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Una cata guiada por un barista del Museo del Café

  • NOÉ JUAN FARRERA
  • 18 jul
  • 2 Min. de lectura

Tuxtla.- En el meritito centro de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, se encuentra uno de los recintos más emblemáticos para los amantes del buen café: el Museo del Café de Chiapas. En este espacio que honra una de las tradiciones más representativas del estado, tuvimos la oportunidad de conversar con Alam Khalil Valle Ramírez, barista profesional del museo, quien nos guió por el fascinante universo sensorial del café de especialidad.

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Según Alam Khalil, un barista no se limita a servir una taza de café: su labor consiste en evaluar con precisión una bebida mediante características sensoriales y técnicas que revelan la verdadera calidad del grano. “Más allá de si te gusta o no, un buen café tiene cualidades muy específicas que podemos identificar”, explica. Entre las características esenciales, destaca el aroma, que puede presentar notas florales, frutales, especiadas o achocolatadas, sin olores indeseables. El sabor, por su parte, debe tener un perfil equilibrado, con matices que van desde frutas cítricas hasta chocolate o miel, dependiendo del origen y método de beneficio. Uno de los aspectos que más sorprende a los visitantes del museo es la importancia de la acidez, que en el café no es un defecto, sino una virtud si se presenta de forma brillante y jugosa. El café chiapaneco, al provenir de zonas de altura, suele tener una acidez destacada.

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El cuerpo del café —esa sensación táctil en boca— también es determinante. Puede ser sedoso, cremoso o denso, y está relacionado con los aceites naturales del grano. A ello se suma la claridad, que permite distinguir con nitidez las notas del perfil sensorial, y la limpieza, que garantiza una experiencia libre de sabores defectuosos. Finalmente, el balance y el postgusto completan la experiencia de una cata profesional: equilibrio entre sabores y una persistencia placentera tras el último sorbo. Durante la visita al museo, los turistas pueden vivir esta experiencia de apreciación acompañados por baristas capacitados, aprender sobre los distintos procesos de beneficio, las variedades de café cultivadas en Chiapas y explorar métodos de preparación como V60, prensa francesa o Chemex. Visitar el Museo del Café no solo es una experiencia sensorial, sino también cultural. Es una invitación a valorar el trabajo detrás de cada taza y a descubrir por qué Chiapas es reconocido a nivel mundial como una región cafetalera de excelencia.

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