Se avecina una tormenta

Justo cuando se desarrollaba el Campeonato Estatal Charro 2020 en Chiapas, surgió una situación que resultó contraria pero que era evidente, el PUA en funciones había presentado su dimisión, el segundo a bordo asumía y comenzaba a trabajar para que en enero se convoque a elecciones del PUA nuevo.

No es común en un ámbito de este tipo, pro fue justamente después de las elecciones en Federación, cuando no se cumplía el escenario para la continuidad del PUA, que pudo haber apoyado a un candidato que no ganó y eso terminó costándole.

También debería sr un movimiento normal, aunque en esta ocasión parece tener sus asuntos que van de la mano, como consecuencia, conflictos entre las mismas agrupaciones charras que apoyaban a distintos candidatos, pues todo apunta a que se avecina una disputa entre las mismas, por espacios que parecían ser comunes y que, de hecho, aparecieron en sacrificio de otras deportes desde hace años.

El primer tema en disputa es el lienzo charro Manuel Velasco Coello, que apareciera hace un par de años después del “sacrificio” del Esteban Figueroa, que abrió paso al Foro Chiapas (que ya se quedó como un paquidermo albino gigante), pero que ahora entrará en disputa, nadie sabe quién s su propietario, a pesar de una entrega simbólica de unas escrituras.

Este tema va a comenzar a desarrollarse, primero ya salió un quejoso, Charros de Tuxtla, quienes adelantan que van a ser despojados de un escenario que consideraban de la Charrería en la capital, ya se irán conociendo las otras versiones; mientras, parecería igual algo de karma, pues la aparición de este escenario fue la culminación de la extinción que realizara en Patronato de la Feria Chiapas de una pista de motocross; es decir, todo apunta que en ese terreno no es lo ideal tratar de hacer deporte, algo pesará.

No es común que existan disputas en la Charrería, ya hay unas elecciones que se reclamaron en lo legal y momentos que van dejando muestras de que, a pesar de ser un gremio de caballeros y de unión, los intereses terminan siendo definitivos y normalmente siempre en contra de lo que realmente importa: los charros.