La Columna: Son casos similares

Salieron varios a contradecir lo que le platicamos ayer de Alfredo Durán y la información que circula en redes, sobre el adeudo que presuntamente tiene Jaguares FC con su ex entrenador. Hay muchos que, de la misma forma, ahora que ya no están, se les facilitan los señalamientos, los calificativos y esos temas, pero lejos de pensar siquiera de considerarlo como una opinión cálida, no hacen más que confirmar la regla. Esos “códigos” de los futbolistas, los del vestidor, solamente son utilizados cuando la situación no les favorece, pero incumplen ese mismo pacto que no está escrito.
Hay jugadores, principalmente que, por tener un contrato, son las “orejas” de los directivos en un vestidor, aseguran su permanencia en detrimento del grupo, eso incumple todos los códigos, pero es cada vez más común. Hay otros que solamente les gusta ver el mundo arder, filtran información del vestidor y después causan estragos, sin remordimientos.
Pero cuando alguien fuera del futbol les dice la realidad que se palpa, comienzan a hablar de códigos del vestidor, de hacer grupo, de conseguir “blindar” al grupo, aunque al final saben que provocaron las desavenencias.
Nadie dice que Alfredo Durán no tenga derecho a señalar que le deben, pero tener solamente su versión hace que esa información sea parcial, falta conocer si esa deuda existe y por qué; además, también hace falta detallar el análisis de su labor y aunque puede parecer subjetivo, es una realidad que no consiguió ni de cerca un objetivo, tan sencillo como saber que su equipo nunca tuvo volumen de juego, partiendo del poco control del vestidor, en el que reinó la indisciplina.
Aunque es pronto, José Luis Trejo y su jerarquía, han conseguido dos triunfos en sus dos primeros juegos y no se trata de ser especialistas en estrategia, formaciones o tácticas, se parte desde el respeto y fundamentos. Poner las piezas en su sitio y que todos jueguen para un mismo objetivo.
En fin que, Durán puede tener razón, pero “incumplir” esos códigos que los futbolistas defienden tanto, lo coloca en una situación de incoherencia total y eso no está en discusión, porque una cosa lleva a otra. No puedes guardar silencio cuando eres el que se ubica en una posición de privilegio, a gritar adeudos cuando ya has perdido esos privilegios.
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