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Las especies de insectos comunes son las que sufren las mayores pérdidas

CDMX.- El declive de los insectos se debe a la pérdida de especies localmente más comunes, según un nuevo estudio publicado en la revista ‘Nature’, dirigido por investigadores del Centro Alemán de Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv) y la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg (MLU).


El metaanálisis de 923 localidades de todo el mundo observa dos tendencias significativas: por un lado, las especies con más individuos (las de mayor abundancia) están disminuyendo desproporcionadamente en número, y por otro, ninguna otra especie ha aumentado hasta alcanzar las elevadas cifras observadas anteriormente. Esto explica probablemente la frecuente observación de que ahora hay menos insectos que hace diez, veinte o treinta años.

Los investigadores de iDiv analizaron las tendencias a largo plazo de los insectos terrestres, como escarabajos, polillas y saltamontes, y descubrieron que la disminución del número de las especies que antes eran más comunes es la que más ha contribuido al declive de los insectos locales. Las especies de insectos comunes o abundantes son las que se encuentran localmente en mayor número, pero las especies que las componen varían de un lugar a otro. Las conclusiones del estudio cuestionan la idea de que los cambios en la biodiversidad de insectos se deban a la desaparición de especies menos comunes.

El estudio viene a sumarse a las recientes señales de alarma sobre la pérdida de insectos, ya que los investigadores han observado descensos drásticos en el número total de insectos en muchas partes del mundo. Sin embargo, poco se sabe de las tendencias generales entre especies localmente raras y abundantes a lo largo de periodos prolongados.

“Era obvio que había que estudiar esta cuestión –indica Roel van Klink, autor principal del estudio y científico del iDiv y la MLU–. Teníamos que saber si las observaciones sobre los descensos en la abundancia total de insectos diferían entre especies comunes y raras, y cómo se traducía esto en cambios en la diversidad general de insectos”.

Van Klink y sus colegas se propusieron comprender mejor las tendencias en el número de insectos buceando en estudios anteriores. Recopilaron una base de datos sobre comunidades de insectos a partir de datos recogidos durante periodos de entre 9 y 64 años en 106 estudios. Por ejemplo, un estudio holandés sobre escarabajos terrestres se inició en 1959 y continúa en la actualidad.

Con esta base de datos actualizada, los investigadores confirmaron que, a pesar de la variación entre los datos, en conjunto, los insectos terrestres de estos estudios a largo plazo están disminuyendo un 1,5% cada año. Para entender mejor este patrón, compararon las tendencias de las especies en diferentes categorías de abundancia y descubrieron que las especies más abundantes al principio de la serie temporal mostraban el descenso medio más acusado -en torno al 8% anual-, mientras que las especies menos comunes disminuían menos.

Los investigadores destacan que las pérdidas de especies anteriormente dominantes no se compensaron con aumentos de otras especies, lo que tiene implicaciones de gran alcance: Las especies abundantes son el alimento básico de aves y otros animales insectívoros, por lo que son esenciales para los ecosistemas. “Las redes tróficas ya deben de estar modificándose sustancialmente en respuesta al declive de las especies más comunes –explica van Klink–. Estas especies son superimportantes para todo tipo de otros organismos y para el funcionamiento general del ecosistema”.

El análisis muestra claramente que las especies anteriormente abundantes son las que más individuos pierden sistemáticamente en comparación con las especies de insectos menos abundantes. Sin embargo, las especies menos abundantes y raras también sufren pérdidas, lo que provoca descensos en el número de especies locales. El estudio constató una modesta disminución del número total de especies de algo menos del 0,3% anual. Este descenso indica que, además de las pérdidas significativas de especies comunes, algunas especies raras se están extinguiendo localmente.

Las que salen ganando son las recién llegadas que consiguen establecerse con éxito. La mayoría de estos recién llegados siguen siendo localmente raros y sustituyen a otros insectos antes raros, pero ocasionalmente se vuelven muy abundantes. El escarabajo asiático invasor (‘Harmonia axyridis’), que ahora es común en toda Europa, América y Sudáfrica, es un ejemplo de ello.

Según los autores, es necesario seguir investigando para determinar las causas subyacentes de estas tendencias. Aunque en este estudio no se investigaron explícitamente las posibles causas, es probable que los descensos estén relacionados con los recientes impactos antropogénicos, como el cambio climático y la urbanización, que se consideran los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad.

“Los insectos parecen estar recibiendo un golpe más duro que muchas otras especies a medida que los humanos siguen dominando el planeta –explica el profesor Jonathan Chase, autor principal del estudio y profesor del iDiv y la MLU–. Otros estudios, incluidos aquellos en los que ha trabajado nuestro equipo, no han encontrado tales descensos de la diversidad a escala local de muchos otros grupos de animales y plantas”.

Aunque los resultados del estudio son sorprendentes, estas tendencias están muy sesgadas a los datos sobre comunidades de insectos en Europa y Norteamérica. Como tales, no deben interpretarse como un fenómeno global.

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