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  • ALEJANDRA OROZCO

Rosario y Claudia, guerreras incansables de la vida

Tuxtla.- En este espacio, siempre le presentamos a mujeres admirables, y este es el caso de Rosario y Claudia, quienes están aquí para compartirnos su historia, una historia de superación, con un final feliz, y que puede servir de ejemplo a muchas otras mujeres.


Rosario Gómez Balbuena es sobreviviente de cáncer de mama… hace dos años y cuatro meses, recibió este diagnóstico, lo primero que vino a su mente son sus hijos todos sus sueños se vinieron abajo, pensando que se iba a morir, se deprimió, su vida había cambiado, pero a la vez se sintió culpable, de que si hubiera hecho conciencia, si se hubiera cuidado, si hubiera ido cada año, porque eso debemos hacer.



“A veces le damos más importancia a las cosas materiales, nos compramos zapatos, ropa, pero es nuestra vida la que está ahí, por eso hago un llamado a cuidarse, a conocer su cuerpo, así salvaríamos muchas vidas”, señaló.

Claudia Morales Cortés tiene 50 años, y hace siete años sintió que volvió a la vida, porque fue cuando Dios se lo permitió, ya que el cáncer que tenía era etapa 3, casi 4, con una protuberancia de 9 por 12 centímetros, no sabía que después de la etapa 4 ya es más agresivo, pues hay cáncer agresivo y pasivo, el que tuvo fue pasivo, no tuvo ramificaciones, por eso enfatiza que hay que hacer conciencia, que tenemos que explorarnos hombres y mujeres, pues también existe en hombres.


“Es algo duro porque estamos hablando de ocho, nueve años que me detecté la protuberancia en el busto, en ese entonces estábamos en un programa donde nos mandaban a hacer estudios y los resultados me los iban a hacer llegar, hasta la fecha nunca llegaron los estudios, viene mi hija que estaba viviendo en Cancún y me pide que la acompañe a hacerse unos estudios, fuimos a la clínica de la mujer oriente y ahí la doctora Carolina me manda a hacer los estudios, y me dice que los resultados no los ve muy favorables, me vuelve a mandar y me dice que sea fuerte porque es duro lo que me iba a decir: nos sienta y nos empieza a explicar que salí con premio… cáncer”, recordó.

Entonces, sintió como un balde de agua fría, se quedó sin palabras, lloró, la doctora canceló sus demás citas para que llorara y de ahí saliera fuerte, porque iba a empezar un proceso bastante duro, y es que el cáncer se alimenta de todo lo negativo, por eso, caminando de la clínica al hospital Gómez Maza, en cierto punto se para y le habla a su propio cuerpo, diciéndole: “vamos a empezar una lucha tú y yo, tú por quererte consumir mi vida y yo por querer vivir, de una vez te digo que yo voy a ganar; muchos me dicen que desde ahí yo gané por retarlo a pelear los dos, era una guerra que teníamos”, recordó.

Su historia estuvo llena de obstáculos: huelga de doctores, no había espacio para citas, luego tuvo opción de irse a tratar a Tapachula o la Ciudad de México y optó por la segunda opción, empezó su proceso, si el doctor lo tocaba sí parecía cáncer, pero si lo veía no parecía, no tenía datos de alarma como la piel de naranja, retracción de seno que no tenía tan marcada, protuberancias, secreciones, entre otras cosas.

En el caso de Rosario, considera que muchas mujeres tienen esa idea de que si se hacen la mastografía les va a dar cáncer, incluso ella pensaba eso, como no tenía nada no se quería checar, pero finalmente fue así como lo detectó, era un cáncer agresivo, invasor, dice que a veces las mujeres piensan que es sinónimo de muerte y por eso no van, ahora sabe que una detección temprana salva tu vida, y que el cáncer tiene cura.

“El mismo día de la biopsia me hicieron la cirugía, mi vida cambió en tres días, por estar en fase inicial, me lo quitan y me dicen que ya no tenía cáncer y no iba a requerir quimioterapia, todo se veía bien, habían quitado bolita de 1.8 centímetros que se tenía que mandar a patología y ahí me mandaron a llamar, salí positiva a HER2, un cáncer invasor que requería quimio, llevar el tratamiento para que no volviera más, pues mientras más temprano, menos agresivo el tratamiento”, comentó.


