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  • EDITORIAL

La CNTE y el SNTE en jornada de elección


En Chiapas esta semana se llevo a cabo las votaciones para elegir el líder sindical de la sección 7 y 40, todo concluyo en saldo blanco pero dentro de las situaciones como sabemos existe y se mueve la política. Los sindicatos se crean para poder proteger a los trabajadores de manera justa y responsable, de echo su misión de la SNTE ha sido el estudio, defensa y mejoramiento de sus intereses comunes, entre ellos la calidad educativa. Pero por el lado de la sección 7 hablamos también de la CNTE. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) fue fundada en diciembre de 1979 en Chiapas. En sus orígenes, los maestros disidentes de la CNTE lucharon desde la base contra un poder muy superior que era parte del engranaje del sistema político corporativo. Los maestros agraviados por el sometimiento al que estaban sujetos por los dirigentes de Vanguardia Revolucionaria, la corriente hegemónica al interior del SNTE, de filiación priista se organizaron y lograron sacudirse el yugo enarbolando las banderas de aumento salarial y democracia sindical.

¿El voto universal es un avance para la democracia sindical?. Este mecanismo con el que ahora se han renovado las dirigencias sindicales, no solo en el SNTE, sino es numerosos sindicatos, se plantea por el gobierno actual como un “avance en la democracia sindical” y está en consonancia con el T-MEC, firmado durante este sexenio. Esta modificación es sin duda un intento del gobierno por dialogar (entrometiéndose) con las formas de organización de los trabajadores. Esto puede verse con relativo agrado por sectores de la clase trabajadora, por el contraste que existe con las viejas formas de las direcciones charras de los sindicatos: cúpulas gangsteriles que acallaban cualquier disidencia o intento de organización independiente, como se dio en México durante las últimas décadas del siglo XX. En el caso de la CNTE, en el magisterio es emblemático por la recuperación de algunas secciones sindicales durante los años 80 y 90, además de la mencionada del 2013 en Chiapas. También opera a favor de la confianza de los trabajadores en la nueva legislación el hecho de que prácticamente ninguna de las actuales direcciones sindicales que se dicen democráticas ha objetado esta política del gobierno en su intervención en la vida sindical, incluyendo a la propia Coordinadora, o la CNSUESIC, así como los sindicatos universitarios. Este debate sobre la operación del voto universal en los sindicatos es un tanto compleja, pero puede abordarse desde los siguientes cuestionamientos: ¿Este mecanismo, el cual es parecido al voto ejercido cuando se eligen gobernantes, incentiva la democracia como práctica cotidiana?. Venimos de una experiencia de decenas de años con la llamada “democracia formal”, donde el elector solo vota cada cierto tiempo y después es despojado de su participación en la vida política cotidiana. Esto, en contraste con la toma de decisiones de los patrones y su Estado, quienes diariamente gobiernan el destino de las vidas de millones. Es ese el modelo “democrático” que se está trasladando a los sindicatos, con el beneplácito de prácticamente todas las dirigencia sindicales, pues es una fórmula conocida por todos y que se ha instalado en las formas políticas de la sociedad.


Cabe preguntarse por qué, si nosotros somos quienes producimos, reproducimos y lo movemos todo, somos relegados de esta esfera de la vida pública. Para las y los docentes de la Agrupación Nuestra Clase, recuperar el SNTE no solo pasa por tomar su dirección en un “proceso de votación”, el cual ahora es la arena de juego impuesta por la ley. Si bien en estos procesos se suele abrir la conciencia política de miles de personas, para nosotros esto debe ser aprovechado, pero para explicar la necesidad de la independencia política del magisterio con respecto al gobierno (así como de todos los partidos patronales, tanto los oficialistas como los de la oposición), tratando de instalar la idea de que la democratización del SNTE y su transformación en una herramienta de lucha será obra de sus propios trabajadores.

Al calor de las experiencias recientes y las promesas de democracia sindical, en la mayoría de los casos los charros sindicales no han sido expulsados, sino por el contrario se renovaron, lo cual es una demostración del planteamiento que hacemos sobre la recuperación de nuestras organizaciones de trabajadores. Pero también tiene que ver con el programa político sindical que se exponga: para nosotros, una representación sindical en el magisterio tiene que impulsar que los agremiados tengan espacios de deliberación colectiva, así como una política independiente del gobierno y la oposición, que desconfíe de sus maniobras y que prepare estas fuerzas organizadas para la lucha, en alianza con otros sectores de trabajadores; considerando nuestras demandas económicas (como un salario que cubra nuestras necesidades y se actualice automáticamente por arriba de la inflación) y profesionales (por ejemplo la capacitación/actualización dentro de nuestro horario laboral), pero también las políticas, como la defensa de la educación pública y un mayor presupuesto, para que ésta sirva al pueblo trabajador y no a la creación de mano de obra barata.

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