La aventura de ser mamá: ¿Cómo hablar con tus hijos y que de verdad te escuchen?
- ALEJANDRA OROZCO
- hace 9 horas
- 3 Min. de lectura
Los días recientes en casa han sido un caos: una Elisa que parece adolescente, retándome y diciéndome que no a casa cosa que le digo, y una Renata que no para, que no se le acaba la pila y que, o están todo el día jugando y haciendo tiradero, o están todo el día peleando, porque “Renata me miró”, porque “Elisa me tocó”, y así sucesivamente.

Pienso que todo deriva de la etapa que están pasando cada una, de su edad, y también de querer llamar mi atención, ahora pasamos más tiempo juntas pero gran parte del mismo estoy trabajando, aparte no dejo de pensar en que ya va a terminar segundo de kinder, el otro año se me va a la primaria y no puedo creer lo rápido que está creciendo.
Hace unos meses, mi mamá me regaló un libro, que para ser honesta no he terminado de leer, pero tiene buenos tips que pueden ayudar a mamás y papás de todas las edades, reconozco que a la hora del caos, en lo que menos pienso es en lo que he leído y termino usando mis viejos trucos de crianza, pero vale la pena darle una leída para orientarnos un poco.
Se llama “Cómo hablar para que los niños escuchen, y cómo escuchar para que los niños hablen”, me lo regaló mi mamá el día del cumpleaños de Elisa, y en resumen, da algunos tips de comunicación asertiva, de cómo no ser papás agobiantes, ni regañones, creo que si lo pones en práctica de forma constante, eventualmente va a dar resultados, pero me falta alcanzar un grado zen para ponerlo en práctica.
Por ejemplo, dice que lo que los niños necesitan es que sus sentimientos sean aceptados y respetados, no solo es salirse con la suya, y para esto nos recomienda escuchar en silencio y poner atención, aceptar sus sentimientos con solo una palabra, un simple “entiendo” o “ok” basta para que sepan que los estamos escuchando, darle un nombre a ese sentimiento, y concederle su deseo en la imaginación.
Esto último me llamó mucho la atención, por ejemplo, un día Elisa estaba llorando porque quería un chocolate y ya era de noche, bastó con decirle que ojalá pudiéramos tener una fuente de chocolate y todo lo que meteríamos en ella, para que se le pasara el berrinche y pasáramos a otro tema.
También habla, por ejemplo, de que podemos obtener la cooperación del niño sin llegar al regaño o al castigo describiéndole el problema que tenemos, tan simple como “veo que los juguetes están todos tirados”, dar información, como “si no los recogen se pueden tropezar y caer”, decirles solo una palabra: “niñas, los juguetes”, describir lo que sientes, como “me enoja mucho ver los juguetes tirados luego de que ya recogí toda la casa”, e incluso escribirles una simple nota -aplica para los que saben leer-, puede tener grandes resultados.
Ahora estoy en la parte de evitar los castigos, esto se puede lograr expresando lo que sentimos con energía pero sin atacar el carácter del niño, decirle lo que esperamos que haga, enseñarle a cumplirlo, ofrecerle una elección y emprender alguna acción en concreto, ahí voy todavía, pero sí creo que tiene información valiosa, que ningún libro en sí es una biblia o guía de cómo ser papás, pero hay herramientas que nos pueden ayudar mucho.
Y es que a veces, tenemos que tomarnos un minuto para respirar, ver sus pequeñas manos y saber que ellos están siendo simplemente niños, en un mundo de adultos con prisas -lo leí por ahí-, el adulto somos nosotros y muchas veces me olvido de eso, de que ellas son simplemente niñas.
El libro se llama “Cómo hablar para que los niños escuchen, y cómo escuchar para que los niños hablen”, de Adele Faber y Elaine Mazlish, y puede ser un gran ejemplar para fomentar la lectura y la crianza respetuosa, creo que sí nos hace falta hoy en día volver a este tipo de hábitos y despegar la vista de las pantallas un rato.
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