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  • ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Dos años de Elisa

Tuxtla.- El pasado jueves, Rodrigo y yo estábamos muy emocionados... ni nuestro cumpleaños nos provoca esa sensación, pero estábamos a unas horas del cumpleaños de Elisa y queríamos que se la pasara increíble, aunque también la emoción era por celebrar dos años de tenerla en nuestras vidas, haciéndonos felices.


Cómo pasa de rápido el tiempo... hace apenas dos años éramos nuevos en esto, ni siquiera la bañábamos porque nos daba miedo, yo seguía convaleciente de la cirugía y nuestra vida había cambiado por completo de un momento a otro, y la verdad en ese momento nunca imaginé que les estaría escribiendo esto, seguir con esta columna y tener ya otra hija con nosotros.

Este tiempo ha sido, sin dudas, el más retador en mi vida, pero también donde he tenido más satisfacciones y alegrías, pues ver crecer a mi hija es lo mejor que me ha pasado y lo que más agradezco.

Elisa nació unos días antes de que iniciara el confinamiento, ha crecido bajo esta modalidad de pandemia y es única y especial: es una niña muy ocurrente, habla cada día más, disfruta de cantar y bailar, nos hace reír con sus ocurrencias y le encanta usar vestidos.

Es una hermana mayor muy protectora y cariñosa, lleva días sin querer pegarle a su hermanita y hasta juegan juntas, ella le pone el chupón y Renata lo escupe y se ríe, como si lo hiciera conscientemente, ambas son sorprendentes, tal como lo soñábamos.

Hemos tenido, y seguimos teniendo, momentos difíciles con Eli: para empezar, las primeras semanas de lactancia, en esos momentos ni siquiera pensé que lograría los seis meses de lactancia materna exclusiva y ahora estamos aquí, dos años después y aún conectadas por este acto de amor, que ahora practico en tándem.

Sus brotes de crecimiento también han sido difíciles, así como las pocas veces que se ha enfermado, las caídas, las noches difíciles, y ahora que está entrando a la etapa de berrinches que se le juntó con los celos de su hermana, está siendo quizá la transición más difícil.

Hay días que como papás no sabemos cómo le vamos a hacer, pero respiramos, platicamos, nos echamos porras y a lo que sigue, al día siguiente todo se ve más claro y las cosas parecen estarse acomodando, la vemos abrazarnos y darnos besos, y sabemos que no lo estamos haciendo tan mal.

Como todavía estamos en pandemia y por varias situaciones, esta vez también decidimos no hacer una fiesta grande para ella, pues todavía no tiene noción ni se va a acordar, quizá el próximo año ya le toque algo más grande, pero sí quisimos que lo disfrutara y que hiciera todo lo que le gusta.

Como los dos tuvimos que salir a trabajar, la despertamos con las mañanitas, le pusimos una tiara/corona y mi mamá la pasó a recoger, para llevarla a desayunar junto con el abuelo, la cumpleañera quiso desayunar taquitos; luego la llevaron a la plaza, que le encanta, le dieron gomitas y estuvo feliz.

Cuando nos desocupamos, pasamos a comprarle slime, que ve en muchos videos de YouTube y desde cuando nos había pedido, Rodrigo le compró dos rosas color rosa -a mi me regaló 101 rosas el día que nació: 100 para mi y una blanca para ella, y ahora quiso tener el detalle con ella, una rosa por cada año, y ese color es de sus favoritos-, y quedamos de vernos en un lugar de trampolines.

Y es que a Elisa le encanta brincar: en la cama, en el sillón, en el piso o donde se pueda, por lo que la quisimos llevar a este lugar en donde estuvo como media hora antes de que le ganara el cansancio, luego nos pidió pizza, y después fuimos a partir su pastel.

Me encanta que a su corta edad, ya exprese sus gustos y demuestre su personalidad, le preguntamos de qué quería su pastel y nos pidió de chocolate con fresa, también nos dijo que quería un regalo de muchos colores, y cuando comimos pastel se la pasó bailando y llamando la atención de todos.

Nunca imaginé que preparar tantas cosas para hacerle su gusto a alguien se sintiera tan bien... ese día acabamos molidos, súper cansados, pero muy contentos de ver que todo el día se la pasó increíble y rodeada de la gente que más la quiere... esa niña es una bendición en nuestras vidas, y estamos muy agradecidos de tenerla, de que esté bien y de poder verla feliz. Seguramente pasó un feliz cumpleaños, pero toda nuestra vida es feliz con tenerla a nuestro lado.

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