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  • ALEJANDRA OROZCO

Los tres meses de Renata

Bien dicen que todos los niños son diferentes, y eso lo tenemos muy confirmado, lo hemos experimentado día a día viendo a nuestras dos niñas crecer... este sábado, Renata -Reno, como le decimos de cariño-, cumplió sus primeros tres meses, que se nos han pasado volando y que han sido muy distintos a los tres primeros de Elisa.



Reno nos ha dado mucha lata en cuanto al sueño, porque al principio dormía todo el día y nos tenía gran parte de la noche despiertos, aunque actualmente ya se le reguló el horario y se la pasa entre siestas y sonrisas, para en la noche disfrutar su baño y hacer su siesta más larga como hasta las 2 de la mañana.


En cuanto a carácter, es muy risueña, mucho más de lo que era Elisa, tiene unos ojos muy expresivos, unas pestañas cada día más rizadas y unos cachetes enormes que enmarcan su sonrisa sin dientes... ya no recordaba qué bonitos se ven los bebés luciendo sus encías, y las de Renata me fascinan.


Todo este mes ha empezado a balbucear, hacer sonidos y hasta imitar las trompetillas, por lo que nos da la impresión de que va a hablar más rápido que Elisa, o que va a ser igual de inteligente que su hermana.


Que por cierto, la relación de ambas ha mejorado mucho, de por sí Elisa era muy cariñosa con ella pero de repente le pegaba y ahora ya no lo hace, se la pasa buscándola, dándole besos, haciéndole cariñitos, trompetillas para hacerla reír, y a mi me derrite verlas juntas, porque Renata reacciona riéndose cada vez que escucha su voz y siguiéndola con la mirada.



Para mí, los primeros tres meses son como el primer logro desbloqueado de la maternidad, porque siempre son los que presentan mayor riesgo, y es cuando comienza la transición de empezar a ver mejor su entorno, los primeros sonidos, sostener mejor su cabeza, establecer la lactancia y el sueño, y así poco a poco vamos haciéndole su rutina, igual que a Elisa, respetando sus ritmos y tiempos para adaptarnos todos a esta nueva dinámica.


Es toda una aventura ser mamá, aunque es más complicado ser mamá de dos, pero cada día veo más cerca “la luz al final del túnel”, porque los primeros meses han sido los más difíciles y ahorita con todo y nuestra nueva rutina, de vez en cuando no me siento tan abrumada y me voy acostumbrando más a nuestro ritmo de vida, que tiene sus altas y bajas pero nunca es suficiente.


Todos los días, llega un momento en que el cansancio me sobrepasa y solo quiero que se duerman para poder hacer mis cosas, al otro día me voy al trabajo, las dejo en casa y siento que no me alcanza el tiempo para estar con ellas, y que las prefiero mil veces antes que dormir o descansar.


Mis hijas son increíbles, se están convirtiendo en una versión mejor de la que había soñado, a diario me sorprenden con sus ocurrencias y podría pasarme las horas viéndolas, también hay días en que siento que fallé como mamá por no ser tan paciente, por no haberle cepillado los dientes a Eli o por no haber bañado a Reno, pero me repito que estoy haciendo lo mejor que puedo, y que ellas me mueven para tratar todos los días de ser una mejor persona y para ser la mejor mamá que pudieron tener.

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