La Columna: Dos medallas inesperadas
¿Por qué medallas inesperadas?, antes de que se vaya a molestar por el título del texto, no cabe duda que uno espera medallas de donde aparezcan, las medallas son bienvenidas y eso se lo pueden contar en el Indeporte, por ejemplo, que en este 2024 agradecen todas las medallas que aparecieron, a sabiendas que muchas de ellas no las soñaron porque no conocen los procesos.
Pues en parís está sucediendo algo parecido, porque si alguien se atreve a mencionar que, por cualquier argumento que no fuera el sueño de la deportista, el deseo de la familia, esa medalla de plata estaba “presupuestada” dentro de las proyecciones de CONADE, sabe que miente y lo hace de manera premeditada.
Pero siguiendo esa tendencia, desde el oficialismo gubernamental, cuando estén informando de las medallas ganadas, destaquen el “apoyo gubernamental”, suena precisamente a cuando en el Indeporte ponen “con el apoyo del Indeporte”; que no significa que hayan hecho al menos lo mínimo de lo que les corresponde, solamente faltaba que ni eso. Pero para presumir ya está rayando en la ironía y aunque en los estados es una práctica normalizada, en el rubro federal a Guevara no le va a perdonar nadie ese sistemático método de justificar las medallas con ese “apoyo gubernamental”.
Plata en Judo, la primera de la historia del deporte mexicano y es ahí donde los jóvenes que comienzan en este deporte, saben que hay posibilidad, la posibilidad de llegar al máximo escaparate de esa disciplina, en el evento máximo del deporte; sin embargo, es ahí donde comienzan también los desencantos del “apoyo gubernamental”; que es poco y no alcanza para todos. Hay que llevar a los mejores y en procesos definidos y es ahí donde aparecen los intereses de cada uno, desde las asociaciones, federación y por supuesto, CONADE.
La plata era inesperada, caso contrario al tiro con arco y es por eso que lo de Prisca Arwiti debe dimensionarse con todo lo que conlleva ser la primera, en un deporte exclusivo para determinados países y que, ahora, verán a México como una posibilidad y a los mexicanos como una fuente inagotable de deportistas autónomos que consiguen objetivos sin tener, quizá, lo mínimo que merecen.
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