top of page
  • ALEJANDRA OROZCO

Improvisando sobre la marcha

Tuxtla.- Cuando me volví a embarazar, pensé que ya llevaba ventaja por no ser mamá primeriza y porque Elisa aún está chiquita, pensé que era muy fácil matar dos pájaros de un tiro y que prácticamente todo se iría dando solo... pero no, hay un par de cosas que no consideré.


Por ejemplo, no me detuve a pensar que ahora serían dos niñas qué cuidar mientras me fuera al trabajo, que tenía que hacer mi banco de leche porque esta vez no tendría seis meses para estar en casa, que gastaríamos el doble en pañales, en pediatra, que necesitaríamos otra silla periquera y otro auto asiento, o tener dos juegos de aseo a la mano para la pañalera, por cuando saliéramos solo con una de las dos.

Parecen detalles insignificantes, pero cuando ha tocado resolverlos es donde te cae el 20 de que ya no solo es una, sino el doble de responsabilidad y de tiempo para la logística, y esta semana ha sido bastante pesada para ambos, y nos ha pasado factura.

Por ejemplo, a Rodrigo le tocó la guardia dos días y eso implica esperarlo una hora más con las dos niñas, pero en esa hora les da sueño, se aburren y se desesperan, por lo que suele ser bastante pesado para mi también y a veces hasta salgo antes de la casa con ellas para que se distraigan un rato.

Esta semana también hemos tenido algunos contratiempos, como un día que salí más tarde de lo normal de trabajar, cuando llegué a la casa Renata ya tenía mucha hambre y Elisa estaba enojada porque yo no llegaba, así que se durmió en su periquera esperándome, cuando llegué les tuve que dar pecho a las dos al mismo tiempo, y me sentí fatal por hacerlas esperar tanto tiempo, aún sabiendo que fue por una reunión que yo no tenía contemplada y que fue algo fuera de mis manos.

Otro día, me llamaron de urgencia a una reunión por la tarde, entonces tuvimos que ir por Rodrigo y me tuvieron que esperar en el estacionamiento mientras yo entraba a mi junta porque no había con quien dejar a las niñas, en este tipo de casos es donde me doy cuenta de que ya somos cuatro, y que hay días que nos toca improvisar para no morir en el intento.

Además, este fin de semana me tocó trabajar ambos días, uno de ellos salir de la ciudad, por lo que tuve que dejar a las niñas con mi mamá y mi hermana para que Rodrigo me pudiera acompañar, sin contar que tuve que extraerme leche de emergencia porque no tengo banco de leche, sino que a diario me voy extrayendo.

Este tipo de casos no previstos me enseñan que debo estar precavida, lo bueno es que no se usó toda la leche que me extraje y con eso ya puedo iniciar mi banco, el chiste es no dejar de extraerme diario para así tener un guardadito para emergencias, como el día que Renata ya tenía mucha hambre y yo no llegaba, o por si me vuelve a tocar salir de la ciudad o trabajar todo el día de un momento a otro.

En todas estas ocasiones incluso me he sentido culpable por dejar a las niñas, pero me digo a mí misma que es mi trabajo y lo tengo que cumplir, y eso no quiere decir que mis hijas pasen a un segundo plano, sino que a veces toca equilibrar todos los ámbitos y no soy ni la primera ni la última mamá que trabaja y tiene este tipo de emergencias.

Lamentablemente, en esta sociedad estamos acostumbradas a que si dejas a tus hijas por trabajar te tachan de mamá desobligada y si te dedicas solo al hogar te tratan como mantenida, y de ahí derivan todas esas culpas estereotipadas que venimos arrastrando. Le toca a nuestra generación de mamás romper ese tabú y ser una comunidad que se apoye y no se juzgue, para criar niños felices y atendidos en sus necesidades emocionales.

Por cierto, esta semana me puse el implante anticonceptivo porque ya no queremos más hijos al menos en estos tres años, después de los cuales ya pensaremos en algún método definitivo, es decir, queremos estar tranquilos este tiempo, para estar totalmente seguros de nuestra decisión.

+

44 visualizaciones

Entradas Recientes

Ver todo
Banner GOB.jpg
Banner 950x125.jpg
bottom of page