top of page
  • ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: A caminar se ha dicho

Tuxtla.- Amigos y amigas, es oficial: Elisa ya camina. Como patito, como robot, hasta como cangrejito, pero ya está dando sus primeros pasos, en donde estemos se quiere bajar a caminar, y en la casa ya no hay quien la pare.



Se soltó prácticamente al año y dos meses, lo cual a mí me parece perfecto porque cada bebé tiene su propio ritmo y creo que no estuvo ni tan adelantada ni tan atrasada, ya daba sus pasos pero no se sentía segura, hasta que un día dio un paso, y luego otro, y luego otro, y cuando me di cuenta ya estaba bien lejos y sin agarrarse de mi mano.


Quisimos hacerlo todo por pasos: primero rodar, luego gatear y luego caminar, y aunque nunca gateó bien, la noción del patrón cruzado y el intento le sirvieron de mucho, pero le interesaba más pararse que explorar en cuatro puntos, por lo que empezó a sostenerse en dos piernas desde hace meses, aunque sin apoyar el total de su peso.


He escuchado de niños que caminaron a los 8, 9, 10, 11 meses, y que incluso caminar al año lo ven como algo muy tardío, pero yo no tenía ninguna prisa, nunca quise presionarla ni obligarla a algo para lo que todavía no se sentía lista, y la apoyaba solo cuando mostraba interés en hacerlo.

Creo que empezó primero a hablar que caminar, eso para mí compensó mucho y era una buena señal de que no había nada malo con ella, al contrario: es muy inteligente y desde que cumplió el año, sus habilidades se han disparado, domina más palabras, tiene mejor equilibrio y también hace nuevos berrinches.


Y ahí nos ven, con la espalda adolorida, corriendo detrás de ella -porque la niña no se conforma con caminar, sino que ya quiere correr y sale disparada aunque dé traspiés-, poniendo nuestros brazos a sus costados por si se cae, pescándola en el aire antes de un sentón o de que se vaya de frente; dicen que los hijos no nos pertenecen, sino que nosotros les pertenecemos a ellos, y así es.


Mientras ella se vuelve más independiente, nosotros vamos para el otro lado, tenemos menos control y tiempo sobre nosotros mismos porque hay que cuidar a la niña, que todo el día quiere estar caminando, yendo a la calle, subiéndose a la silla, jugando con Mika o Nala, explorando la casa o la de sus abuelitas, y no podemos dejarla tanto tiempo en la cuna o en la cama, porque quiere todo menos estarse quieta.


La ventaja es que por lo mismo, se cansa más durante el día, se duerme más rápido y a veces no despierta más que una vez a tomar pecho, o ha dormido hasta las 9:30 de la mañana, lo que es una hora y media más de sueño para nosotros, lo malo es que suda muchísimo, y la tenemos que bañar hasta tres a veces en el día para refrescarla.


Me encanta verla caminar a su manera, escuchar sus piecitos descalzos por toda la casa, ver su cara de emoción cuando puede ir de un lugar a otro por sí sola, aunque después de media hora terminemos igual de sudados que ella y el triple de cansados, o adoloridos, porque pues la edad y la falta de condición ya nos pasan factura.


Cuando vamos a la calle le ponemos zapatos o tenis, no es lo mismo pero ahí la lleva, adaptándose a usar calzado, y a veces son tantas sus ganas de salir que nos pide los “papos”, quiere que se los pongamos para ir a caminar... porque eso sí, se ve los pies sucios y llora, no le gusta.


Cada día se cae menos y avanza tramos más largos sin ayuda. Cuando se le atraviesa un escalón, nos da la mano, le encanta subir escaleras y acelerarse, sabemos que a partir de ahora no es cuestión de si se va a caer o no, sino cuándo, y ninguno de los dos quiere que le pase bajo nuestro cuidado.


Es normal, es lógico, pero también es difícil y por eso no la dejamos sola nunca, siempre estamos ahí siguiéndola y queriendo amortiguar sus golpes, hasta ahora lo hemos logrado y no ha pasado de sentones o chocar con cosas, pero no se ha lastimado y esperamos que así siga, el mayor tiempo posible, porque cuando pase nos va a doler más a nosotros que a ella.


Nuestra Elisa bebé se esfumó... su lugar fue ocupado por una niña inquieta, que no se puede estar tranquila, muy activa y que nos reta a seguirle el paso, una niña risueña a la que le gusta que le celebren sus logros, y muy cariñosa, que nos da besos sin que se lo pidamos, cada vez con palabras más completas y diversas para comunicarse.


Muchos me decían: si estás cansada ahorita, espérate a que camine. Lo sabía, y sí tenían razón: es bien cansado, pero también vale la pena al ver esa carita de curiosa yendo de un lado para otro, cantando, bailando y hasta caminando de reversa, dándose cuenta de todo lo que puede lograr por sí misma, y que tenga la confianza de que nosotros estaremos ahí, a su lado para amortiguar el golpe y enseñarle por donde ir.

44 visualizaciones

Entradas Recientes

Ver todo
Banner GOB.jpg
Banner 950x125.jpg
bottom of page