La pelotita está triste

Annete Lewis

Hay un tema que vuelve a traer a la palestra el asunto de cómo se transformó el futbol mexicano, y no estamos hablando de la pandemia, de protocolos y todo ese asunto, porque eso únicamente disfrazó los objetivos reales de los dirigentes, que ya hemos analizado a detalle y que cada vez hay más evidencia de eso.

Imaginen que en la fecha nueve hay cuatro equipos que podrían asegurar su presencia en la siguiente fase del torneo (por lo menos la repesca); imaginen que los Pumas que parecen ser de verdad en este torneo, después de sobrevivir a la salida de su técnico días antes de debutar y “encontrarse” con una fórmula que ya sabían, pero que parece innovaron en estos días, poner a un elemento de casa a dirigir el primer equipo y echar mano de la cantera. Imaginen que después de “asegurar” la repesca, jugando la fecha 10 y con siete juegos por disputar, quiten el pie del acelerador porque el primer objetivo del torneo está casi cumplido.

Que América, León y Cruz Azul podrían hacer lo mismo si en la fecha 10 consiguen el objetivo y ahí es donde comienza una serie de juegos aburridos, sosos y de otro tipo, para “cerrar” la tabla, aunque ya haya algunos con el medio boleto asegurado y poniendo las piezas en ese tema, que les entregaría la Liguilla a un juego.

No cabe duda que vamos a ver cómo funciona este tema pero es evidente que la pelota no está contenta, porque no hay elementos que pretenden hacerla competitiva, que se van acumulando acciones que hacen de este, el primer torneo por erradicación del descenso, un torneo que va de más a menos.

La tarea es que sea el de Expansión el que demuestre que se puede trabajar de mejor manera, sin necesidad de limitar un proceso natural de premiar al que hace bien y castigar al que se mete en problemas deportivos por malas gestiones, que buscan priorizar negocios por encima de los éxitos y los proyectos deportivos. En la Liga MX no hacen más que entregar privilegios a sus “socios”

Que si hay algo que cambiar, mucho pero no hay quien quiera en el estrato más alto del futbol mexicano, que dirán muchos es un negocio en el que mandan los que ponen el dinero y con mucha razón, pero eso no va a quitar que la pelota esté triste, que los jugadores quizá ya no tengan tanta motivación y que, con mucha seguridad, seguirán viendo cómo cada vez se va remendando la falla, cuidando el negocio y relegando a segundo término lo que pudiera ser un verdadero proceso evolutivo de un futbol serio y bien organizado. Eso es un sueño.

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