Diosa Cruz, defendiendo los derechos humanos de las mujeres
- ALEJANDRA OROZCO
- 28 ago
- 7 Min. de lectura
Tuxtla.- Bienvenidos a un capítulo más de Universo Viole7a, que está a punto de cumplir su segundo aniversario, cada viernes con grandiosas mujeres chiapanecas para conocer más acerca de su vida, el día de hoy, Ale y Sandra nos presentan a Dioselina Cruz Pablo, ella es originaria de Francisco León, municipio de Ocosingo, y por muchos años ha estado trabajando a favor de las mujeres, con un enfoque además de mujeres indígenas.

“Desde hace un tiempo vengo caminando en la Red de Mujeres Zoques Construyendo Esperanza, no se ha podido constituir por el tipo de mujeres que lo integran, que son mujeres indígenas, amas de casa, mujeres sin profesión, nunca tuvimos el recurso para decir si nos vamos a constituir o legalizar, pero ha habido grupos, fundaciones, instituciones que han logrado financiarnos y eso ha dejado que el grupo de trabajo pueda realizar diferentes actividades”, señaló.
Como activistas, ellas se encargan de difundir, promocionar sus derechos, organizar talleres, llevar información a las compañeras, realizar asesorías, acompañamientos, ella trabaja con una comunidad indígena que es hablante zoque, porque ella es orgullosa hablante zoque, pese a que nació en Ocosingo porque sus papás fueron reubicados después de la erupción del volcán, ellos eran originarios del municipio de Francisco León, y actualmente radica en el municipio de Chapultenango, regresó con su pueblo.
“Tiene que ver mucho con la comunicación, la interpretación que le puedes dar en español, es otra a como yo se lo tengo que dar en mi lengua, desde ahí nos hemos dado cuenta que en el momento que transmitimos el mensaje de nuestra lengua materna, a ellas les da esa confianza, se sienten seguras, porque no solamente las asesoramos cuando llegan a la casa, las acompañamos a realizar las denuncias ante la Procuraduría, ante la Fiscalía, hemos sido intérpretes en esos espacios de denuncia y nos lo han permitido, porque ya tenemos el reconocimiento como organización, igual en la región, luego al tener la casa que financia el INPI, una institución reconocida a nivel nacional.
Y es que el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), financia las casas de la mujer indígena, cada año hay una convocatoria para realizar proyectos, si lo haces bien, el INPI los aprueba y puedes votar por ese proyecto, entonces, que el INPI las respalde, les da mucha ventaja y facilidad a que les abran las puertas a las instituciones, a que pudieran ir, Diosa, como le dicen, es contadora, y fundó esta organización junto con otras mujeres al regresar a su pueblo.
“El objetivo principal de la casa es atender a mujeres víctimas de violencia y el tema de salud sexual y reproductiva, esta casa nace porque descubrimos el sinfín de necesidades que hay en educación, en salud, atención a la violencia, la red la integran mujeres de diferentes comunidades de Chapultenango que hablan la lengua zoque igual que nosotras, cuando nos empezamos a reunir, se identifican las diferentes necesidades que las mujeres viven en las comunidades, pero una de ellas nos hace ver que el acceso a la justicia era muy difícil para las mujeres”, admitió.
En ese tiempo, podría ir una mujer a denunciar, pero no era escuchada, o la dejaban parada o por el simple hecho de ser una mujer indígena también era doble la discriminación que vivían, en base a eso y en los testimonios que comparten las compañeras, se van dando cuenta que es alto el índice de violencia hacia las mujeres en la comunidad, en el municipio, que no son atendidas ni escuchadas, eso también las hace ver que en salud carecían de la atención, y es cuando trabajan un proyecto que se llama Atención Primaria de Salud, en general la organización ha trabajado por etapas.
“Recuerdo muy bien a la maestra Mary Hernández, ella es de aquí de Tuxtla, ellas tuvieron su AC, se llamaba Colectivo Icitame AC, ahorita por cuestiones de gobierno hubo cambios y ya no hay financiamiento para AC, ellas dejaron de realizar esas actividades, pero nunca paró, trabajó con toda la región, tsotsiles, tseltales, ch’oles, zoques, San Cristóbal, Chamula, nosotros, y por parte del INPI, por la Casa de la Mujer Indígena había encuentros nacionales dos veces al año, entonces llegaron mujeres de Oaxaca, de Quintana Roo, de Chiapas, de Michoacán, de Monterrey, son 35 casas a nivel nacional, en Chiapas tenemos tres, que es la de nosotros en Chapultenango, a última que se aperturó en el 2019, la de Chalchihuitán y de Guaquitepec, que pertenece al municipio de Chilón, sí hemos tenido encuentros donde vamos y exponemos de cada municipio las situaciones que viven las mujeres”, mencionó.
De hecho, incluso se han presentado en el Congreso, hace dos años tuvieron apoyo por parte del Congreso en recursos para mejoramiento a las casas, la Casa de la Mujer Indígena tiene sus propios representantes a nivel nacional, se llama Red Camias, Casas de la Mujer Indígena y Afromexicana, han tenido todas esas oportunidades para poder compartir, pero difícilmente pueden ellas como casa decir, vamos a realizar este encuentro, porque requieren financiamiento.
“Voy a hablar de forma colectiva, porque no solamente fui yo, fueron las compañeras, la presidenta de nuestra red ya no se encuentra en Chiapas, está trabajando ahorita en otro lugar, pero ella nos encabezaba, nos empujaba, busquemos esto, hagamos esto, yo era de las que todo el tiempo se pegaba, desde que recibí la primera invitación, y así fuimos invitando a compañeritas que se conocieron en INEA, las que daban clases, las mujeres siempre han sido muy activas, siempre la están buscando, esas compañeritas son las que se fueron integrando en esa red”, explicó.
Ella se ha dedicado a la gestoría para las comunidades y para sus compañeras mujeres, en 2018 lo gestionaron en el INPI, y les nace decir que no solamente se trabaja la medicina alópata, también está la medicina tradicional, ¿por qué no rescatarla? Tienen compañeras parteras que conocen, y empezaron a formar promotores de salud en diferentes comunidades, esa fue la visión que tuvieron, tenían conocimiento de proyectos productivos, de cultura, entonces les interesó esa parte del rescate de los conocimientos ancestrales.

