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  • ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: el primer Día del Abuelo

Tuxtla.- Cuando me enteré de que estaba embarazada, una de las primeras personas que vino a mi mente para darle la noticia fue mi mamá, sabía que iba a compartir la emoción conmigo y que sería la más feliz de saber que sería abuela.



Y así fue: mi mamá, mi papá y mi suegra, no tuvieron más que sonrisas y lágrimas de alegría al saber la noticia, pensé en muchas formas especiales para decirles, pero nos ganó la emoción y las ganas de hacerlos partícipes, y se los acabamos soltando así nada más, casi de inmediato, sin planear.

Mi suegra fue la primera en saberlo, luego mi mamá, y al final mi papá, porque no estaba en la ciudad, y aunque tenía un poco de miedo de cómo iba a reaccionar, la verdad es que Elisa fue muy deseada por nosotros y eso se transmitió a los demás, quienes compartieron nuestra dicha.

Tanto de mi lado como del de Rodrigo, Elisa es la primera nieta, en el caso de mi suegra, ella es más grande que mis papás, porque mis papás me tuvieron muy jóvenes, pero los tres están vueltos locos por ella y se lo demuestran a cada segundo, cada uno a su manera, pero llena de amor.

Mi mamá es la más loca, el vínculo es muy especial porque es abuela materna y estuvimos los primeros cuatro meses con ella, por lo que se sienten muy identificadas y ella vino a remover su mundo, siempre ha sido muy buena con los niños -es educadora- y su propia nieta no es la excepción.

Mi papá es su único abuelo, mi suegro se nos adelantó hace casi dos años y no la pudo conocer... pero mi papá la quiere y la cuida por los dos, la hace reír, la zangolotea como le gusta, y le encanta tomarse fotos con ella para presumirla con sus amigos.

Mi suegra es la que pasa más tiempo con ella actualmente porque vivimos con ella, y he sido testigo de cómo le ha cambiado la vida: quiere estar con ella todo el tiempo, le habla, juegan, le hace gestos, le enseña caras, le gusta hacerla dormir en su cama y la ha transformado en muchos sentidos.

Todos ellos han sido excelentes papás, cada uno tiene su carácter, su manera de pensar y de educar, por lo que considero que han formado a dos adultos de bien que ahora estamos repitiendo todo lo bueno que aprendimos de ellos y poniéndolo en práctica como papás, aprendiendo también de los errores para no cometerlos y sobre todo tratando de ejercer una crianza actualizada, informada y respetuosa.

Pero su labor como padres pasa a otro plano, ya que en palabras de ellos mismos, ser abuelo es diferente, es disfrutar, disfrutar y disfrutar sin tener la responsabilidad directa de los nietos, con todos sus años de experiencia, sus consejos y su habilidad para hacerla dormir y calmarla cuando está inquieta.

Ella también tiene una conexión especial con cada uno de ellos y se nota, es notorio en la sonrisa y los ojos que le pone a mi mamá cuando la ve, en las carcajadas que le saca mi papá cuando le hace cosquillas y cuando lo llena de baba, y en cómo responde a cada palabra, gesto y acción de mi suegra con ella, una complicidad que han desarrollado en muy poco tiempo.

Les cuento que en las últimas semanas, Elisa es otra niña: se arrastra estando boca abajo, se gira para arriba y para abajo, pelea cuando le pongo el pañal, se alborota a la hora del baño, arruga la nariz, balbucea y hace trompetillas, y a todos nos tiene fascinados con cada una de sus acciones.

Es una bendición poder disfrutar esta etapa de padres en compañía de mis papás, nos hace mi suegro, que se hubiera vuelto loco de amor por Elisa, pero mi suegra también hace un gran papel y veo cómo le ha devuelto mucha vida después de semejante pérdida.

Veo a mis papás siendo abuelos jóvenes y los admiro más de verlos en esta etapa, me alegro de poder darles esta satisfacción, que en nada se compara a los logros escolares o profesionales, y le pido a Dios que Elisa pueda disfrutar muchísimos años más a sus abuelos y bisabuelas, como yo en su momento, pues aunque yo sí pude conocer a mis cuatro abuelos y apenas acabo de perder a dos -que hubieran sido perfectos bisabuelos-, a ella le tocó otra realidad, pero está creciendo rodeada de amor y apapachos.

Este viernes fue su primer día del abuelo... lo festejamos hasta el domingo que mi mamá regresó de viaje, y el regalo más grande en estos tiempos, es poder tener sus consejos, su experiencia y sobre todo el amor que Elisa despierta en ellos, y ver cómo la disfrutan y nos acompañan en todo este proceso. ¡Felicidades abuelos!.

 
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