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  • ALEJANDRA OROZCO

Silvia Ramos, mujer de ciencia de Chiapas para el mundo

Tuxtla.- En esta ocasión, Universo Viole7a recibió la visita de la doctora Silvia Ramos, ya que este es un espacio para reconocer la trayectoria de mujeres destacadas y distinguidas, sin duda la doctora Silvia las hace sentir muy orgullosas; ella es doctora en Ciencias Biológicas por la UNAM, maestra de grandes generaciones, con una gran trayectoria en la investigación, durante 13 años maestra y actualmente con 30 años siendo parte de la Unicach, para que las niñas y jóvenes sepan que sí se puede, hoy toca hablar de la investigación.


“Yo tenía una pasión enorme por el conocimiento, uno lo ve con los hijos, desde pequeños siempre buscando información o experimentando y eso hay que fomentarlo, yo soy coleta de hueso colorado, el resto de mi familia vive ahí, tuve una inclinación hacia las ciencias desde pequeña, siempre interesada por los fenómenos naturales, por todo lo que rodeaba a San Cristóbal, había tantos espacios para recorrer, mis padres nos llevaban al campo, una inclinación siempre hacia la naturaleza, así fue durante la primaria, secundaria y bachillerato, ahí quise descubrir cómo funciona la naturaleza, por qué hay cerros tan altos, cómo fluyen los ríos, cómo crecen las plantas”, recordó.



Esa gran cantidad de información que quería tener y saber para qué sirve, la llevaron a decidir estudiar en la Ciudad de México, pues en Chiapas la enseñanza de las ciencias como la conocemos hoy apenas inició en los 80s, ella se fue de aquí en los 70s, a estudiar la carrera más afín a su interés, que eran las ciencias biológicas, no había como hoy, ciencias de la tierra, para ella es impresionante cómo impactan y cómo afecta el cambio climático o geológico, cómo funciona un volcán, la actividad sísmica, las placas tectónicas, pero su interés fueron los volcanes, cómo funcionan, esas áreas fundadoras de vida increíblemente diversas que tienen las tierras más fértiles que cualquier otra, así dirigió sus esfuerzos a la licenciatura y maestría, estudiando los ambientes volcánicos del Tacaná, y mientras estudiaba la maestría viene la erupción del Chichón.

Paulina añadió que ella nació con el volcán, su mamá estaba embarazada cuando hizo erupción, recuerda que las personas no solo de Ostuacán sino de municipiodws aledaños, pues su familia vivía ahí, se oscureció, cayó la ceniza, le faltaban unos días a su mamá para dar a luz, incluso en Tuxtla cayó ceniza, ahora le parece que hay tours para conocerlo, por eso le da tanto gusto conocer a personas como ella, una mujer de ciencia y desea que ojalá todos la conocieran, por lo que le preguntó cómo fue esa etapa en su vida.

“En el entorno familiar se busca que las mujeres tengan una profesión que no tenga riesgos, cuando uno ya está decidido y tiene esa pasión, no le queda la menor duda a la familia y te apoya, especialmente mi madre, muy avanzada en ese sentido, empecé a transcurrir en un área masculinizada, en el campo había 15 hombres y una mujer, en las caminatas y todo, en la parte laboral también, se decía que cómo una mujer iba a dirigir el monitoreo de los volcanes, me di mucho mi lugar, siendo una persona que daba respeto en el ambiente de los varones, nunca dejaba que me hicieran ninguna insinuación, para tener un lugar en esta parte”, recordó.

Cuando fue la erupción del Chichón, se dio cuenta de que tenía que regresar a Chiapas a impulsar el conocimiento de vulcanología, porque no había nada después del 82, entonces se propuso como tarea de vida que hubiera una institución que vigilara esta actividad, surgiendo así primero como Observatorio Vulcanológico y Sismológico, empezó como un cubículo en la Unicach, desde donde gestionó la donación de equipos por parte del Servicio Geológico de Estados Unidos, ya que el gobierno no daba los recursos, empezó con esa lucha, ya tenía un núcleo de investigadores, cuando terminó el doctorado empezó su lucha desde abajo en el estado, primero en la Unicach como profesora de asignatura, a picar piedra, buscando recursos, apoyos.

“Ya estando en la universidad se pueden crear estos espacios a largo plazo, en las instituciones todo va cambiando con las diferentes administraciones y a veces no se puede tener continuidad, empecé con el monitoreo de los dos volcanes y las dos redes de vigilancia que tienen, posteriormente hice la gestión de red sísmica, una necesidad, ya que es la única red sísmica en el sureste que da información al Servicio Sismológico Nacional (SSN) con quien mantenemos una colaboración estrecha, se establecen casetas que se instalan de manera muy especial, hay instrumentos y sensores que transmiten la información hacia Tuxtla y se retransmite a la Ciudad de México, directo al SSN”, señaló.

