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  • AFP

¡Fuerza Colombia!


Todos sabemos lo que se vive en Colombia, gracias al internet a las redes sociales, hemos presenciados escenas de violencia y ataque con otra el pueblo colombiano que se levanto en protesta contra su gobierno, contra la Reforma Fiscal; La reforma tributaria que anunció y posteriormente canceló el gobierno del presidente de Colombia, Iván Duque. El proyecto presentado en abril ante el Congreso abría la puerta para aumentar los impuestos a las personas y a las empresas, eliminar exenciones y deducciones tributarias, lo que generó reclamos por partidos de oposición, activistas y sociedad en general al considerar que todavía no han superado los efectos de la pandemia de la Covid-19. A toda esta situación, los cinco de días de protestas en Colombia dejaron al menos 19 muertos y más de 800 heridos, así como 87 están desaparecidas, según informó la Defensoría del Pueblo. Y es que desde el 28 de abril 18 civiles y un policía murieron en las protestas en varias ciudades del país. Además, hubo 846 heridos, incluidos 306 civiles. La ONU y la Unión Europea han mostrado su preocupación por los abusos de las fuerzas policiales. Aunque la verdad, el pueblo Colombiano asegura que cio están dando los datos correctos de los fallecidos. El panorama ha sido critico, estaciones de policía y transporte quemadas, carreteras cortadas durante días, desabastecimiento de productos, un número desconocido de muertos y desaparecidos, un estado de incertidumbre y nerviosismo agudo. Colombia ha vivido muchos momentos delicados a lo largo de su traumática historia, pero ahora parece estar recorriendo un camino desconocido en al menos tres ámbitos distintos: la protesta social, la economía y la representación política. Hubo momentos en el pasado que rompieron la historia en dos como la ola de violencia que antecedió a la firma de la Constitución de 1991 o las revueltas de 1948 tras el asesinato del candidato Jorge Eliécer Gaitán que dieron origen a las guerrillas. El desenlace de la crisis actual es desconocido y por eso es difícil entrar en comparaciones sobre su relevancia histórica. Lo que parece evidente, es que la actual es una situación sin precedentes. Y que mucho se explica porque el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016 abrió una caja de pandora de demandas y problemáticas antes prohibitivas por cuenta de la guerra. El gobierno de Iván Duque ha lanzado una nueva mesa de negociación para rebajar la tensión y buscar salidas consensuadas. Es lo que hizo en noviembre de 2019, cuando las protestas eran más pacíficas y puntuales y la situación del país menos grave. Ahora el mandatario tiene desafíos por donde se mire: en su partido, en las calles, dentro de las fuerzas armadas, en materia fiscal y en lo político. Dentro de exactamente un año Colombia estará celebrando elecciones generales y presidenciales: todo desarrollo en este momento tiene una clave electoral.

Un primer elemento nuevo de esta crisis es la dimensión de la protesta social. Este paro ha llegado a lugares donde antes no se solía protestar y se ha mantenido por varios días sin dar tregua. Las protestas ya lograron dos efectos inesperados en un país donde la movilización social, que era esporádica y tachada de "subversiva", rara vez tuvo consecuencias políticas: las retirada de la reforma tributaria y la caída del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. Lo que es difícil de pronosticar es si este movimiento, que en origen se mostró fresco y novedoso, terminará en una situación que sí tiene precedentes en Colombia: la de una violencia desbordada.

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