La Columna: Deberán poner atención

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De una buena vez, para que después no parezca que andan improvisando, o que conocen pero no conocen, los “candidateables” deberán analizar de quién se están rodeando, quienes “operan” para ellos en materia deportiva y hacia dónde enfocarán sus esfuerzos. El mejor ejemplo para eso, es observar los últimos cuatro años en el deporte chiapaneco.

Avanzan los meses, dicen que estamos a un par de meses, quizá, de conocer al candidato que irá sobre caballo de hacienda a la gubernatura, o no.

En ese tramo, ya les hemos contado las formas en las que se han manejado muchas situaciones, desde los que se ponen la franela de béisbol, de los que agarran la bicicleta, de quienes acaban de descubrir que el deporte puede echarles una mano y de quienes, esperan, por lo menos reconocer si están capacitados para incluir un proyecto deportivo en sus aspiraciones, pero todo apunta a que será improvisar.

De alguna manera, todos pueden hablar de deporte, todos pueden tener una afición y todos pueden, en cierto grado, ser deportistas destacados, pero nada garantiza que, ponerse unos tenis los hará corredores y mucho menos, que reconozcan lo que necesitan las carreras para ser más y mejores. En muchos casos, es más un tema de pose, de fotografía y todo enfocado a una campaña.

No hay problema con la imagen, todo el mundo puede elegir lo que le convenga mejor a sus intereses y lo que le parezca más redituable entre el electorado; sin embargo, no han considerado que el hartazgo de quien sí espera tener quien coordine esfuerzos para tener un mejor entorno y desarrollar sus habilidades, por ejemplo, en el alto rendimiento, ya rebasó un límite y todo se limita a la falta de un proyecto de deportes. Todo ha sido improvisado.

Al inicio de este sexenio, en su primer evento público relacionado con la dependencia, el Ejecutivo Estatal reconoció que sabía de los “logros” de quien tomaría las riendas del deporte, pero también afirmó no conocerla. Con el paso del tiempo cada uno se fue ubicando en su sitio.

Digan si no es un momento propicio para que alguien comience a preocuparse por un tema que, dicen, es lo más importante de lo menos importante.