La Columna: La bici es lo de menos…
- Annete Lewis
- 14 ago
- 2 Min. de lectura

Y entiendo que se pudo comprar hace años o ayer; no entiendo la imperiosa necesidad de lo aspiracional que es, montar una imagen en redes sociales, que contrasta de manera importante con los objetivos. En Chiapas parece que todos pueden hacer todo, menos los ciudadanos, a esos sí hay que exigirles que aguanten, por ejemplo, que la gasolina sigue aumentando centavitos, de manera imperceptible, pero que en el general se siente a final de mes.
Es entendible que la trayectoria y los cargos pueden dar estabilidad económica, como para tener el poder adquisitivo y que tener artículos de valor pueda ser sencillo; sin embargo, no hay forma de que un ciudadano de pie, que paga impuestos de donde van saliendo los salarios de quienes sirven desde el Gobierno, obliga a que se revise con lupa las funciones y ahí es donde la puerca tuerce el rabo.
Que las bicicletas porque el deporte y la salud… venga, existen mil y una forma de buscar el bienestar físico con prácticas deportivas, pero es un ilógico disfrazar el estatus con la salud, con el ejercicio como herramienta. Hay indigentes que tienen un físico envidiable para cualquiera que tenga una bicicleta de más de 200 mil pesos.
La felicidad en redes sociales, bueno, hay millones de casos que han evidenciado la necesidad de aparentar, de explicarle a la gente que viven una vida de ensueño y todo eso, pero no deja de ser eso, una imagen y detrás de esa imagen, de arranque, hay un fotógrafo que tuvo que despertarse más temprano, alistarse e ir en camino sabedor que su misión es obtener la mejor foto para las redes sociales, un chofer que no entiende cómo es que, con esas bicicletas tan costosas, no se hace un recorrido más sencillo, sin tener que levantarse tan temprano. Un equipo de seguridad que ni debe gustar de ese tipo de actividades, pero todo sea por algunas fotos necesarias, para que con imágenes se pueda tener y una percepción que nadie entiende, que nadie compra, porque es donde realmente importa, donde van surgiendo cada vez más problemas.
No importa cuánto cuestan las bicicletas o si el deporte es un hábito del servidor público. Lo interesante es que el servidor público pueda cumplir con sus obligaciones y que no tenga que depender de lo aspiracional que puede ser, presumir poder comprarse bicicletas de ese costo, que al final, son pagadas con el dinero que contribuye, el que ve las foto y se lleva las manos a la cabeza pensando ¿quién dirige este estado?






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