“Gestionamos ese proyecto y lo obtuvimos, un día nos dice el enlace de cultura que acababa de pasar una convocatoria para gestionar una casa de la mujer, que ya estábamos organizadas, trabajando, buscándole, gestionando, promoviendo los derechos de la mujer, que esa casa hubiera sido para nosotras, pero el próximo año en cuanto saliera la convocatoria nos las iba a llevar, y así fue, el primer día que salió la convocatoria, ahí estaba el licenciado Gaspar del INPI de Ixtacomitán, en nuestro domicilio con su hojita de la convocatoria, teníamos 20 días, felices, con todos los días de desvelo”, recordó.
Esa casa solo la integraron tres profesionistas, las demás compañeras son con primaria y secundaria, el colectivo Icitame las formó en todos los enfoques de derechos humanos, de participación política de las mujeres, sobre el protocolo del acceso a una vida libre de violencia, venían empapadas de todo, no solamente ella, por eso las compañeras que lo integraron ya estaban capacitadas y traían una formación.
“El objetivo de la casa era brindar apoyo y cobijo a las compañeras, brindarles una casa linda, un lugar seguro, un acompañamiento directamente de nosotras como intérpretes, aparte de todo eso, tiene diferentes áreas, no solamente el área jurídica como acompañamiento, cuenta con el área psicológica, de partería, refugio, dormitorios, entonces nosotras teníamos que hacer todo ahí, integramos a compañeras que más o menos tenían el perfil, de hecho no tenemos salario, para comer hicimos dos equipos, una semana pasaban cuatro y una semana atendían cuatro, me tenía que mantener más ahí, para tener nuestro espacio para hacer nuestras cosas, para trabajar.
Actualmente, trabaja en el INPI, en la función de promotora de medicina tradicional, realizando difusión y promoción, lo que buscan es fortalecer la salud comunitaria, está trabajando en talleres con parteras, médicos tradicionales, hueseros, ramilleros, pulsadores, hay un sinfín de médicos tradicionales a los que incluso les roban sus conocimientos, ha habido mucho extractivismo académico y de investigación donde los han invisibilizado, hay hasta tesis y artículos donde se roban créditos de un saber que no les corresponde, una generación de conocimiento que no es suya, lo cual es poco ético.

“Actualmente estoy soltera, tengo dos hijos, uno de 16 años, vivo en Chapultenango pero de lunes a viernes trabajo en la delegación de Copainalá como promotora de medicina tradicional del INPI, me encuentran como Diosa Cruz en Facebook e Instagram, o al Whatsapp 9321097343 para cualquier asesoría… me encanta que podamos salir, el que seamos mujeres indígenas no nos prohíbe estar en diferentes espacios, sí hay muchos desafíos y obstáculos, hay discirminación por ser indígenas pero somos mujeres que incomodamos, que ahí estamos y no dejamos de insistir, llega un momento en que te tienen que abrir las puertas, así pasó con nosotras, tocando puertas por aquí y por allá hasta ser bien recibidas y reconocidas en nuestro municipio por autoridades, por los compañeros”, señaló.
Y es que no todos los hombres son enemigos o están en contra, tienen aliados, agentes, comisariados que han caminado con ellas, que les han dado la oportunidad de estar en sus ejidos, de hacer este trabajo con comunidades, con adultos, para crear convivencia y reconstruir el tejido social, fomentando la palabra bienestar, siempre dijeron que tenían que trabajar hombres y mujeres, saben cómo es la cultura, la tradición, en ese contexto tienen que trabajar de la mano con ellos para reconstruir el tejido familiar.
“Con la nueva generación se trabajó en escuelas, en talleres, en las casa de la mujer, con psicólogas, taller de emociones, aparte la organización prepara a las mujeres interesadas en formarse, las que van a seguir después de nosotras, ahorita ya hay quien ocupe el espacio cuando yo decido irme, aquellas que caminan con nosotras, las llevamos a foros, talleres, algunas son hijas de nuestras compañeras, ahí se van formando”, finalizó.
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