- ALEJANDRA OROZCO
El misticismo de la fiesta de San Juan, en Chamula
Tuxtla.- Cada 24 de junio se conmemora a San Juan Bautista, primo de Jesús y quien le da identidad a muchas iglesias y festejos, hay un pueblo en especial que en Chiapas, lo celebra a lo grande y como solo ellos saben hacerlo, combinando culturas, tradiciones y sincretismos religiosos que les dan el sello característico como pueblo originario.
Desde el 23 de junio, se celebra la Noche de San Juan Bautista, ya que la Iglesia Católica Romana celebra a este santo a lo largo y ancho de todo el mundo cristiano, con una gran diversidad de formas de celebrarlo, algunas de las cuales incluyen ritos paganos como el encendido de hogueras.
Y es que en esta región de Chiapas, la festividad se sincretizó con la cosmovisión originaria y dio lugar a una mitología que incluso, llama la atención de los extranjeros, pues unieron la naturaleza mística de San Juan el Bautista a la bondad de Ajaw, antiguo dios maya, un fenómeno que se ve y se repite en distintos pueblos indígenas.
De acuerdo con la leyenda, San Juan Bautista secó la ciénaga de la región para que los chamulas pudieran vivir ahí, por lo que el mero 24 de junio celebran en exclusivo los hombres; la estividad inicia 15 días antes, cuando los mayordomos lavan las ropas del santo patrono, una semana después, se lavan las ropas del resto de los santos del templo de San Juan Chamula.
Este lavado de ropas se hace en un ojo de agua llamado Toltotic, a las tres de la mañana, mientras se recitan rezos en tzotzil, como en toda fiesta se ofrece comida a la gente, los platillos típicos a consumirse son tamales de frijol y caldo de res, que son ofrecidos por los mayordomos y van acompañada de música y baile; uno de los aspectos más importantes es la peregrinación de centenas de chamulas, quienes acuden al templo para ofrecer honores al “cuidador” de su alma, así como cientos de niños son bautizados y reciben el nombre de Juan o Juana.
La iglesia de San Juan Chamula es resguardada por las autoridades municipales, no de la iglesia católica, y a diferencia de los templos romanos, en la iglesia de San Juan Chamula lucen cientos de velas multicolor en el piso, junto a las que los chamulas rezan acompañados de gallinas, pox y Coca-Cola, todas ofrendas para el santo; el interior del templo rara vez ha sido fotografiado, sin embargo se sabe que está pintado de color blanco y a diferencia de las iglesias normales, no posee bancas, el piso está recubierto de hojas de pino, pues los chamulas lo consideran un árbol sagrado, por lo cual su presencia los acerca a Dios.
Otra de las características es que los santos poseen un espejo… los chamulas acostumbran confesar sus faltas ante los santos y no con el sacerdote, así, este espejo sirve para reflejar al fiel y recordarle la convicción de los chamulas de no mentirse a sí mismos… A diferencia del San Juan Bautista que se describe en la Biblia, el de Chamula es de carácter mayormente indígena, si bien se le venera en el templo de la cabecera municipal, se considera que su vivienda real se encuentra en el cerro del Tzotehuitz, y esto no es más que una apropiación del santo cristiano, el cual se fusionó con la deidad prehispánica Ajaw, por lo cual se fue a vivir a las montañas, desde donde cuida y protege a los chamulas.
Esta es una de las celebraciones principales de este pueblo, lleno de colores, de texturas y de creencias que para muchos resultan místicos, llenos de enigmas y también de mucha fe y tradición, aunque es bastante llamativa, no muchos se atreven a ir, pero si algo caracteriza a este pueblo es su fervor por las fiestas religiosas y por sus creencias.
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