Impacto electoral en México

El 2 de junio de 2024 se llevarán a cabo las elecciones generales en México. Las opciones son dar continuidad al proyecto de nación del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) o permitir a la coalición opositora (Frente Amplio por México) que sea su plataforma la que gobierne los siguientes seis años. En el marco de la estabilidad política que caracteriza a México, las elecciones generales de 2024 serán democráticas y es poco probable que ocurran incidentes que amenacen al sistema presidencial. Sin embargo, hay riesgos latentes que pueden materializarse en ciertas condiciones. Inestabilidad institucional por intervención del aparato burocrático en las elecciones. Violencia política que afecta al personal u operaciones del sector privado. Disrupciones operativas relacionadas a descontento social. Influencia electoral del crimen organizado que impacta en el entorno de negocios. Retos relacionados con corrupción derivados del financiamiento ilegal de campañas políticas. Incertidumbre por el cuestionamiento de la legitimidad de los resultados electorales. Cambios regulatorios adversos al sector privado. Deterioro del entorno económico por factores externos y/o internos. Finanzas públicas afectadas por gasto público con fines electorales, Y mayor actividad sindical y de grupos de interés por movilización de estructuras clientelares. Los resultados de la elección presidencial dependerán principalmente de la fortaleza de la administración actual, encabezada por AMLO, y del apetito de cambio que sienta la sociedad con respecto al rumbo que debe tomar el país en los próximos años. El escenario más probable es una victoria de la coalición de Morena en la que los ciudadanos refrenden su interés por la continuación del proyecto de AMLO.

El cambio de administración tendrá repercusiones distintas para los diferentes sectores económicos durante el primer año de gobierno. En el escenario más probable, destacan los siguientes retos y oportunidades: A diferencia de la administración de AMLO, las energías limpias recibirán un impulso positivo con una narrativa más favorable, aunque con una nueva burocracia que tendrá que lidiar con rezagos en licencias y permisos, lo cual contribuirá a retrasos operativos. Las industrias extractivas y de manufactura serán las más afectadas por la conflictividad social y los retos de seguridad. Aunque el sector tecnología recibirá un impulso, es probable que las empresas del ramo encuentren mayores cargas fiscales. Los servicios financieros enfrentarán un entorno similar al actual, con retos particulares en el ámbito de la ciberseguridad. El sector privado deberá tomar en cuenta los cambios esperados en factores internacionales, económicos, sociales y regulatorios derivados del nuevo entorno político para navegar exitosamente los retos y oportunidades que traerá consigo la sucesión presidencial. Política exterior: Vigilar los ajustes en la política exterior respecto a China en el marco del creciente interés del país asiático por invertir en México. Temas comerciales: Monitorear los resultados de las disputas comerciales para entender los retos que enfrentará la administración entrante y los sectores afectados por estas resoluciones. Reconocer los posicionamientos de los candidatos en temas clave para anticipar nuevas disputas comerciales, mecanismos de negociación y su potencial impacto para los distintos sectores económicos. Seguridad: Dar seguimiento a las propuestas respecto a la estrategia de seguridad para pronosticar su impacto y establecer líneas de acción para salvaguardar al personal, activos u operaciones. Examinar cambios en las dinámicas del crimen organizado durante el proceso electoral y su impacto directo en el sector privado. Corrupción e integridad: Observar las fuentes de financiamiento de las campañas políticas para prever posibles escenarios de corrupción.