Sanae Takaichi, la primera mandataria del Japón democrático
- EFE
- hace 1 hora
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Tokio.- La elección de Sanae Takaichi como la primera mujer en liderar el Japón democrático supone un hito en la historia de uno de los países con mayor disparidad de género del mundo desarrollado, pero sus opiniones conservadoras desatan dudas sobre el impacto real de su nombramiento en materia de igualdad.

Takaichi, de 64 años, siguió rompiendo barreras el martes al convertirse en la primera ministra del país asiático después de haber ganado a principios de mes las primarias del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), que también por primera vez en sus 70 años de historia cuenta con una mujer al frente.
El ascenso de Takaichi ha atraído una atención enorme por producirse en un país dominado por varones en el plano político y empresarial, y ha generado expectativas sobre lo que representa para romper el 'techo de cristal'.
Japón ocupó el puesto 118 de 148 en el último informe del Foro Económico Mundial sobre brecha de género, con apenas un 14,6 % y 16,1 % de los puestos parlamentarios y directivos cubiertos por mujeres, el peor entre el resto de países del G7 (Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Canadá y Estados Unidos).
Reducida presencia de mujeres en el Gabinete
Pese a que durante su campaña por el liderazgo del PLD enfatizó en la necesidad de aumentar el número de mujeres en puestos de liderazgo y aseguró que su gobierno contaría con una representación femenina similar a la de los países nórdicos, Takaichi solo nombró a dos ministras entre los 19 puestos de su Gabinete.
La cifra dista del récord de cinco mujeres que llegaron a integrar la Administración del ex primer ministro Fumio Kishida (2021-2024).
"Algunas personas informaron de que podría elegir a seis mujeres para mi Gabinete, pero creo que es muy importante darle una oportunidad justa a todos. Traté de elegir a los mejores integrantes para mi Gabinete", dijo Takaichi en una rueda de prensa la pasada noche.
Es probable que Takaichi siga los pasos de su mentor y del que se define heredera ideológica, el asesinado ex primer ministro Shinzo Abe, quien durante su mandato, el más largo en la historia moderna del país, alentó la participación femenina en la esfera económica y empresarial, pero no abordó los prejuicios sociales de género.