La Columna: Aquí vamos de nuevo…
- Annete Lewis
- 15 oct
- 2 Min. de lectura

Es una batalla de cada año, es un tema que siempre aparece cuando hay que dar a conocer la convocatoria y se procede a realizar la insaculación del jurado. El Premio Estatal del Deporte sigue convertido en un lastre, un reconocimiento que, se supone, debería representar el máximo logro para quien ha conseguido trascender en diversos planos de su disciplina, consiguiendo los máximos honores y poniendo en alto a su estado.
Pero, para mala fortuna, en los últimos años el galardón, que debería resultar de un proceso limpio, trasparente y apegado en una convocatoria, en el que los involucrados de vigilar al proceso, desde la recepción de candidaturas, actúen de manera imparcial y sirvan de guía para los atletas.
Hemos señalado siempre un tema vital en la convocatoria, y se debe al orden de los factores, que termina alterando el producto, aunque ya no de manera literal, se sabe que el espíritu de este premio debe ser evitar los conflictos de intereses, pues cuando la insaculación para elegir el jurado, deja todo listo para que existe más conflicto de intereses que en cualquier otro tema, porque quien sale electo tiene la fortuna de reconocer si tiene posibilidades su atleta, porque quedó un ex ganador que es de su misma disciplina o un presidente de asociación que puede arroparlo.
Si primero cierras las candidaturas y después insaculas, tienes la posibilidad, por ejemplo, de reconocer si tienes tras taekwondoínes propuestos, vigilar que no haya nadie relacionado con esa disciplina en el jurado y así con todo lo relacionado al jurado, sin incluir un conflicto de intereses.
Pero hasta en la misma insaculación hay un tema importante, que cada vez está más tergiversado y si analizan la elección, se pueden dar cuenta que, un punto que es vital, para aportar análisis de resultados y argumentos de elección, los representantes de los medios de comunicación, en su base quinta, en uno de los puntos, la convocatoria reza que, deben incluirse en el jurado tres representantes de los medios de comunicación, considerando su IMPORTANCIA y PROYECCIÓN en la entidad, porque a la mesa de elección deben llegar con los guantes puestos, para que la elección pueda emparejarse; de los elegidos, únicamente podríamos reconocer a Enrique Ríos Díaz por su trayectoria, después, lo único que importa son las redes sociales, donde se opina a destajo, sin nada más que el interés, que al final va a terminar dejando un conflicto de interés.
En fin, el Premio Estatal del Deporte va a seguir en el medio de la turbiedad y nadie, nadie, parece hasta el momento, poder encontrar la forma de hacerlo recuperar su prestigio.






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