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  • ALEJANDRA OROZCO

Mujeres que migran, la otra cara del sueño

Los vemos en caravanas, sabemos de los enfrentamientos que tienen con la Guardia Nacional, los vemos pidiendo dinero en las calles; pero no todos conocemos la otra cara de la moneda, lo que motiva a los migrantes a dejar su hogar.


Adriana Michelle Trejo es originaria de Honduras, y es una de miles que emigran de casa buscando un mejor futuro, a veces ni siquiera pueden decir el motivo; a sus 24 años salió de aquel país con un hijo, su pareja y su hermanito, buscando empezar de cero, y poder seguir viviendo.

“El camino es muy arriesgado, por ejemplo yo tuve que pasar Guatemala para entrar a México, yo entré por la Técnica, es digamos un río el cual nos toca cruzarlo en una balsa, entonces es un poco arriesgado la verdad, luego tenemos que caminar, porque no siempre vamos a viajar en una combi, incluso nos toca dormir en el suelo”, nos narra.

Ella y su familia llevan cinco meses viviendo aquí en la capital, vienen arriesgando la vida y a sus bebés la mayoría, sin embargo, algunas como ella tienen la suerte de que en el camino se encuentran personas que les brindan la mano, y en Chiapas los han tratado muy bien; y es que todos salen de su país no por gusto, sino porque algo los obliga.

Actualmente, Adriana se desempeña en el trabajo social mientras esperan su estatus de refugiados, hicieron el trámite desde octubre y aún siguen en espera, saben que es un trámite de largo plazo y reconoce que todos se quisieran quedar aquí, nadie quiere regresar a su país, a ella en lo personal le gustaría quedarse aquí para ayudar a su familia, pues su mamá y hermanos siguen en Honduras.

“Debido a la situación económica que vivimos en nuestro país no da para que todos salgamos al mismo tiempo, la meta casi de nosotros es que uno logre llegar y así uno vaya ayudando al otro, como en una cadena”, explicó.

Las mujeres que migran se enfrentan a un doble tipo de violencia: por ser migrantes y por ser mujeres; Médicos sin Fronteras reportó que el 72 por ciento de las mujeres que ingresaron a nuestro país en 2020 reportaron haber sufrido agresiones físicas a manos de pandilleros, delincuencia organizada, familia, compañeros de trabajo y autoridades, y hoy afortunadamente el panorama para Adriana ya es otro.

“Créeme que me siento bien porque sé que mi vida ya no corre peligro, entonces para nosotros nos sentimos bien, aunque el saber que nuestra familia no está aquí para nosotros es igual un riesgo, pero las personas que corríamos más peligro gracias a Dios ya estamos aquí”.

Lo que sigue para ella es terminar su proceso donde lo empezaron, quieren quedarse donde los traten bien, en Palenque recuerda que tuvieron una mala experiencia y en Tuxtla le ha ido muy bien, por lo que piensa estabilizarse poco a poco y tener así acceso a un mejor futuro para sus hijos, que se desarrollen y vayan a la escuela, ya que en su país no hay oportunidades para ellos.

Por su parte, Yaneth Gil presidenta, de la asociación Una ayuda para ti mujer migrante, quiso manifestar la inconformidad que tienen, porque las mujeres migrantes son la población que menos es tomada en cuenta, es la población excluida de muchos espacios y no tiene muchas oportunidades, ni en su país ni en el nuestro, opinó.

“La mayoría de las mujeres son refugiadas, es decir, no son migrantes, huyen por necesidad, es una población de migración forzada, la mayoría de sus problemas es que vienen perseguidas por las pandillas, incluso por sus maridos y por la falta de oportunidades en su país donde el patriarcado está, y es la mujer la que no puede estudiar, la que no puede hacer tantas cosas, por eso van buscando si en México o Estados Unidos encuentran lo que allá no tuvieron”, mencionó.

Actualmente, este refugio alberga a 20 mujeres que vienen de Venezuela, Haití, Honduras, Guatemala y Brasil, así como a una población total de cinco niños, ya que si bien la migración se ve como algo masculino, siempre han emigrado en la misma cantidad, solo que las mujeres se esconden para no ser violadas, se quedan resguardadas mientras el marido sale a buscar trabajo o sustento

“En los últimos dos años no solo han venido migrantes de Centroamérica, en total hemos atendido a unas 12 mil mujeres y cinco mil niños, cifra que ha aumentado muchísimo; pueden ayudarlas con el hecho de no discriminarla, de no excluirla, esa es una manera de ayudar, de no verla mal, es una manera de ayudar”, y añadió que también pueden donarles tenis, ropa y alimentos, además de velar por sus derechos humanos, que los respeten, que estén seguras.

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