El cacao, la joya ancestral que impulsa el turismo cultural y gastronómico de Chiapas
- NOÉ JUAN FARRERA
- hace 45 minutos
- 2 Min. de lectura
Tuxtla.- El cacao, considerado durante siglos como “alimento de los dioses”, continúa siendo uno de los productos más emblemáticos de la identidad mesoamericana y un pilar para el turismo cultural en Chiapas. Su historia, profundamente ligada a mayas y aztecas, ha trascendido fronteras hasta convertirse en el origen del chocolate moderno, uno de los sabores más apreciados del mundo.

En Mesoamérica, el cacao tenía un papel sagrado: era ofrenda ceremonial, símbolo de prosperidad, medicina tradicional e incluso moneda. La bebida ancestral xocolatl, espesa, amarga y aromatizada con chile o maíz, formaba parte de rituales y celebraciones. Para los aztecas, Quetzalcóatl lo entregó a la humanidad como un regalo divino.
Con la llegada de los europeos en el siglo XVI, el cacao viajó a España, donde fue transformado con azúcar y canela, conquistando rápidamente a la nobleza. Ya en el siglo XIX, la Revolución Industrial permitió refinarlo y convertirlo en chocolate sólido, impulsando la creación de empresas emblemáticas como Cadbury, Nestlé y Lindt. Desde entonces, el cacao se expandió por África, Asia y América, convirtiéndose en un producto universal.

En México, Chiapas destaca como una de las regiones con mayor tradición cacaotera. Vestigios arqueológicos demuestran su cultivo desde 1900–1800 a.C., asociado a los olmecas y posteriormente a los mayas, quienes preservaron técnicas y conocimientos que hoy siguen vivos en comunidades indígenas.
Actualmente, el estado resguarda alrededor de 15 variedades criollas, consideradas patrimonio genético único y altamente valorado por su calidad aromática. Esta diversidad ha impulsado el renacimiento del cacao chiapaneco, hoy protagonista en mercados orgánicos y de chocolatería fina.

Después del café, el cacao es el cultivo bajo sombra más importante en el trópico mexicano. Chiapas ha visto un crecimiento de hasta 30% en su producción reciente, impulsado por iniciativas como Sembrando Vida y proyectos de agricultura sustentable. El cacao orgánico del estado puede alcanzar precios 20% superiores en mercados especializados, fortaleciendo la economía de cientos de familias productoras.
Además, su presencia en la gastronomía chiapaneca —desde bebidas tradicionales hasta moles, tablillas artesanales y dulces regionales— lo convierte en un atractivo turístico que conecta historia, sabor y cultura. Rutas del cacao, talleres de chocolatería, fincas agroecológicas y festivales temáticos han comenzado a posicionarse como experiencias imperdibles para visitantes nacionales e internacionales.




