¡Que viva San Antonio Abad, muchacho!
- ALEJANDRA OROZCO
- 17 ene 2023
- 3 Min. de lectura
Chiapa de Corzo .- Este martes, cientos de parachicos, chiapanecas y chiapacorceños en general salieron a las calles a participar de su tradición favorita, en forma como no lo habían hecho los recientes años de pandemia, una tradición que combina lo místico de este pueblo mágico, lo religioso católico y la calidez de su gente.

Las calles se adornan con banderines de colores, las banderas se ven de forma aislada, en las esquinas se ve uno que otro Parachico acomodándose la montera, o una chiapaneca arreglarse el vuelo del vestido: es la Fiesta Grande, que tiene lugar cada mes de enero y que es festejo obligado para los habitantes de este municipio.
En el festejo se rinde devoción al Señor de Esquipulas, San Antonio Abad y San Sebastián Mártir, este martes 17 se celebró al segundo de ellos, aunque quizá el rito es muy parecido entre estos tres santos patronos del pueblo, pues el común denominador es la fe, el baile y la comida.
Doña María Ruth Velasco es la tercera generación de priostes en su familia, que resguarda la imagen de San Antonio Abad El Consagrado desde hace 74 años, la imagen fue adquirida por sus abuelos maternos, luego le tocó resguardarla a su mamá y ahora a ella, si bien hay muchas imágenes del santo, tres son las principales y esta es una de ellas.

“Empezamos con este festejo desde el 6 de enero con las nocheras, a cada persona le toca hacer el rezo, llevan su repartido e invitan a sus conocidos aquí en la casa… para el día 8, esperamos a las pandillas de chuntás, que son muchas y pasan al domicilio, el 14 de enero a partir de las 10 de la mañana se prepara la enrama o somé, donde la gente del pueblo lleva sus ofrendas y se les da un tamal, a las 9 de la noche sale el anuncio acompañado de los chuntás, se recorren las ermitas de todo Chiapa de Corzo, ida y vuelta”, explicó.
Luego llega el día 15, el tan esperado primer día de parachicos, después de una pandemia, nos cuenta que están siguiendo la tradición que se suspendió, con sentimiento recuerda que la pandemia se llevó a muchísima gente conocida, pero les toca seguir adelante y se hace el traslado de banderas a su domicilio, donde se les da de comer hasta que el cuerpo aguante… se le dice “el consagrado” precisamente porque está consagrado a su casa, cuando llega su día, el 27, desde temprano la imagen baja a misa de 10, y regresa a su domicilio acompañada del patrón junto con sus parachicos.
“A las 2, 3:30 de la tarde ya está toda la gente en la casa y se da la tradicional pepita con tasajo, aquí estamos hasta que el cuerpo aguante; el día 18 el parachico cena en la casa como a las 8 de la noche, todos salen con su tamal y su café, y así vamos terminando la festividad de San Antonio Abad… nos preparamos ahorrando, vamos a decir que es un gasto familiar completamente, así que todo el año te la pasas ahorrando para esta festividad, que son aproximadamente 16 días", explicó.

Se trata de algo muy emotivo, este año, a Ruth le han sucedido muchísimas cosas, por ejemplo su mamá ya no puede ayudarla por su edad, y recuerda que le decía: no vas a entender muchas cosas hasta que te toque, y efectivamente son demasiadas emociones encontradas, “es como si yo estuviera hablando con alguien cuando hablo con el santo, e incluso el semblante de la imagen, hasta sus ojos cambian”.
Un elemento importante aquí es la comida, Rafael Díaz lleva 25 años elaborando la comida tradicional, y en esta ocasión tocó la pepita con tasajo, comida típica que se da al pueblo en las fiestas de los santos o los días más importantes, tanto locales como foráneos suelen esperar todo el año para deleitarse con este manjar de la gastronomía chiapaneca.

"'Esto se cuece con el caldo del tasajo, lo vamos a cocer primero, después de que ya está cocido batimos la pepita, lo colamos y ya está cocido con el caldo de tasajo… empezamos desde las ocho de la noche anterior, se empieza a colar todo, se sube a la 1 de la mañana y sale a las 3, hicimos mil 200 varitas de carne y 60 kilos de pepita, para más de mil personas”, nos explica.
Rafael nos explica que no cualquiera hace esta comida porque se le corta, si viene alguien de la calle y lo viene a ver se corta, dice que sí se puede componer, pero hay que echarle más ajos, sin embargo a la gente le encanta esta comida y él se siente alegre porque se van contentos de probarlo y se acaba todo, dejan el plato limpio.
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