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  • ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Elisa, la cantante

Tuxtla.- Hola. Hoy les escribo pesando 72 kilos y medio, con siete meses de embarazo, una panza cada día más grande, mis primeras estrías amenazando con salir, y una cintura que cada vez aguanta menos... pero cada día más ansiosa por conocer a Renata, y cada vez más enamorada de mi Elisa.



En esta última semana se ha soltado a hablar más, ya dice algunas frases de dos palabras, como que quiere “comer hielo”, “poner zapatos”, “agua fría”, y cositas así con las que cada vez se da a entender más, también repite las palabras que escucha -para bien y para mal-, y ya incluye más palabras en su vocabulario.


La novedad es que ya empezó a “cantar”: o sea, dice las últimas palabras de cada frase de las canciones que más escucha, las actúa y todo, siempre esperando al final que le aplaudamos y celebremos sus gracias, porque le encanta ser el centro de atención.


Entre su repertorio está “No me quiero bañar”, “Juan Paco Pedro de la Mar”, “Johnny Johnny” y “Witzy witzy araña”, y yo me muero de ternura al verla hacer su esfuerzo, echarle feeling y sonreír al final, esperando sus aplausos como buena artista. Si la escucharan quizá no entenderían nada, pero cuando aprendes a descifrarla resulta cautivante.


Cada niño crece y se desarrolla a su ritmo, Elisa empezó a hablar muy rápido y sé que hay niños más grandes que ella que todavía no lo hacen, pero no es competencia, no hay nada -o casi nada- que le moleste más a una mamá que las comparaciones, yo se los comparto porque nos han acompañado en este proceso desde antes de que Elisa naciera y siento que están acompañándonos en su crecimiento.

Mi mamá dice que yo también hablé muy rápido, como a los 10 meses, y aunque no hemos hecho esfuerzos extraordinarios por enseñarle, quizá influye el hecho de que está rodeada de adultos que le hablamos todo el tiempo, y que ve videos donde a cada rato repite colores, números y canciones que se le van quedando y la ayudan a aprender.


¿Qué será de ella cuando entre al kínder? Casi no convive con niños y no sé cómo vaya a reaccionar, si se va a aburrir, si va a llorar, si le va a gustar; y aunque todavía falta un par de años para eso, me muero de curiosidad por verla en su fase de estudiante.


Con su alimentación, ahí vamos: le ofrezco platos más variados, cantidades mayores de proteínas, frutas, verduras y cereales, sus colaciones, y ya la siento más pesada, aunque todavía no la hemos vuelto a pesar, pero yo creo que sí está comiendo mejor y que se verá reflejado en la báscula.


Aunque a diario trato de cuidar mucho este aspecto, así como de darle sus vitaminas o suplemento dependiendo lo que le toque, cepillarle los dientes tres veces al día y llevar una rutina saludable, hay días en que cuesta más que otros y las carreras lo impiden, pero trato de tranquilizarme pensando que está bien, que un día no define mi maternidad y que al otro día podré intentar mejorar.


Es que una de las tarea más agotadoras de ser mamá es precisamente eso, el estar constantemente preocupada por estarlo hacerlo bien o no, por las críticas, por no estarla regando... y por sentirte culpable cuando sabes que las cosas se te salen de las manos.


Pero al final del día, todas hacemos lo que consideramos que es mejor por nuestro bebé, todas luchamos por ellos y hacemos las cosas con la mejor intención, siempre tratando de poner su bienestar por encima de todo y de no morir en el intento. Ánimo mamás, lo estamos haciendo bien, y siempre podemos hacerlo aún mejor al siguiente día.

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