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José Juan Balcázar, apasionado por la escritura y el café

  • ALEJANDRA OROZCO
  • hace 56 minutos
  • 7 Min. de lectura

José Juan Balcázar es originario de Chiapa de Corzo, creció en la capital chiapaneca, a la que llegó a los 10 años de edad, permaneció 20 años, y se fue a Berriozábal, entre esos tres municipios se debate su origen, y considera que el gran privilegio de lo que nacieron en comunidad rural es la riqueza visual, al ver ríos, árboles, pájaros, naturaleza, mientras que quienes nacieron en la ciudad ven coches, concreto y edificios, esa riqueza visual los hace más sensibles a la vida, además, venir de una comunidad de campesinos te nutre, te vuelve fuerte y te forja carácter.

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“Lo que más rescato de mi infancia es la carencia, yo decía que la ventaja de ser pobre es que tuve un gran privilegio, porque no tuve el artilugio de tener nana, crecí con mi madre, esa relación directa, crecer en su regazo es una cosa maravillosa, la pobreza nos junto más, de niño cuidaba chivos y una vez me encontré tirado un cassette de audio, vi que tenía dos engranes y yo no sabía qué era, pero era un chamaquito imaginando que era productor de cine, esa imaginación te la da la carencia, en aquel entonces tenías que imaginártelo todo, parte de la culturización, como la radio novela, todo lo que recreaba la imaginación”, consideró.

De igual forma, recuerda que tenía un tío que cada 14 días venía a Tuxtla a comprar la revista de Kalimán, la llevaba al pueblo y hacían fila los niños para leerla, ese tipo de experiencias ahora ya no se viven, ya no forman parte del día a día, la gente ya no convive como antes, no platican, ahora estamos más ocupados con el tema del teléfono, de la tablet, pero porque es un instrumento de trabajo; un suceso que marcó su vida fue la explosión del Chichonal, en el punto en que hacía la transición de su pueblo a la ciudad, lo recuerda como el día que se hizo de noche, por las cenizas, el dolor de ver un cielo negro, justo en el tránsito hacia un espacio desconocido, en el que no sabía qué significaban los colores del semáforo.

“La diferencia entre hacer y no hacer está en observar, esto que hacemos en el oficio del periodismo, es lo que nos hace distintos, que observamos, registramos hechos y los mostramos, la gente común mira pero difícilmente observa, un ejercicio que hice desde chamaquito, como alguien que venía del pueblo a la ciudad y lo descubre solito, una etapa bastante complicada, caminar 40 calles para ir a hacer velas y ganar dinero, o ser cerillo en un supermercado, cuando nosotros llegamos terminaba la ciudad en el 5 de Mayo, de ahí eran invasiones que se fueron regularizado”, recordó.

Pese a haber tenido muchas oportunidades para salir del estado, siempre ‘tiró para el Monte’, además del arraigo, la calidad de vida en provincia es inigualable, tuvo la propuesta de trabajar en El Reforma en la CDMX gracias a una crónica que hizo de una noche en El Gitano, en aquel entonces lo envió por fax a El Norte de Monterrey, pasan unos días y le marcan para decirle que les gustó su trabajo, y querían platicar con él, lo invitan a México a platicar sin saber que era para El Reforma, se regresa a Tuxtla y pide ser corresponsal, pero la oferta que seguía en pie era en CDMX, el 20 de noviembre de 1993 nace El Reforma, la oferta seguía en pie, pero no quiso irse.

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“La vinculación con amigos escritores, poetas, bohemios, ese tipo de amistades me fueron llevando al oficio, todo empezó cuando me encontré aquel cassette, el interés por el cine, televisión, radio, prensa escrita,ya había algo ahí, cuando recién llego a Tuxtla había un periódico que se llamaba Número Uno, era un niño de 12 años que llegaba a ayudar a pegar galeras, y el director, un señor culto, ponía ópera a las 3 de la mañana en el sótano del periódico, ya había vínculos con el periodismo, al crecer conozco a amigos de mis hermanos, y me empiezo a dedicar a eso, yo no me veo haciendo otra cosa que no sea escribir, lo hago todos los días, soy escritor fantasma porque hago discursos, análisis, el discurso tiene que ver con el momento, eso lo modifica”, expresó.

Añadió que los periodistas hacen historia todos los días, tu nombre queda registrado, cuando lees algo que escribiste hace 10, 20 años, dices, qué bueno o qué malo era yo, es el testimonio que queda para la posteridad, para que sea orgullo o vergüenza a diferencia de otras profesiones, la diferencia es que los médicos entierran sus errores, los abogados los encarcelan, y los periodistas los publican, es una actividad humana de mucha sensibilidad y adrenalina, hay gente que se molesta con quienes hacen crítica, todos los días queda alguien dolido, él maneja mucho el sarcasmo, que molesta más que la crítica seria a veces, pero hay amigos que le dicen, hasta cuando me madreas me divierto, se trata de hacer divertida la tragedia, de reírte de un acto o discurso político aunque sea malo, como una venganza, reírte del político en cuestión, es hacer una caricatura política en prosa de lo que ellos consideran que es serio, formal, compártelo con los lectores y que se diviertan un poco.

