- ALEJANDRA OROZCO
La aventura de ser mamá: Adiós, lactancia materna
Desde hace ya bastante tiempo, habÃa estado pensando en que llegara el dÃa de escribir esta columna: el fin de una era, el gran adiós, el despedirme para siempre de mi etapa como mamá lactante, que ya desde hace varios meses habÃa querido concluir, y que ya les habÃa contado sobre mis intentos fallidos… pues se llegó el dÃa, oficialmente se acabó la lactancia para mà y mis hijas.
Tiene un par de semanas, que estaba a punto de colapsar: ya no podÃa más, Renata se despertaba mucho y se mantenÃa pegada a la chichi casi toda la noche, yo me sentÃa irritada, lastimada, y harta de no dormir, estaba empezando a resentir mucho a Reno y tenÃa miedo de que otra vez padeciera agitación por amamantamiento, como me pasó con Elisa al nacer Renata.
Asà que una noche me armé de valor, decidà que si de por sà lloraba, qué más daba que llorara un par de dÃas más, pero ya con la intención de hacer la transición a dormir sin chichi, Rodrigo también estuvo de acuerdo conmigo porque nos despertábamos todos -incluida Elisa- con los gritos, y le empecé a explicar que ya no iba a tomar chichi.
Al principio, tuve que recurrir a la vieja práctica de ponerme algo para que no le gustara el sabor… no querÃa, iba en contra de mis principios, pero mi angustia era tal, que decidà ponerme bicarbonato, cuando ella probó, de inmediato le hizo cara fea y la soltó, entonces le expliqué otra vez que ella ya era una niña, que solo los bebés tomaban chichi y que sabÃa feo, se sacó de onda y lloró tantito, aunque yo me sentà como la peor mamá del mundo, y tras mucho dar vueltas, al fin se durmió.
En los inicios de este proceso todavÃa le daba pecho cuando se despertaba en la madrugada, y fue en ese periodo que decidà que ya no más, entonces empecé a hablar más con ella antes de dormir para decirle que tenÃa que descansar y que ya no habrÃa chichi, asà al cabo de dos o tres dÃas ya era más fácil que se durmiera, y sus despertares iban disminuyendo.
Algo que me funcionó fue ofrecerle leche de vaca, para que asà reemplazara la leche materna y poco a poco irla acostumbrando a dormirse sola, entonces cada noche ella solita me empezó a pedir su leche estando acostada, le servÃa un poquito, se la tomaba y se dormÃa mejor, y cuando se levantaba sol la abrazaba, le daba palmaditas para arrullarla y asà tardaba unos minutos en quedarse dormida, ponerla boca abajo también la hacÃa conciliar el sueño más rápido, aunque los primeros dÃas si fueron de casi no dormir, porque sus gritos y llantos eran inconsolables.
AsÃ, al cabo de una semana más o menos, dejó de pedir la chichi por completo, se olvidó de ella, y apenas anoche, se durmió sin pedirme leche de vaca… volteo a ver hacia atrás y no puedo creer que ya estamos del otro lado, con sus retrocesos, claro está, porque durante una semana estuvo orinándose dormida, y teniendo accidentes de pipà y popó durante el dÃa, pienso que es normal, a raÃz del mismo gran cambio que está teniendo en su vida.
En mi caso, agradezco muchÃsimo el ya poder dormir de corrido, porque también tiene unos dÃas que Reno ya no se levanta, eso que tanto anhelé y que tuve que esperar cuatro años para que ocurriera, por fin es una realidad; el otro dÃa quise extraerme leche manual a ver si salÃa, y la verdad es que ya no; sé que tras cuatro años de lactancia la leche se irá yendo poco a poco, pero ya no se me llenan, ni nada por el estilo, lo que no sé es si vayan a recuperar algo de su firmeza o tamaño original, aunque a estas alturas estoy mentalizada de que mi cuerpo cambió, lo acepto, lo agradezco y me quiero asÃ.
A cada una de mis hijas le terminé dando pecho por más de dos años, casi cuatro en total pasando de Elisa a Renata e incluyendo el periodo que les di pecho a las dos… quién lo hubiera pensado, aquel 4 de marzo de 2020 que no pude darle su primera toma a mi hija porque no sabÃa cómo, las primeras semanas siendo mamá, llorando de dolor por las noches y sufriendo con el proceso, jamás me hubiera imaginado que llegarÃa tan lejos.
Cada mes de lactancia lograda para mà era un logro y un orgullo, superamos los seis meses y quise seguir, cumplió el año y no quise parar, pasaron dos años, llegó Renata, quise compartir con las dos este bello momento, opté por destetar a Elisa, me seguà con Renata hasta este punto, donde preferà cortar por las buenas, antes de que acabara odiando mi lactancia.
Y hoy solo puedo decir gracias, a mi cuerpo por permitirme alimentar y formar a dos seres fuera de mi útero, por crear ese vÃnculo tan hermoso donde solo dar pecho bastaba para dormirlas, calmar su llanto o pasar un momento madre e hija, y también me siento muy orgullosa de mà misma: la lactancia ha sido una de mis hazañas más grandes, e inolvidables que forjaron mi maternidad.
Si tú que me lees vas iniciando en esto, cree en ti, no te desesperes, tú puedes y lograrás superar todo reto; si ya la llevas dominada, disfrútalo porque un dÃa les das su última toma sin saberlo, y ya no regresa el tiempo; y si ya pasaste por esta etapa, vive conmigo este duelo, revive conmigo este júbilo, pues eres maravillosa, y el tiempo que haya durado, se quedará por siempre en tu corazón y en el de tus hijos.