Ella requirió seis quimios blancas cada 21 días y 17 vacunas para erradicar el tipo de cáncer, que gracias a Dios ya no avanzó, no había metástasis, salieron los ganglios limpios, estaba encapsulado y gracias a Dios aquí está; en el caso de Claudia, que es madre de una joven de 29 años, un joven de 20 y unas gemelas de 14, recibió 16 quimioterapias, cuatro rojas cada 21 días y 12 blancas, y considera que inconscientemente aterrizaron las dos al mismo punto: tienen por qué luchar, pero más que nada depende de la fuerza de voluntad que cada persona tenga.

“La vida se pone gris, todo cambia, lloramos, pareciera que no tiene sentido, era una cosa pequeñita, el doctor me decía tranquila, pero nosotras no lo vemos así; tenemos planes en familia, sueños y sentimos que todo se termina, nuestra vida está en un hilito, hay que entender que es un proceso, agarrarse de la fe, de Dios, eso nos ayuda muchísimo, yo me levanté de la noche a la mañana y le dije: voy a luchar, tengo mis hijos, no me voy a morir, le dije a mi esposo voy a luchar, a muchas compañeras no les gusta que les digan que son guerreras pero lo son, luchas por tu propia vida y eso te hace fuerte, ya una prima había muerto de cáncer de mama a los 34 años, y es que o luchas o te encierras, y nosotras decidimos luchar”, comentó Rosario.

Claudia considera que se requiere mucha fuerza de voluntad de uno mismo y el apoyo que tu familia te pueda brindar, abrirnos a que podamos decir y levantar la voz, revisarte, tocarte, no tener miedo, a veces el esposo te dice: cómo te va a ver otro hombre, pero ella da gracias a Dios porque la están contando, platicando su experiencia.

“Lo tomé a la ligera, pensaba que si tuviera algo, me hubieran mandado a llamar, porque no se siente dolor, no veía nada más que la protuberancia, es algo difícil ya cuando lo tienes y sabes que lo pudiste haber evitado, no me quitaron el seno porque cuando terminé las quimios me hacen el ultrasonido y me dicen que no encuentran rastros, fui caprichosa, desidiosa”, dijo.


Rosario compartió que esto es parte de un proceso, tienen que luchar, todo va a estar bien, con actitud y ganas de vivir, es muy importante la familia, su esposo siempre fue positivo en que todo iba a estar bien, ella estaba en depresión y él siempre la levantaba, le decía vamos a salir, vamos a luchar, no vamos a titubear, la querían más tiempo con ellos, y en tres días salvaron su vida.

“Nunca piensas que te pueda tocar, por eso es importante conocer nuestro cuerpo, a mi me agarraba un dolor de brazo constante y lo relacionaba con mi trabajo pero no, era un síntoma… quiero recalcar que se cuiden, que se quieran, conozcan su cuerpo, no duden, en cuanto vean algo diferente hay que checarse, porque la vida es tan bonita y el cáncer detectado a tiempo tiene cura”, finalizó.

Claudia recuerda toda la trayectoria que traía, al ser tan agresiva la quimio, que mata células malas pero también buenas, te hace hilo las venas, por eso su hija barrió y trapeó con ella, pues sabe que uno sufre doble o triple por ver sufrir a los familiares y a uno mismo, tratar de entender lo que ellos están sintiendo pero que te traten de entender.

“Les dices tengo dolor de cabeza, de huesos, náuseas, no quiero pararme, mi hija me dijo: si mil veces vomitas, te voy a dar de comer mil y una y a ver quién gana, es duro porque tenemos que estar luchando; no solo las mujeres, también los hombres, ahora les puedo decir que no hay que esperar, corroboren para no dejar pasar tanto tiempo y estar en la etapa en la que yo estaba, esta vez la libré, pero de no ser así, no la estuviera contando”, puntualizó.

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