracán de cosas, es como su terapia porque llega un momento de tanta catarsis social, que le tranquiliza porque no es muy social, a veces se sale con su cámara, y así una cosa compensa a otra.
“Actualmente sigo con el maquillaje porque cuando a la gente le gusta algo que haces te busca, mi papá siempre tuvo esta forma, mi mamá siempre fue muy creativa, mi papá más, es un antropólogo nato, íbamos a hacer algún mandado y me decía, cómo pasa esa ave, o las señora que vende dulces, detenerte a observar es algo que ya no se da, me siento muy satisfecho por todos los años que la gente ha confiado en mi, hay muchos proyectos que siento que lo más fuerte hasta hoy en día, lo que siempre quise, está pasando en poco tiempo”, consideró.

Lo encuentras en Facebook e Instagram como Juan Carlos Faviel Estudio, dice que trata de ver muchas cosas que estén fuera de México porque eso lo nutre mucho, considera al maquillaje un poder para la mujer, desde su contienda lo ha hecho lo más exquisito, natural y agradable posible, dice que lo buscan porque no se sienten disfrazadas, empastadas sino muy livianas, una de las cosas que lo marcó mucho fue maquillar a dos personas que tenían cáncer, una no tenía vello facial ni cabello, la conocía tiempo atrás y cuando estudias arte tienes memoria fotográfica, entonces la dejó muy parecida a la realidad y otras personas le dijeron que no parecía que estuviera enferma, es maquillar a la muerte; o a su abuela que ya no está, las cosas menos agradables son las que más te marcan y en fotografía, lo que más lo marcó ha sido una foto estudiando artes a los 19 años donde se sorprende, y la segunda es su siguiente exposición.
“En ella veo reflejados tantos años de desnudo masculino chiapaneco que nadie había tocado ese tema, excepto otro colega artista, Fabián Chairez que se fue directo a México y hace otras cosas, no por falta de quererlo ver, pero sí de valentía muchos no han tocado ese tema, estos años conversé con una doctora en artes que me propuso una retrospectiva que se fue para otro proyecto que presentamos el 25 de agosto, me sorprende porque rindió esa cosecha, la podrán ver en Galería Kiki en San Cristóbal, del Arco del Carmen a media cuadra, ella es psicoanalista y power girl, el tener esta exposición para mí es de mucha satisfacción, es un plus, también es un regreso, tenía cuatro atrás individuales por esta formación que tuve de escuela que no muchos le entraban, me animaba a hacerlo solito, por el maquillaje me involucré mucho en la belleza, este regreso a las galerías me emociona muchísimo”, señaló.
Juan Carlos tiene mucha fe en que van a haber más proyectos, hasta de televisión, presentar portafolios, es una etapa de resiliencia emocional, incertidumbre de no saber a dónde va, esperar qué va a suceder porque cuando el público vea su trabajo siente que se va a sorprender, lo quiere llevar a Puebla, no sabe a dónde más la pueda llevar, la exposición permanecerá por dos meses, la curadora quiere mover la obra, está comprometido con el Juan Carlos fotógrafo, aprovechando que la gente lo está buscando, algo que su papá sembró y le dio una gran satisfacción.
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