‘Dragón de la Espada de Dorset’: el fósil que reescribe la historia evolutiva de los reptiles marinos
- EFE
- hace 10 horas
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CDMX.- Un hallazgo que llena un vacío de 100 millones de años. En los acantilados de Dorset, una de las zonas fósiles más emblemáticas del Reino Unido, un esqueleto casi completo de ictiosaurio permanecía oculto desde hace 190 millones de años.

Hoy, gracias al análisis de un equipo internacional liderado por el paleontólogo Dean Lomax (Universidad de Manchester y Universidad de Bristol), la ciencia confirma que se trata de una nueva especie: Xiphodracon goldencapensis, apodada el “Dragón de la Espada de Dorset” por su hocico alargado y estilizado.
El estudio, publicado en Papers in Palaeontology, describe el primer género de ictiosaurio del Jurásico temprano descubierto en más de un siglo y el fósil más completo de un reptil marino del Pliensbachiano conocido hasta la fecha.
Una joya de la Costa Jurásica
El fósil fue encontrado en 2001 cerca de Golden Cap por el coleccionista Chris Moore, aunque su importancia no se comprendió por completo hasta años después.
Con cerca de tres metros de longitud, el ejemplar conserva el cráneo en tres dimensiones, mandíbulas, dientes, aletas y casi toda la columna vertebral. Actualmente se exhibe en el Royal Ontario Museum, en Canadá.
Según Lomax, este reptil marino es “una pieza faltante del rompecabezas evolutivo”, ya que evidencia que el recambio faunístico de los ictiosaurios ocurrió antes de lo estimado.
Durante ese periodo, varias familias desaparecieron mientras nuevas especies comenzaron a diversificarse en los océanos mesozoicos.
Una anatomía singular
El análisis morfológico revela rasgos únicos:
un hocico delgado y puntiagudo;
una órbita ocular enorme, ideal para cazar en aguas poco iluminadas;
y un hueso lacrimal con espinas óseas nunca vistas en otros ictiosaurios.
Estas características lo sitúan dentro de la familia Leptonectidae, junto al género Hauffiopteryx, lo que sugiere que los leptonéctidos se diversificaron más temprano de lo que se creía.
Depredador y víctima a la vez
El fósil también conserva señales biológicas inusuales: deformaciones óseas, dientes fracturados y marcas de mordeduras, probablemente causadas por un ictiosaurio mayor.
Incluso se identificaron fragmentos de peces en la zona abdominal, lo que permitió inferir su dieta y confirmar que era un cazador activo de peces y calamares.
La investigadora Erin Maxwell (State Museum of Natural History Stuttgart) subrayó que estos indicios “permiten reconstruir no solo la anatomía, sino también la ecología y los peligros del mundo marino jurásico”.
Reescribiendo la evolución de los océanos
El periodo Pliensbachiano (193–184 millones de años) es una etapa poco documentada en el registro fósil. Xiphodracon goldencapensis se convierte así en una referencia clave para comprender cómo los reptiles marinos se recuperaron tras la gran extinción del Triásico y sentaron las bases de las faunas del Jurásico medio.
El descubrimiento, surgido de la misma costa donde Mary Anning realizó sus hallazgos pioneros, confirma que Dorset sigue siendo un laboratorio natural del pasado.
El “Dragón de la Espada de Dorset” no solo amplía el árbol genealógico de los ictiosaurios: también devuelve a la vida un capítulo perdido de la historia oceánica de la Tierra.