La Columna: Yo creo que es lo debido…
- Annete Lewis
- 5 ago
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Aquí en este espacio estamos esperando por conocer si Adonaí Sánchez Osorio cumple con lo que dijo en su último comunicado, publicado justo después de su cese como director del Instituto del Deporte, en el que advertía que buscaría esclarecer todo el tema que orilló a quien toma decisiones en el Gobierno, a retirarlo del cargo.
Independientemente de cualquier tema relacionado con lo personal, con la intimidad de la vida cotidiana, que quizá es la que más debe cuidar un funcionario, lo ideal era que fuera “juzgado” por su trabajo en esa dependencia, que ya tenía muchos esbozos de ser regular, muy parecido a lo que hizo Tania Robles, primero con un discurso alentador para los deportistas, pero cuando uno se fue enterando que él fue quien junto a Ángel Torres idearon que Max Betanzos estuviera en el Indetux, pensando en poder crear una línea de control, que ya en unos meses no había rendido más que para crear polémicas, comenzamos a percatarnos que los resultados no debían esperarse, ni por lo menos, regulares.
Muchas negativas, el pretexto confiable de no tener presupuesto y la amnesia de lo mediático, con aquellas entrevistas en las que ya proponía, por ejemplo, involucrar a las empresas privadas para tener recursos y que se pudiera ayudar a esos deportistas.
Ya quedó el antecedente de Tania Robles, que los primeros años, se quitó la responsabilidad de apoyar, citando la prohibición de la ley y que años después, afirmaba que había encontrado una fórmula para poder apoyar; es decir, ya no había dinero, pero seguro cuando se comenzara a proyectar el interés político, milagrosamente aparecería la forma de apoyar.
Sí, es necesario que el análisis de los meses de Sánchez Osorio no queden en ese escabroso tema que propició su cese; es necesario, pronto deberá solventar ese asunto, dejar ese tema que le permita limpiar su nombre y que, si es de su interés, políticamente encontrar un oasis que lo deje bien librado en ese asunto, porque hoy, él y quienes lo rodeaban siguen bajo esa terrible sombra de lo que trascendió lo privado, para quedarse en lo público.
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