- RUBÉN PÉREZ
Reclutamiento de ciudadanos, síntoma de una lucha entre cárteles que va en ascenso: experto
Tuxtla.- La disputa por el territorio por parte de agrupaciones del crimen organizado ha llegado a tal grado que, en los últimos tiempos, ya es común el reclutamiento de personas de la sociedad civil, alertó Gerardo González, investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), con sede en San Cristóbal de Las Casas.
Recordó que lo que sucede en Chiapas se trata de una “guerra” entre dos cárteles de la droga que ha aumentado de forma paulatina, “mucha gente cuando piensa en la frontera cree que sólo se trata de una línea divisoria que separa a un municipio con otro, a un país con otro, y no es así”.
Recordó que la situación es más grave en tres regiones de la entidad, como la Fronteriza, Sierra y Soconusco, donde en las últimas tres semanas, dejó en claro, los combates entre grupos delictivos no se han detenido.
“Se disputan de una amplia zona, de un amplio territorio, en donde se abastece las drogas, entrada de armas, una migración más importante por su complejidad, y eso ha hecho que el conflicto vaya escalando… al grado que no sabemos dónde está el techo, pues podría aumentar más”.
Lo más lamentable de esa disputa, dijo, es que prácticamente decenas o cientos de familias han sido desplazas de sus tierras, mismas que están cansadas de pagar derecho de piso u otro tipo de extorsión.
Lo más complejo de todo, mencionó, es la aparición de un tercer cártel (con características muy parecidas al Jalisco Nueva Generación), lo que complica aún más el panorama porque cada fracción controla su territorio, lo que se logra, refirió el especialista, a través de cobros de piso y despojo de tierra, pero va más allá: el reclutamiento y control de organizaciones sociales y de las propias personas.
Mencionó que el sicariato tiene un precio muy alto, pues hay regiones en las que se ofrece hasta 30 mil pesos a quien desee formar parte de uno de los bandos, e inclusive hay quienes se autorreclutan al ver el precio y ante la violencia, “porque no les queda de otra”.
Mencionó que esos grupos se vuelven tan fuertes “y con una estructura militar”, que llegan al grado de controlar carreteras, municipios y otros espacios, “y no sólo esperan a su gente del Norte del país o de donde provengan, sino de otros lados como Guatemala”.
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