Toman foto de graduación a escuela rural

San Isidro Labrador es un ejido que pertenece al municipio de Berriozábal, se llega por la carretera que sale del Club Campestre en Tuxtla y está a unos 18 kilómetros de la capital, es un lugar al que se accede por un camino de terracería y tiene poca población.

Ahí se ubica una escuela de Conafe que funciona bajo el esquema de Unidad de Aprendizaje Autónomo, hay niños de todas las edades que aprenden distintas cosas y la semana pasada, terminaron sus clases para graduarse y pasar al siguiente nivel escolar, pero no tenían un gran plan para esta fecha tan especial.

"Monetariamente el apoyo es mínimo, el esfuerzo común, personal sí nos apoyamos mucho, siempre somos colaborativos

en cuanto a las necesidades que se van presentando y poco a poco es más que nada la ayuda, hoy seis niños egresan de primaria y cuatro de preescolar”, señaló Omar Argueta Martínez, maestro en esta unidad.

Ante lo especial de la ocasión, empezaron a buscar opciones y apoyo, pues al ser un lugar de escasas posibilidades, no contaban con muchas posibilidades… así se toparon con David y Arturo, quienes por una módica cuota de recuperación, se ofrecieron a llevar su estudio fotográfico para tomarles retratos dignos de su logro.

“Vamos a tomarle fotos a las y los niños graduados en el set que armaron sus papás y maestros con los recursos que tuvieron a la mano, yo realmente siento gratificación porque es parte de esa emoción que te da ayudar, y decir ok, vamos a hacer algo muy

padre para pequeñines que no se lo esperaban, que planeaban quizás sus fotos más a la ligera", señaló David Asunción, uno de los fotógrafos.

“Yo siento un poco de nervios porque no lo he hecho con niños tan pequeños, veo que están todos preparados y se me hace súper tierno", señaló Arturo Arias, su colega, mientras acomodaban a los niños para el montaje.

De manera puntual, los niños y sus familias se dieron cita en la escuela donde ya estaba listo el set, que decía “mi graduación” y estaba decorado con globos, los niños de primaria lucían un traje con corbata, mientras que los de kínder, se coordinaron para combinar de color vino, trajes para los niños y vestidos para las niñas, que se peinaron y arreglaron iguales desde el chongo hasta los guantes, para verse impecables.

La sonrisa en sus rostros lo dijo todo… esa fue la mejor satisfacción para sus familias, para los maestros y para este par de fotógrafos, que lograron hacerles el día y crear un bello recuerdo que perdurará para siempre.