La aventura de ser madre: Una nueva misión
- ALEJANDRA OROZCO
- 26 oct
- 3 Min. de lectura
Tuxtla.- Cuando yo tenía cinco años, o tres, la verdad es que no recuerdo exactamente con qué jugaba, seguramente con muñecas, cocinita o algún otro tipo de juguete, que poco se parecen a los juguetes actuales, sin duda a esa edad yo no jugaba videojuegos, porque claro está que aún estaban iniciando, pero mis hijas pertenecen a otra generación, que nació con el chip de la tecnología, y este fin de semana nos pusimos a jugar Xbox en una partida muy interesante.

Rodrigo es súper gamer, y descubrió un juego de Bluey incluido en la consola, entonces no dudó en descargarlo y enseñárselo a las niñas, quienes se emocionaron de que el control que tenían entre manos sí funcionaba de verdad y no era solo para hacerles la finta de que estaban jugando.
Es un juego súper bonito, justo como la caricatura de la que chicos y grandes somos fans, tiene un modo historia donde tienes que ir completando misiones sencillas (saltar para esquivar el agua, buscar al tío Radley, darle de comer a Chattermax) para juntar los pedazos de mapa del tesoro, es la primera vez que un videojuego me saca la lagrimita, y descubrí que es multijugador, así que se pusieron a jugar juntas y yo nada más las iba guiado.
Está muy entendible aún si no saben leer, porque va indicando los colores de botones que deben aplastar para moverse, y está entretenido ir completando todas las misiones y siguiendo el hilo de la historia de la familia Heeler, además de pasar un rato juntas jugando a algo que no me aburre y que, por el contrario, sí me entretiene.
Si bien muchas veces abusamos de la tecnología, en buena medida es muy positiva y puede generar espacios para convivir, aprender y divertirnos, también se me hace sorprendente cómo a temprana edad pueden manipular controles, palancas y botones, te das cuenta hasta en cómo le cambian a los videos en YouTube o esquivan los anuncios en algunos juegos del iPad, por ejemplo.

Aunque siempre dije que no dejaría que mis hijas usaran pantallas hasta cierta edad, en la práctica las cosas siempre son distintas, y me han salvado en muchas ocasiones para que se porten bien en algún lugar o me dejen resolver algún pendiente, y la verdad es que les gusta y entretiene, ya sea ver videoblogs, canciones para cantar y bailar, películas que se saben de memoria, o jugar en alguna aplicación, muchas de ellas que les han fomentado el razonamiento lógico, les han enseñado inglés, matemáticas o cualquier otra habilidad.
No estoy justificando que a veces pasan más tiempo del que me gustaría frente a la pantalla, sé que debo convivir más con ellas haciendo otras cosas, pero cuando me piden ayuda para pasar un nivel, o me muestran algún video gracioso, siento que pasamos tiempo juntas unidas de cierta forma por la tecnología, y volviendo al inicio de este texto, si a mi edad yo no usaba este tipo de dispositivos, es porque no existían, llega a ser inevitable que nuestros niños tengan contacto cero con la tecnología y creo que deben familiarizarse con ella, bajo supervisión y de acuerdo a su edad, lo antes posible.

Además, tampoco es como que jueguen todo el día, sí estuvimos un ratote jugando Bluey pero después se les olvidó y se pusieron a hacer otra cosa, solo quería compartirles que es un juego bonito para jugar en familia, porque acepta hasta cuatro jugadores a la vez.
Por otro lado, esta semana ha estado enfermas de la panza, no sé si sea algo viral pero anduvieron medio malas, espero que esta semana se recuperen y recobren fuerzas para una de sus festividades favoritas: el Día de Muertos y todo lo que conlleva… lo bueno es que ya tenemos los disfraces, falta practicar el peinado y disfrutar mucho esta fecha con ellas.









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