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  • ALEJANDRA OROZCO

¿Quién dice que somos el sexo débil?

Tuxtla.- De acuerdo con los últimos datos del INEGI, el 52 por ciento de la población en México son mujeres, de las cuales cuatro de cada 10 forman parte de la Población Económicamente Activa, y 1.6 millones de establecimientos tenían propietarias del sexo femenino.


Una de ellas es Mónica León Tirado, fabricante de muebles sobre diseño en madera de pino y aglomerados, que desde hace siete años está en esto, un negocio de familia; su papá se dedica a la carpintería por sus abuelos y su mamá es ceramista, por lo que la creatividad le viene en la sangre.

“Soy licenciada en administración de empresas, ejercí en una bodega de telas como encargada estatal de ventas pero me consumía todo el día, mi hijo estaba chico y no lo veía todo el dia, me daba pesar el dejarlo tanto tiempo solo y también el sueldo no era tan bueno”, recuerda.

Ella siempre tuvo la inquietud de emprender, por eso decide empezar su propio negocio, desde pequeña le gustaba la carpintería, pero no la dejaban meterse al taller por ser niña, porque se podía cortar con las herramientas, sin embargo siempre ha pintado, y tuvo toda esta práctica desde pequeña.

“Soy muy terca, empiezo pidiendo de favor que me fabriquen, pero sin echarle tierra a mis colegas luego me quedaban mal, de ahí dije yo, por qué no, empiezo a hacer mis cosas, viniendo de una familia de carpinteros tenía el acceso a las herramientas y todas esas cuestiones, ahí es donde decido yo empezar a entrar, por la desesperación y por la cuestión también de que no me entendían o no me entregaban, entonces empiezo a meterme a las máquinas y poco a poco me pego al maestro de mi papá y ahí voy aprendiendo, sigo aprendiendo y estoy en este punto de ya fabricar", nos cuenta.


Moni realiza todo tipo de muebles, cajitas para arreglos, centros de mesa, recuerditos, hasta clósets o puertas completas, a veces le da miedo, porque está trabajando para una persona y le entra el nervio de que le vaya a gustar, y a la vez satisfacción de sentirse empoderada y decir que lo puede hacer.

"Es un trabajo que regularmente hacen los hombres, o escuchas carpintería y relacionas con el sexo masculino y

también las mujeres podemos hacerlo, obviamente es más pesado, traigo mi faja, traigo mis botas y todo porque es un

poco pesado, es desgastante y un poco peligroso pero aquí estamos”, dijo orgullosa.

El precio de sus muebles va de acuerdo al tiempo y esfuerzo invertido en hacerlo, también depende mucho del tamaño, un mueble grande, un clóset sencillo por ejemplo puede tardarse cuatro días, desde el armado hasta pintarlo, incluso puede tardar hasta una semana.

Aunque su primera casa en el taller, pues a veces está ahí de 7 a 7, todo depende cómo estén de trabajo, cuando se levanto es mamá, su hijo ya es profesionista, pero le deja la comida hecha, a veces comen juntos, el tiene sus compromisos pero ya es más sencillo, y se dedica a lavar ropa los fines de semana.


Su mensaje sería que más mujeres se animen, incluso le han pedido cursos y clases para aprender lo que ella sabe, si bien es un oficio que conlleva riesgo por estar en constante contacto con las máquinas y sierras, es un trabajo de mucho enfoque, pero una vez que agarras práctica se te hace fácil pasar un dibujo o diseño a ensamblarlo.

"Me he cortado con la sierra dos veces el dedo y me han puesto puntos, tengo una lastimada porque había un clavo salido, me enterré la broca del taladro en la pierna, pero cuestiones digamos no tan drásticas”, nos cuenta.

Mónica sabe que nada en esta vida es imposible: “todo lo que uno desea hacer se puede hacer, todo se cumple, es el hecho de arriesgarse, probar, estamos en una época en la que todo lo que uno desee se puede lograr, sigan empoderándose, viviendo sus sueños, no se limiten, aquí la muestra de que todo se puede se tiene corazón”.

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