Carnaval Zoque de Tuxtla Gutiérrez: una fiesta viva de sincretismo y tradición
- NOÉ JUAN FARRERA
- 2 sept.
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Tuxtla.- El Carnaval Zoque de Tuxtla Gutiérrez, conocido también como Carnaval del Coyatoc, es una de las expresiones culturales más representativas de Chiapas, donde el sincretismo entre las tradiciones ancestrales y las influencias del catolicismo posterior a la Conquista se hacen presentes con fuerza.

Esta festividad, que también se realiza en comunidades como Ocozocoautla, Ocotepec, Tecpatán y Copainalá, mantiene vivo el legado de los pueblos zoques, transmitiendo de generación en generación símbolos, rituales y formas de convivencia que encierran siglos de historia.
Desde tempranas horas, la fiesta comienza en la casa del primero de baile de carnaval, donde los asistentes son recibidos con café y panes tradicionales. En el altar adornado con flores y veladoras, se realizan rezos y encomiendas al santo patrono, preparando la jornada que recorrerá calles y barrios antiguos de la capital chiapaneca.

Los protagonistas de la comparsa son personajes emblemáticos como las “suyuetzé” o viejas, hombres vestidos de mujeres que representan a las guerreras muertas en parto, y las “alacandu” o reinitas, niñas ataviadas con trajes rojos, espejos y flores de sospó, quienes acompañan al personaje central, el Hatajama Etzé, símbolo del padre sol.
La música tradicional de tambor y flauta de carrizo marca el ritmo de la danza que primero llena los hogares de los mayordomos y luego se despliega en espacios públicos de alto significado histórico como el Templo de San Pascualito, la Catedral de Tuxtla Gutiérrez, San Roque y el Cerrito. Estos lugares, considerados antiguos centros ceremoniales, son testigos del color, la alegría y el fervor con que los zoques celebran su identidad.

El carnaval no solo es una fiesta, sino un recordatorio vivo de la cosmovisión zoque, donde lo sagrado y lo festivo se entrelazan en un acto de memoria y resistencia cultural. Aunque con el tiempo su práctica ha disminuido en popularidad, los encargados de la mayordomía y los portadores de esta herencia ancestral siguen cumpliendo con el deber de preservar y transmitir su significado, manteniendo vigente un patrimonio cultural invaluable para Chiapas y México.









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