La Mesa para el Bien Común: un precedente histórico de colaboración social desde Chiapas
- VANESSA TRACONIS QUEVEDO
- hace 2 días
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“Reunirse en equipo es el principio. Mantenerse en equipo es el progreso. Trabajar en equipo asegura el éxito”, decía Henry Ford, un líder visionario que no temía asumir riesgos. Creía en sus ideas y estaba dispuesto a invertir su propio dinero para hacerlas realidad. Esta mentalidad le permitió crear una de las empresas más exitosas e influyentes del mundo.

El año 2025 marca un parteaguas en México y América Latina. Quedará registrado como un momento clave para la transformación colaborativa en Chiapas y en el sureste del país. La conformación de la Mesa Interinstitucional e Intersectorial de Fundación RedSalud Internacional y Good Deeds Day (Día de las Buenas Acciones) representa mucho más que una alianza simbólica: es el inicio de un modelo de colaboración concreta, colectiva y profundamente humana para enfrentar los grandes desafíos sociales y sanitarios de nuestro tiempo.
Esta Mesa está integrada por instituciones públicas, empresas, medios de comunicación, universidades, organizaciones de la sociedad civil y líderes comunitarios. Todos comparten una misma convicción: la solidaridad bien organizada puede cambiar el rumbo de miles de vidas.
En tiempos de profundas desigualdades, pensar en salud no solo implica garantizar medicamentos o consultas médicas. Significa hablar de acceso digno, inclusión, respeto, empatía y acción colectiva. La salud, entendida como bienestar físico, mental, social y ambiental —tal como lo establece la Organización Mundial de la Salud (OMS)—, requiere soluciones integrales que trasciendan las acciones aisladas.
Hoy, más de 50 millones de personas en México viven en pobreza multidimensional (Coneval, 2022). De ellas, al menos un 39.1% carece de acceso efectivo a servicios de salud. Esta brecha se profundiza en poblaciones rurales, indígenas, personas con discapacidad y sectores históricamente marginados. A ello se suma la pobreza farmacéutica, esa forma silenciosa de exclusión que obliga a las familias a elegir entre comer o comprar medicamentos esenciales, muchas veces invisibilizada en las estadísticas.
En México, la pobreza no solo se mide por la falta de ingresos, sino también por la imposibilidad de acceder a servicios fundamentales como salud, alimentación, educación o vivienda. Según la Encuesta Nacional sobre Finanzas Individuales (ENSAFI) 2024, una persona necesita en promedio $16,421 pesos mensuales para cubrir sus gastos básicos. Pero esta cifra varía drásticamente: en la Ciudad de México se requieren alrededor de $29,500 pesos, mientras que en Chiapas, con condiciones más adversas, $7,000 pesos apenas alcanzan para lo esencial.
Cuando una familia enfrenta un problema de salud sin contar con seguridad social, el impacto económico puede ser devastador. Datos del Observatorio de la Pobreza Farmacéutica, la Equidad Sanitaria y la Exclusión Social de Fundación RedSalud Internacional, junto con fuentes como CONEVAL, SHCP e INEGI, estiman que hasta el 41% de los ingresos familiares se destinan a salud: medicamentos, consultas, estudios o traslados. Esto rompe cualquier posibilidad de equilibrio económico.
En ese momento, las familias se ven obligadas a tomar decisiones imposibles: ¿comer o medicarse?, ¿cubrir una consulta médica o pagar la colegiatura?, ¿pagar estudios clínicos o seguir pagando la renta? Estas elecciones empujan a muchas personas a un espiral de pobreza multidimensional, en la que se entrelazan carencias de salud, educación, alimentación, ingreso y vivienda.
Frente a este panorama, surge una pregunta urgente: ¿qué podemos hacer como sociedad? La respuesta comienza por el trabajo en red y se consolida con voluntad política, compromiso ciudadano y liderazgo institucional y empresarial.
La Mesa Interinstitucional e Intersectorial surge como una respuesta estructurada. No parte de la improvisación, sino del conocimiento acumulado durante más de 11 años de trabajo de Fundación RedSalud Internacional, especialmente a través de los datos recopilados por el Observatorio de la Pobreza Farmacéutica, la Equidad Sanitaria y la Exclusión Social. Este espacio técnico, científico y tecnológico recopila y analiza información oficial para identificar con claridad qué problemáticas existen, dónde están y cómo pueden resolverse. No solo mide las carencias en salud, sino que focaliza los factores que impiden el acceso a una atención médica completa, oportuna y asequible.
Esta evidencia permite que la Mesa tome decisiones con base en datos y no en intuiciones, diseñando acciones precisas y medibles que respondan a las realidades específicas de cada comunidad o grupo vulnerable. Sin sesgos de intereses particulares, este esfuerzo se enfoca en hacer el bien y generar una transformación sustancial, con humanismo, en comunidades, municipios y —¿por qué no decirlo?— en modelos replicables para cada estado y país.