“Han pasado buenos años de aquel joven inquieto que andaba haciendo periodismo para arriba y para abajo a los 22 años, que iba en helicóptero, que se iba de gira y se dormía en la camioneta, ya pagamos esa cuota, estamos en otra dinámica, el diarismo es complicado, yo me dedico a dirigir y hacer cosas con cierta comodidad, obviamente la madurez, tú te ves en el espejo y ya no eres un muchacho, sino un señor, trato de divertirme, el origen de todo está en reírte de ti mismo, así desarmas a tus enemigos, eso me hace más alegre, menos amargado”, comentó.

A finales de enero, inició un nuevo proyecto, ya que el periodista o se dedica al alcohol o se dedica al café, él se enfocó a esto último, primero tenía la idea de hacer una cafetería en Berriozábal, en su casa, pero no le dio forma, vino la propuesta de la Casa de las Artesanías, ya que la directora es su amiga, y le dice que había un espacio vacío, le dijo que sí y la empezaron a armar, es un espacio de café, de amigos, con exposiciones de arte permanente, se ve bonito, ilustra las paredes y los artistas venden, la riqueza cultural de Chiapas es enorme y muchas veces desconocida, el arte plástico no tiene la difusión que Oaxaca, por ejemplo, y aquí hay mejores pintores, ellos venden moda, pero no venden el arte.

“En el espacio chiquito que tenemos no se puede exhibir toda la riqueza de artes plásticas que hay en el estado, me gustaría, pero ahí se generan contactos, no es tanto que se venda la obra que esté ahí, sino que les guste, que se pongan en contacto con el artista y convengan un tema y un tamaño, a eso ayuda la cafetería, está abierta de lunes a viernes, vamos a empezar a abrir el sábado y meter una actividad cultural en la tarde noche, tocadas, marimba, danzón, es un espacio muy bonito, pero como es institución pública no puedes meter un vinito o alcohol, es una terraza muy bonita y ha habido un empate con la Casa de las Artesanías porque van a la tienda, se meten al café o viceversa, ahí se complementan con el museo espectacular que hay arriba”, señaló.

El espacio, señaló, merece ser conocido por más personas, a veces lo conoce más la gente de fuera que los propios chiapanecos, está tan cerca que lo ignoramos, hay muchos espacios que tienen que ver con las artes y deben de conocerse, San Cristóbal es de sus lugares favoritos por la cercanía, también le gusta el mar, la comida costeña, Comitán se ha convertido en un espacio muy bonito, con sus andadores y comedores, tenemos muchos espacios para disfrutar, la riqueza gastronómica del estado debería aprovecharse más, hay comida rica en todos lados y mucha gente del norte ignora lo que se come en la costa, y al revés, son platillos diferentes y ahí debería haber un intercambio.

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“En mi primera solicitud de empleo dije, me gustaría ser José Juan Balcázar, he trabajado mi nombre, que es el primer patrimonio de todo periodista, porque se asocia con respeto o con burla, con admiración o con desdén, con honestidad o con corrupción, el nombre es todo, lo ponemos todos los días en lo que decimos, desde ese entonces tenía claro quién quería ser, desde hace cuarenta y tantos años, la tecnología ha evolucionado, pasando del fax al correo, de la televisión por antena parabólica al streaming, yo me he resistido por ejemplo a usar Chat GPT, prefiero generar mis propias ideas, se me hace deshonesto, yo no copio nada, yo leo para generarme ideas, no para fusilarme nada”, añadió.

José es padre de tres hijos, una hija mayor, el que vive con él en Berriozábal y uno menor, a quienes les cuenta lo que ha vivido porque les ha tocado una vida mucho mejor de la que tuvo, pero sí les platica de la abuela, del abuelo, sigue siendo motivo de orgullo y tiene que ser un punto de empuje para ellos, si sus abuelos o padres construyeron desde cero, ellos tienen todas las ventajas, una de ellas es no llamarse igual que sus padres, que han sido gente humilde, pero muy trabajadora, nunca le dieron un discurso de dignidad, con ver trabajar a su mamá le bastó, y quiere que sepan eso que no vivieron, y que en su momento digan, hay que hacer todo esto, no hay mayor alegría que besarlos y abrazarlos.

“No hay amor más grande que el de los hijos, puedes querer a tu mamá, a tu papá, a tu pareja muchísimo, pero no se compara con el amor que le tienes a tus hijos, ese vínculo que uno lucha por tener es bien importante, para uno como padre es una cosa maravillosa, yo a mi mamá la quise y la abracé todo el tiempo, le hice todos sus gustos cuando pude, porque tener una vida estructurada me ha servido, cuando cumplí 25 tenía a mi madre feliz, con la meta de que a los 30 ya tuviera casa y carro, y así me fui poniendo metas, una de ellas era tener una madre feliz y nunca dejé de hacerlo, verla reírse a pesar de que murió mi hermanito, porque el dolor más grande también debe ser por los hijos, fue una mujer muy fuerte, solo faltó tiempo para seguirla abrazarla y besarla”, señaló, no olvides seguirlo como José Juan Balcázar en Facebook, jjbalcazar en Instagram, jjconfines en X, así como Café Totico en Instagram, Facebook y TikTok.

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