La Columna: Mucho, pero mucho escándalo
- Annete Lewis
- 29 jul
- 2 Min. de lectura

Me encanta que, en nuestra era, en esta nueva era, el “periodismo” mutó a un adoctrinamiento falso, flexible, a modo de quien necesite tal o cual postura y en ese proceso, confundidos están los que pretenden ir por la vida entregando lecciones de moral y buenas costumbres; porque, al final todo se basa en un análisis de hechos y referencias, que pretenden dictaminar un juicio desde una perspectiva moralina de mucha actualidad.
Imaginen que uno ya no va a poder decir que Javier Hernández es el máximo anotador de la Selección Nacional de Futbol, que se metió en una reducida lista histórica de grandes representantes de nuestro país en un deporte en el que, llegar a esas alturas en la actualidad, es todavía más complicado por un entorno que disfraza fobias.
Ahora, hay que decir que “Chicharito” está usando temas de género, reafirmando las viejas costumbres de “machismo” y “misoginia” en nuestro país, para “adoctrinar” a los hombres y que la lucha del feminismo pierda enteros. Nunca imaginamos que existiera un parámetro para ver quién va ganando en esa lucha, pero es un tema que tiene dos posturas, la del futbolista y su forma de pensar y que, además, la hizo pública, y la del sector que se sintió vulnerado.
Puedo aceptar que haya vulnerabilidad en el sector más radical del feminismo, que ha considerado una necesidad, confrontar ideologías y comenzar a buscar espacios para igualar el tema delos géneros; está bien, por ahí no vamos a entrar.
Resulta hasta raro que los análisis más “profundos” vengan de “aliadines”, de esos que están buscando popularidad envueltos en una lucha que no les pertenece y que solamente puede ponerlos en un escaparate del que, después, quieren bajarse si la situación no es conveniente.
Ahora, también le tocó a Cuauhtémoc Blanco, quien va a estar en el Víctor Manuel Reyna para un duelo de exhibición entre leyendas del América y de inmediato se provocó revuelo entre los colectivos, porque atraviesa asuntos legales, referidos a cuestiones de género y otra índole y está bien, que los que puedan sentirse con algo adverso a quienes pretenden ir a disfrutar de un espectáculo, vayan también y protesten, pero que paguen su entrada, es bien sencillo.







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