Uno de los principales instrumentos de esta alianza es el Fondo Solidario de Medicamentos (FSM), una iniciativa que converge la colaboración de donantes y financiadores del sector farmacéutico y otros sectores. Opera con transparencia, utilizando únicamente medicamentos legales —con registro sanitario y en condiciones óptimas— donados por laboratorios, distribuidores y farmacias reguladas. Este fondo no sustituye al sistema de salud, pero lo complementa donde no alcanza, demostrando que con buena gestión, alianzas y ética, es posible salvar vidas y restaurar la dignidad, buscando justicia y equidad social.
Más allá de atender emergencias médicas por desastres naturales o contingencias epidemiológicas, el FSM actúa como puente para activar otros apoyos comunitarios. Atiende la pobreza farmacéutica en pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles, facilita acceso a atención psicológica o médica, estudios clínicos e incluso intervenciones sociales. Es una respuesta ética y funcional al abandono farmacéutico que viven millones de personas, sin generar conflicto de intereses, y promoviendo cambios positivos en lo social, económico, político y ambiental de cada entidad que se sume.
Lo más valioso de esta Mesa es su diversidad y tejido humano. Quienes la integran lo hacen no solo desde una representación institucional, sino desde una vocación de servicio y un compromiso ético con la sociedad. Entre los primeros participantes que atendieron el llamado se encuentran:
•Instituciones públicas: Secretaría General de Gobierno, DIF Estatal, Poder Judicial del Estado, Voluntariado del Poder Judicial, Instituto del Deporte del Estado de Chiapas, Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas, DIF Municipal de Chiapa de Corzo.
•Organizaciones de la sociedad civil: Fundación ADO, Fundación Majocca, AMANC, Fundación Toledo, Cruz Roja, Club Rotario Oriente, Caro Kan Ajedrez para Aprender, Autismo en Positivo, Mentors International, Liberales.
•Sector empresarial y educativo: CANIRAC, El Sie7e de Chiapas, Revista Capital, Universidad Católica de Chiapas, Colegio La Paz, Piaggio, Moto Galería, entre muchos otros actores clave.
Todos han comprendido que la salud no puede abordarse de manera aislada. También es posible identificar y resolver otras problemáticas sociales como la violencia, la exclusión digital, la salud mental, la crisis ambiental o la falta de oportunidades para personas con discapacidad. La visión integral y colaborativa, que comparte recursos, responsabilidades y experiencias, puede responder a las necesidades actuales del país.
El deseo de esta Mesa es aún más grande: consolidar un equipo sólido, diverso, incluyente y solidario que trabaje por la inclusión social a través de la mejora de la salud. El reto es inmenso y conlleva muchos compromisos. Sabemos que no será sencillo, pero de eso se trata: de enfrentar los retos con valentía y esperanza.
Todo esto se hace bajo principios de transparencia. Porque esta Mesa no representa solo un acto simbólico, sino la materialización de un modelo de gobernanza social y humanitaria, que ya comienza a sentar precedentes para el futuro. Durante su instalación, Dalal Rabban Castell, presidenta del Voluntariado del Poder Judicial de Chiapas, asumió la coordinación estatal con un mensaje que tocó a todos los presentes: “Trabajar juntos es la única forma de construir el bien común con justicia y compasión.” Por su parte, Salvador Sánchez Trujillo, coordinador nacional de Good Deeds Day, calificó el evento como un hecho histórico para el país, uno de los esfuerzos más inclusivos y estratégicos para articular a actores diversos con un objetivo común: hacer el bien de forma organizada, sostenible y replicable.
Todo el equipo de Fundación RedSalud Internacional está orgulloso de hasta dónde hemos llegado, pero sabemos que esto apenas comienza. No se trata de instalar una mesa, sino de generar sinergia constante. La Mesa no es un órgano consultivo más: es una herramienta viva de diagnóstico, acción y evaluación que permitirá identificar con precisión los principales retos sociales y de salud integral —física, mental, social y ambiental— en las regiones más vulnerables del estado.
La conformación de esta Mesa es un punto de partida, no de llegada. La invitación sigue abierta: a sumar más instituciones, más empresas, más medios, más personas comprometidas con el entorno. Porque hacer el bien no es un gesto aislado ni una moda pasajera. Es un acto colectivo, sostenido, consciente y necesario.
Porque cuando decidimos hacer el bien juntos, lo hacemos con más fuerza, con más inteligencia y con más corazón.
Juntos decidimos. Juntos construimos. Juntos transformamos… haciendo el bien.