Inundaciones en México son un problema de suelo, no de lluvia, señalan especialistas
- CARLOS LUNA
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Tuxtla.- La causa principal de las crecientes inundaciones en México no es la intensidad de las lluvias, sino la profunda alteración que hemos hecho del territorio, expuso Romeo Palacios Suárez, presidente de la Asociación Nacional de Profesionales en Resiliencia (ANPROGERI), quien señaló que la urbanización desmedida y el cambio de uso de suelo han quebrado el ciclo natural del agua.

De acuerdo con el especialista, acciones como la tala, la agricultura extensiva y la construcción en áreas naturales han sellado el suelo, impidiendo que el agua se infiltre.
“Lo que antes se infiltraba, ahora escurre”, explicó Palacios Suárez. Este fenómeno multiplica hasta por cuatro el volumen de agua que fluye superficialmente, saturando cauces de ríos que nunca fueron diseñados para soportar tales caudales.
Ejemplos como los ríos Sabinal, en Tuxtla Gutiérrez, o Cazones, en Veracruz, son evidencia de esta insuficiencia.
Palacios Suárez criticó que las soluciones tradicionales, como ensanchar cauces o construir embovedados, son insuficientes y hasta contraproducentes. “No ha sido la solución; agrandar los cauces o desviar el agua solo cambia el punto donde ocurre la inundación. No resuelve el problema de fondo”, afirmó.
Frente a este escenario, la ANPROGERI propone un cambio de paradigma hacia la “resiliencia hídrica”, un concepto avalado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Este enfoque prioriza restaurar la capacidad natural del terreno para absorber agua mediante soluciones basadas en la naturaleza.
“Los árboles, los bosques y las selvas son los que naturalmente regulan el agua. Hemos desmontado mucho por el desarrollo urbano y agrícola, pero necesitamos recuperar esa función natural del territorio”, enfatizó el presidente de la ANPROGERI.
Acciones como la reforestación estratégica y la conservación de zonas de infiltración son clave en esta estrategia.
La urgencia de actuar fue subrayada por un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que estimó pérdidas por más de cinco mil millones de dólares a causa de eventos climáticos extremos.
“Sí sabíamos que este año iba a ser desastroso”, comentó Palacios Suárez. “Por eso insistimos en que la verdadera prevención está en la resiliencia hídrica: no en seguir canalizando el agua, sino en devolverle al suelo su capacidad natural de absorberla”.