El Séptimo arte en el Sie7e: Vainilla de Mayra Hermosillo
- EDDIE RINCTOYA
- hace 2 días
- 3 Min. de lectura
¿A qué sabe la vida?
Miró al cielo, luego me vio saboreando su helado de chocolate y me dijo: a Vainilla.
Uno de los elementos mas fuertes cuando le preguntamos a alguien: ¿qué es lo mas importante para ti? Suele ser la familia. Ese conjunto de personas que, para bien o para mal, nos marca y nos define sin querer en nuestros primeros años de vida, y nos acompaña a lo largo de nuestras memorias.

Por ello, hoy hablamos de Vainilla, la ópera prima de la actriz y ahora directora Mayra Hermosillo: una cinta que retrata el poder de lo familiar, quizás desde una mirada distinta, pero que, al verla, sin duda sobran los sabores de amor que la contienen.
¿De qué trata?
Roberta, una niña de 12 años, vive en una casa hundida en deudas junto a seis mujeres de su familia. En medio de tensiones, secretos y heridas, la niña observa, aprende y resiste. Vainilla es una historia sobre como el amor, el dolor y la memoria se entrelazan en los espacios compartidos.
Su directora
Mayra Hermosillo nacida en Torreón, Coahuila, ha construido una sólida trayectoria como actriz en cine y televisión. Es conocida por su papel como Enedina Félix en la serie Narcos: México (Netflix), y ha participado en películas como El norte sobre el vacío (2022), ¡Qué viva México! (2023), Perdidos en la noche (2023), así como en series como Sierra Madre (2023) o las viudas de los jueves (2023).
Como directora, debuta en 2025 con Vainilla, estrenada internacionalmente en el Festival de cine de Venecia en la sección Giornate degli autori y nacionalmente en el Festival internacional de cine de Morelia, donde recibió el Premio del Público.
En Vainilla
Mayra Hermosillo viaja al pasado, no solo de sus recuerdos, sino a la década de los noventa. Nos convoca y nos sitúa en su infancia, esa etapa que en gran parte nos define como humanos. En la infancia de Roberta vemos el mundo que la rodea, aunque gran parte de ese mundo radica en su casa: un hogar que va más allá de paredes, colores y objetos desgastados. Un hogar donde seis mujeres demuestran que la vida puede vivirse de maneras muy distintas.

Vainilla retrata el poder de los recuerdos y cómo estos, a veces, cambian respecto a cómo sucedieron. Están ahí, guardados en un baúl que no envejece al abrirlo. ¿Pero qué tanto guardamos sin saber que lo hacemos?
La película me hizo recordar esa pregunta. A veces, al volver a mi infancia, aparecen momentos que no olvido pero que no tenia intención de guardar. También hay otros que olvidé, pero que me marcaron. Es como si los recuerdos, con el paso del tiempo, se transformaran y giraran de vez en cuando en una tómbola hacia el presente. ¿Qué tanto de lo que recuerdo sucedió? ¿Qué tanto de lo que olvido pasó?
Definir a una familia es inefable. Descubrimos que cada una es distinta solo cuando conocemos otras. Y también nos damos cuenta de que podemos ser motivo de burlas por cómo se formo la nuestra.
Roberta, por vivir con seis mujeres de distintas generaciones y sin una figura paterna, es victima de bullying. Esa ausencia la siente, la rodea en la escuela, en la televisión, en la mirada hacia otras familias.
Vainilla nos lleva a esa memoria femenina, mostrando mujeres que hemos visto en nuestras familias o que conocimos: mujeres con problemas de amor, deudas, existencia, alcoholismo o secretos. Pero esa maternidad que vemos aquí convierte la historia en algo íntimo, cálido y melancólico. Siete mujeres como definición de fuerza y unión.
Mayra Hermosillo logra una ópera prima que nos transporta al recuerdo de donde crecimos. Es un inicio sólido como directora, con actuaciones sensibles de un elenco femenino conformado por Paloma Petra, Natalia Plascencia, María Castellá, Rosy Rojas, Fernanda Baca, Lola Ochoa y Aurora Dávila.

En recomendación
Vainilla es un coming of age que nos recuerda que la evocación de nuestros recuerdos nos define día a día. Mayra Hermosillo nos conduce a sus memorias: los aromas, las personalidades, un perico, los abrazos, las discusiones, las risas…
En fin, todo lo que conforma una familia es y será el mejor postre para nuestra alma. Porque no hay cosa más dulce que voltear a ver cómo crecimos, cómo sanamos, y entender que todo fue para bien.









Comentarios