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  • ALEJANDRA OROZCO

Niños con capacidades diferentes: los verdaderos maestros

Tuxtla.- Los niños y niñas con discapacidad se enfrentan a múltiples retos, uno de ellos es la educación, pues por más que les gustaría ser incluidos, hay espacios donde no son admitidos por ciertas razones, sin embargo, requieren atención por parte de especialistas, además de mucho apoyo y trabajo por parte de sus padres.


Alejandra Andrade Rosete es maestra de primero de preescolar en el Centro de Atención Múltiple 28E, ubicado en Infonavit Grijalva, atiende a ocho alumnos autistas, puros hombres, y dice que es muy divertido pero a la vez, una labor titánica.

“Es bonito porque me gusta lo que hago, es complicado porque algunos no tienen comunicación, tienes que estar adivinando, enseñándoles cómo comunicarse, la forma en que deben comunicarse, tengo cuatro sin control de esfínteres, y ahí pido el apoyo de los papás en casa”, señaló.

Para ellos como docentes, son muy importantes las pequeñas cosas, son alegrías, después de tanto repetirlo, es satisfactorio cuando lo logran, por ejemplo, uno de sus niños hacía berrinche al entrar de los juegos del recreo, y al tercer día que se le explicó, regresó a lavarse las manos sin ningún problema, señaló que si hay trabajo constante hay avance, por mínimo que sea.

“Para este trabajo se necesita principalmente vocación, si no tienes vocación difícilmente haces tu trabajo bien hecho, con amor, que te interese realmente lo que suceda con los niños, con los padres de familia porque aquí es doble trabajo, tenemos mucho que trabajar con los papás, también hay que estar capacitado, a veces nosotros mismos lo buscamos porque no tenemos más herramientas”, señaló.

María de Fátima Vázquez Salazar, directora de la escuela, señala que su misión es apoyar a estos niños que presentan alguna discapacidad, darles atención en la etapa inicial y preescolar a niños y niñas con discapacidad intelectual, motriz, auditiva, ceguera y trastornos del desarrollo como el autismo, cuentan con 75 niños de 2 a 6 años a quienes se les da seguimiento y apoyo si se van a una escuela regular, para que no haya regresiones.

“Las profesoras tienen un gran corazón y entrega, son educadoras y especialistas en audición y lenguaje, discapacidad intelectual entre otros temas, la preparación no para nunca, también tenemos reuniones de consejo técnico para crecer en metodologías y estrategias, y ofrecemos la escuela para padres, les damos las herramientas para trabajo en equipo, son sesiones con base en las necesidades del diagnóstico realizado, comportamiento, estrategias para apoyar el desarrollo del lenguaje y alimentación nutritiva, entre otros”, señaló.

Lo más difícil, consideró, es integrar a los papás al trabajo, pues los niños avanzan, tienen logros y dice que los sorprenden con la capacidad que tienen, involucrando a los papás en esa tarea; además, cuentan con rampas, protecciones, materiales especiales resguardados, baño en cada aula, adaptaciones para trabajar motricidad, triciclos, áreas de juego, ludoteca, todo para trabajar sin riesgos y estimularlos en todas sus áreas, todo esto conlleva la necesidad de llevar mantenimiento por ser un inmueble grande.

“Tenemos que luchar mucho por la cuestión de la independencia personal de nuestros niños, que esa es una primera parte importantísima para su integridad personal, para el respeto de su persona, buscamos que egresen con control de esfínteres precisamente para este fin; tenemos grupos reducidos de 10 niños, tienen una atención casi individual, en cada grupo hay niños con distintas discapacidades para trabajar la inclusión, es un trabajo específico”, dijo.

Por su parte, Jenicie Argüello es mamá de Aarón, un niño de cuatro años y cuatro meses con autismo grado 1, apenas esté ciclo entró al CAM, señala que desde que era pequeño observaba ciertos detalles en él, pero con el confinamiento empezaron apenas a hacer el seguimiento este año, a principios de 2022 fue diagnosticado y acaba de ingresar al centro.

“No te voy a decir que fue fácil, a la vez fue contrastante aceptar que no es una enfermedad, ir trabajando para hacer niños fuertes ante la sociedad, creo que Aarón ha mejorado, ha tenido mejor sueño y no se levanta a media noche golpeándose, ese es uno de los logros más significativos para mí… ya empieza a decirme más palabras, y que sean entendibles son logros estupendos, es como si me ganara una copa o una medalla”, señaló.


Aprovechó para recordar que el autismo no es una enfermedad, para que no los vean como algo extraño ni dar tantas explicaciones afuera, y recomendó a otros papás en la misma situación que se dejen apoyar por especialistas.

Yesenia González es mamá de Liam Zavala, tiene tres años y un diagnóstico reciente de autismo grado 2 y déficit de atención, lleva un mes en el CAM, y aunque ya tenían idea de su padecimiento, hasta los tres años se confirmó.

“La verdad he visto muchos cambios en él, en su comportamiento, en la atención, no hay lenguaje en él pero se está aprendiendo a comunicar, para nosotros como padres el ver un avance muy pequeño en nuestros hijos es demasiado… sí es muy importante que un niño reciba una atención a temprana edad, cuando por ejemplo en el caso de Liam yo traía una idea, no nos habían dado diagnóstico, pero mientras buscamos ayuda avanzamos”, puntualizó.

Estas son las luchas diarias de padres, madres, maestras y los mismos niños… que tienen capacidades diferentes, pero esto mismo hace que los adultos se sorprendan de los logros y avances que demuestran día con día, se convierten en maestros y dejan de ser alumnos, les enseñan en la vida.

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