Por otro lado está el monitoreo de los volcanes, son muchos años de trabajo, siempre en un ambiente de varones, pero su tarea no solo era Silvia Ramos, sino dar el siguiente paso hacia la creación de un centro, un instituto, crear un grupo de investigación para que siguieran la tarea ya que los fenómenos no son a corto plazo, para 2009-2010, gracias a un fondo mixto del Conacyt, podía aspirar a buscar recursos para infraestructura y equipamiento, se lanzó a buscar estos fondos y después de muchas gestiones y tropiezos por parte de hombres finalmente lo logró, tuvo el apoyo del gobierno estatal y del Consejo de Ciencia y Tecnología, con ese logro se crea en obra física, primero como Centro de Investigación en Gestión de Riesgos y Cambio Climático, y después como instituto.

“Desde 2011 está la carrera de Ciencias de la tierra, que no es muy conocida porque no es de las más tradicionales, necesita más difusión, pero por supuesto que hay alumnos, posterior gestiono la maestría en Gestión de riesgos y cambio climático, cuando apenas en 2010 se esbozaba como una probable que ahorita estamos padeciendo, a partir del 2017 inicia esta maestría, ya tenemos generaciones de egresados de la carrera o de otras que estudian dicha maestría que tiene becas Conacyt, está el Instituto, el Centro de monitoreo volcánico; como lo decía Rosario Castellanos, es la perseverancia, una mujer se logra a base de continuidad en su propósito de vida, a pesar de las circunstancias y complicaciones, en un ambiente de mucho machismo que todavía existe en las ciencias duras, pero ya se ha roto mucho todo eso”, admitió.


Los temas de riesgos en general, ya sea geológico, sísmico, volcánico o del cambio climático, que ya es una acción antropogénica, son retos y desafíos para las generaciones de este siglo, los que nacieron en el siglo pasado no veían tantos retos para una o dos generaciones que van a vivir en este siglo, por eso tanta urgencia de formar nuevas profesiones y en este campo la mujer está tomando en sus manos muchos retos, una mujer será la presidenta y es científica, tiene mucho que ver con el ambiente de la familia, de la región, hace falta un nuevo modelo educativo que busque el empoderamiento de la mujer en las áreas que está definida, pues desde pequeña se trae un interés en la cultura, arte, música, ciencia.

“El ambiente familiar debe contribuir a empoderar, desde jóvenes hasta adultos para lograr esa formación, muy por el contrario de decirle, es una niña, corre riesgo, en todos lados hay riesgos y peligros, pero a la mujer cuanto más la dejas que se abra al mundo, afianza más sus capacidades y seguridad, en lugar de retenerla, recordemos que el mundo está totalmente globalizado, no hay una esfera de limitación, si quieres hacer un posgrado en el extranjero o en la Ciudad de México tu único reto son los idiomas, el mundo está abierto a que tus capacidades las expandas fuera de tu país, donde quiera que estemos nos necesitan urgentemente”, opinó. 


En esto, señaló, tiene mucho que ver el modelo educativo, por supuesto que le gusta el que se transformó en esta administración, que trata de que los niños se interesen por explorar su medio, la influencia de factores ambientales del medio en que viven, que ven sequía en el norte pero aquí no, cómo enfrentarlo, desde ahí el maestro se convierte en promotor de la ciencia y de poner esa inquietud en las manos de los niños, con su enfoque en las matemáticas, química, física, biología, en nuestro entorno tenemos volcanes, actividad física, deslizamientos, derrumbes, inundaciones, biodiversidad, áreas naturales protegidas, todos los laboratorios están aquí, pero se necesita que el enfoque educativo lleve al niño a ese descubrimiento, no pasar desapercibidos como si fueran espacios simples de observar.

“Para una persona que se dedica a las ciencias la pareja es fundamental, te tiene que apoyar, quiero presumir que tengo 42 años de casada con un hombre extraordinario, que no solo me apoyo sino que contribuyó a que desde la UNAM llevemos muchos años dedicados a esto, tengo dos hijos ya doctores, hijo e hija y lejos de que odiaran la ciencia, porque estaba dedicada a ello, entendieron la dedicación e importancia, porque mi obra ha trascendido, gané la medalla Rosario Castellanos, mis hijos vivieron entusiasmados pro lo que hacía, mi hija es doctora en vulcanología, mi hijo en ingeniería eléctrica, es el entorno familiar un hombre que lejos de ver la competencia vio un estilo de vida”, compartió.

Silvia ha beneficiado al país, al estado, a la ciencia, por lo que nuestras anfitrionas no quisieron dejar pasar la oportunidad de darle las gracias por poner en alto el nombre de nuestro estado, una mujer que inspira a las nuevas generaciones y les demuestra que sí se puede sobresalir en cualquier rama, con conocimiento, perseverancia y vocación.

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