- ALEJANDRA OROZCO
Un Día del Abuelo diferente
Tuxtla.- Cada 28 de agosto, estamos acostumbrados a llevar un pastel, invitar un desayuno o una simple visita a nuestros abuelitos en su día, aunque este año -como casi todas las fechas y celebraciones especiales- es diferente, este año se nos recomienda alejarnos de ellos para demostrarles amor.
Doña Imelda tiene cinco nietos y un bisnieto. Una de sus maneras favoritas de pasar el tiempo es reuniendo a la familia para comer, desayunar, merendar, tomar café o lo que se acomode a su horario, es excelente cocinera y enviudó hace unos años.
Ella vive sola, sus hijos viven cerca y la llaman con frecuencia, la visitan, le llevan a sus nietos... o al menos eso hacían hasta hace unos meses, cuando comenzó la pandemia y tuvieron que guardar la sana distancia por su propio bien, y aunque han estado tentados a visitarla, saben que la salud es primero y prefieren evitar cualquier riesgo.
“Sé que es por mi bien, pero he estado muy triste... de por sí vivo sola y mi alegría es que me vengan a ver, pasar estos meses sin compañía ha sido difícil... solo vi a mi hijo una vez, que me vino a dejar un celular para estar comunicados, y eso que lo vi desde la ventana”, nos comparte.
Cuando su esposo vivía, era tradición comer juntos todos los domingos, casi todos sus hijos coincidían a excepción de que tuvieran otros asuntos familiares o laborales, siempre han sido una familia muy unida y hoy, le duele que una pandemia haya separado a sus seres queridos y amenace con quebrar ese vínculo.
“Ni lo sé usar el celular... ya me enseñaron cómo contestar las llamadas, y esas llamadas con video, pero no le atino, casi no veo bien y a veces se queda sin pila mi teléfono”, nos cuenta, precisamente a través de una llamada que su hijo nos hizo favor de enlazar.
Ernesto, el menor de sus hijos, es el que se encarga de llevarle su despensa, sus medicamentos y uno que otro gustito, como revistas o sopas de letras, aunque no se han abrazado o besado, pues se limita a dejarle las cosas y saludarla a través del cristal, dice que no puede verla diario porque también le gana el sentimiento y muchas veces ha estado a punto de entrar a abrazarla.
“Es un gran esfuerzo el que estamos haciendo, nosotros como hijos, ella como mamá, nos preocupa que se nos deprima por estar sola, de por sí cuando murió mi papá se puso muy triste y apenas se estaba levantando cuando empezó esto de la pandemia”, nos cuenta.
De hecho, todavía no conoce al menor de sus bisnietos, que nació hace tres meses y a quien solo le han mostrado en fotos, y es que no ayuda el hecho de que viven en otro estado y tampoco han podido venir a verla ni siquiera a través de una ventana, una situación de impotencia y mucho sacrificio.
Sin embargo, su familia no la dejará sola, y planean hacer una caravana sorpresa para felicitarla por este día tan especial, los dos hijos que tiene aquí, sus nietos y un bisnieto, quienes se mueren por recordarle cuánto la aman y demostrarle su cariño a distancia.
Otra buena opción para que esta fecha no pase desapercibida, son las videollamadas -para los abuelos más modernos-, los servicios de entrega a domicilio de flores, postres, desayunos o detalles, aunque un simple llamada cargada de afecto también puede alegrarles el día y demostrar nuestro amor.
Los adultos mayores son uno de los sectores más vulnerables ante el COVID-19, sobre todo si padecen alguna comorbilidad como las enfermedades crónicas, las degenerativas o alguna condición que aumente sus posibilidades de presentar un cuadro grave.
Desafortunadamente, también es un sector vulnerable al abandono, al olvido, por lo que ambas problemáticas ponen en el fuego cruzado a los abuelitos, que por un lado quedan abandonados por sus familiares, por lo que ahora se ven doblemente solos; y por el otro, quienes sí son frecuentados por sus familiares, también están condenados a pasar el tiempo solos, por lo que es urgente que los tengamos bajo la lupa y sigamos atentos a sus necesidades y estado de salud.
