Cuentos con causa: la realidad detrás de cada historia que transforma vidas
- VANESSA TRACONIS QUEVEDO
- 28 ene
- 6 Min. de lectura
Tuxtla.- Desde tiempos inmemoriales, las primeras narradoras, hilaban historias mientras sus manos entrelazaban fibras y creaban tejidos. Al calor del hogar, sus palabras daban forma a las memorias colectivas, transmitían enseñanzas y preservaban la historia de sus comunidades. No es casualidad que muchos términos literarios que utilizamos hoy en día provengan de esta ancestral práctica: el hilo de la historia que guía la narrativa, el nudo que concentra la tensión dramática, y el desenlace que, como un telar concluido, muestra el propósito final del relato.

Contar historias no solo era una forma de entretenerse, sino un acto de resistencia y preservación cultural. Era la manera de transmitir valores, compartir experiencias y reflexionar sobre los problemas de la época. Aquellas narradoras tejían más que telas: entrelazaban verdades, miedos y esperanzas, construyendo conciencia en sus oyentes y planteando soluciones a través de sus palabras.
Hoy, al igual que entonces, las historias tienen el poder de transformar. Son hilos que nos conectan con las realidades de los demás y con nuestras propias emociones. Recuperar esta tradición de narrar para comprender, para crear conciencia y para resolver nos invita a mirar al mundo con empatía, reconociendo los desafíos que enfrentamos como sociedad y tejiendo juntos el cambio que necesitamos.
La falta de conciencia social, empatía, y acción colectiva ante problemáticas globales como la desigualdad, la discriminación, la falta de acceso a derechos fundamentales, la crisis climática, las enfermedades raras o desconocidas, y la exclusión social, es un desafío urgente. Cuando un obstáculo es ignorado, este permanece sin atenderse y, con el tiempo, agrava las condiciones generales. Esto es especialmente crítico cuando no se aborda desde una perspectiva que fomente la inclusión, el conocimiento y la empatía entre personas de todas las edades. Esta problemática afecta particularmente a la infancia y la adolescencia, quienes muchas veces no están expuestas a estos temas de manera accesible y didáctica. Esto limita su capacidad de comprender, empatizar y actuar frente a estas realidades.
Leer para aprender, informarse, reflexionar o mejorar la salud son algunas de las muchas virtudes de la lectura. Sin embargo, ¿por qué no añadirle la capacidad de generar vínculos sociales? La lectura, como piedra angular del conocimiento, tiene el poder de moldear nuestra forma de pensar y, por ende, nuestras vidas, desde la niñez hasta la adultez. Todo lo que nos rodea está conectado con la lectura. Nadie puede prohibirnos leer, al igual que no pueden prohibirnos pensar o generar conocimiento.
Hoy en día, tenemos la libertad de leer lo que queramos, en cualquier momento: desde un libro o una receta hasta un correo o las redes sociales. Ahora mismo estás leyendo estas palabras, y quizás hace unos minutos leías otra cosa. La lectura es mucho más que una herramienta para adquirir información; es un puente hacia el mundo y hacia los demás. Es la base para tomar decisiones y entender nuestra realidad, convirtiéndola en un hábito esencial que debemos cultivar a lo largo de nuestra vida.
Además de todos estos beneficios, existe otro que podría parecer polémico: la capacidad de influir en las decisiones de las personas. Aunque esto pueda parecer contradictorio, dado que la lectura nos hace libres, es precisamente esa libertad la que nos permite analizar críticamente lo que leemos. Cada lector, a través de su propio criterio, puede identificar las intenciones del autor y decidir si estas le impactarán de forma positiva o negativa. Al final, la lectura no solo nos conecta con el mundo, sino que nos invita a reflexionar y construir nuestra propia visión de la realidad.
Ahora, imagina el impacto de transmitir mensajes positivos a través de la lectura. ¿Qué podríamos lograr si utilizáramos cuentos cortos como herramientas de educación, sensibilización y visibilización?. Estos relatos podrían transportar a niños y adolescentes a mundos imaginarios, ayudándolos a comprender más allá de su entorno, conectándolos con problemáticas sociales y los riesgos que enfrentan diariamente. Además, los cuentos podrían enseñarles a expresar y gestionar sus emociones, mientras los inspiran hacia valores como la solidaridad, la generosidad y el altruismo, fomentando el voluntariado como parte de su formación.
En México, casi 40 millones de niños, niñas y adolescentes enfrentan múltiples problemáticas: violencia, obesidad o desnutrición, bajo rendimiento escolar, inasistencia a la escuela, pobreza, problemas de salud y acoso escolar, entre otros. A pesar de los avances en derechos infantiles, persisten brechas que les impiden acceder plenamente a estos derechos, dejándolos en situaciones de desigualdad y vulnerabilidad.
A medida que crecen, los niños se enfrentan más crudamente a las complejidades del mundo. Sin embargo, casi el 60% de los mexicanos desconoce sus derechos sociales (CESOP). Por eso, es fundamental establecer mecanismos efectivos que promuevan el conocimiento y ejercicio de estos derechos. Como dijo Malala Yousafzai: “No olvidemos nunca que un libro, un lápiz, un niño y un profesor pueden cambiar al mundo.”
El alfabetismo funcional infantil es una oportunidad para empoderar a niños, jóvenes e incluso adultos mediante el conocimiento de sus derechos y las problemáticas de su generación. Esto no solo amplía sus capacidades, sino que también contribuye a reducir la pobreza, mejorar la calidad educativa, y fomentar una vida más saludable y sostenible.
Hoy en día, la alfabetización no se limita a leer y escribir, sino que incluye comprender ideas, realizar cálculos y aplicar lo aprendido en la vida diaria. Es un proceso continuo que constituye un derecho fundamental. En México, aunque el 95.8% de la población sabe leer y escribir, el gran desafío es alcanzar un alfabetismo funcional que permita a los niños usar ese conocimiento para transformar su realidad.
Actualmente, solo el 44% de las niñas y niños menores de 15 años en México, dentro y fuera de la escuela, cuentan con habilidades básicas, según un informe de 2024 de la UNESCO, OCDE y la Secretaría de la Mancomunidad Británica de Naciones. Estudios como “Habilidades básicas universales globales” señalan que el país podría triplicar su PIB si todos los niños lograran aprendizajes fundamentales a edad temprana.
El derecho a la educación no solo implica asistir a la escuela, sino también aprender y conocer los propios derechos, para que niñas y niños puedan defenderlos y superar las barreras sociales que limitan su desarrollo.
Transformar la alfabetización beneficiaría no solo a los niños, sino también a sus familias, rompiendo ciclos de pobreza y desigualdad. Como afirma Valentina Uribe, directora de la Fundación Zorro Rojo: “Una persona totalmente alfabetizada accede a 5,000 años de cultura escrita, lo que le permite tomar decisiones y liderar su proyecto de vida”.
Frente a todo lo anterior, surge la pregunta: ¿qué resultados podríamos lograr con un programa de alfabetización inicial y funcional que combine información fundamental sobre derechos y problemáticas sociales? dirigido a niñas, niños y adolescentes, este enfoque podría sembrar desde edades tempranas una nueva visión del mundo: un mundo real donde, a través de la lectura y la diversión, se fomente su autocuidado, autorregulación y consciencia social.
Los niños son el futuro, pero depende de nosotros ayudarlos a construir la mejor versión de sí mismos. Trabajar con las infancias y adolescencias es clave para lograr un México más próspero, justo e incluyente.
Las cifras actuales reflejan una realidad preocupante:
1.El 51% de niñas, niños y adolescentes en México vive en pobreza, afectando especialmente a la población indígena (UNICEF).
2.México se encuentra en los primeros lugares a nivel mundial en obesidad infantil, mientras el 13.9% de los menores de cinco años sufre desnutrición crónica. (OMS / ENSANUT)
3.En 2020, un promedio de tres niños y adolescentes se suicidaron al día, según la ENSANUT.
4.Diariamente, tres menores son asesinados, y muchos niños migrantes enfrentan detenciones que les niegan acceso a educación y salud (REDIM / UNICEF).

