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La Columna: Siempre será un dilema

  • Annete Lewis
  • 14 mar
  • 2 Min. de lectura
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Claro que hay muchas formas de trascender en el plano profesional. Hay ocasiones en las que se combinan muchos factores y surge el éxito de donde menos alguien lo espera y también las ocasiones en las que parece que todo está puesto para alcanzar al éxito, pero no llega.

En el futbol de la actualidad, en el que la globalización y las organizaciones han adquirido un papel muy preponderante, que cada vez que surge un caso como el del Leicester City, el del Commo o de aquel Porto de Mourinho, es común que se refresque una actualidad en la que el ajedrez que se juega sobre un tablero lleno de millones de dólares, haya hecho que la percepción del éxito en el futbol haya cambiado radicalmente.

Entre entrenadores reconocen esos caminos y cuando surge algún tema, en el que el intercambio de “elogios” es quizá acompañado de un tono bastante irónico, como el cruce que acaban de tener Capello y Guardiola, queda en evidencia que hay una alta dosis de ego, que trata de crear un escudo ante un comentario que podría insinuar algo.

Capello llamó “arrogante” a Guardiola y el catalán no dudó en responder de modo socarrón, a lo que entendió como un asalto a su prestigio, que suele disfrazar en la frustración. También le preguntaron a Guardiola sobre, tras una emocionante jornada de Champions, no ver al City entre los equipos era bastante triste y el estratega no dudo: “Quizá no soy tan bueno para ganar en la Liga Italiana”

Cierto es que Guardiola podrá vivir con aquel peso de ser quien conducía al Barcelona que dominó el futbol, con una gran generación de jugadores, un equipo que tenía una versión “humilde” económicamente hablando, pero que tiene también el tema del arbitraje, de Sánchez Negreira y de esa situación que pudo propiciar tantos éxitos; después, equipos donde predominaba el dinero, como en el Bayern, donde no pudo ganar la Champions y en el City, que justamente por dinero, parece haber entrado en una crisis administrativa, que ya se refleja en lo deportivo.

Decir que Guardiola es “arrogante” claro que tiene sus situaciones, argumentos para algunos varios, pero las respuestas del catalán también vienen bañadas de una dosis de arrogancia, la que dan los títulos y de las formas, eso ya es muy subjetivo.

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