Ante esta realidad, Fundación RedSalud, Caballo de Batalla Editorial y Good Deeds Day presentan “Cuentos con Causa”, una iniciativa que, en colaboración con entidades públicas, privadas y la sociedad civil, busca fomentar el hábito de la lectura mientras sensibiliza a niñas, niños y adolescentes sobre problemáticas sociales y derechos humanos. A través de cuentos ilustrados accesibles y educativos, este programa aborda temas como justicia social, salud, alimentación, cambio climático, inclusión, enfermedades raras y más, promoviendo valores como la empatía, solidaridad y respeto. Además, busca crear vínculos entre lectores, escritores y narradores, fomentando el aprendizaje y la acción positiva desde edades tempranas. Nuestra misión es impulsar una educación basada en la consciencia social, donde los valores de respeto, inclusión, equidad y sostenibilidad guíen a las nuevas generaciones. Creemos que sociedades más justas y equitativas se construyen con personas empáticas y participativas, capaces de transformar su entorno y contribuir al bien común.
Te invitamos a educar con conciencia social para construir un futuro donde las diferencias sean respetadas y los derechos de todas las personas sean garantizados. Si enseñamos a pensar con empatía, a expresarse con respeto y a actuar con integridad, estaremos formando una sociedad donde todos trabajen por el bienestar común. Si deseas participar en nuestras actividades, contáctanos en: direccion@rsalud.com.mx


















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